Del barco secreto al Gran Palacio del Pueblo: 90 años de Congresos del PCCh

  • Mucho han cambiado las tornas entre el actual XVIII Congreso del Partido Comunista de China, rodeado de grandes ceremonias y seguido por los medios de todo el mundo, y el que hace 90 años fundó el partido, celebrado clandestinamente en un barco.

Antonio Broto

Pekín, 13 nov.- Mucho han cambiado las tornas entre el actual XVIII Congreso del Partido Comunista de China, rodeado de grandes ceremonias y seguido por los medios de todo el mundo, y el que hace 90 años fundó el partido, celebrado clandestinamente en un barco.

En contraste con los 2.268 delegados actuales reunidos en el Gran Palacio del Pueblo, una docena de jóvenes idealistas, entre ellos un Mao Zedong de 28 años, se hicieron pasar por universitarios en viaje de estudios, y en la casa de uno de ellos en la concesión francesa de Shanghái iniciaron el Primer Congreso del Partido, en 1921.

Participaron en aquel congreso dos miembros de la Comintern, el ruso Vladimir Neumann y el holandés Henk Sneevliet, y a lo largo de seis días, entre el 23 y el 29 de julio, los jóvenes revolucionarios se sumaron a la Internacional Comunista y crearon un partido que nacía con 56 miembros, frente a los 82 millones actuales.

El Congreso tuvo que mudarse en su última jornada, ya que la Policía francesa descubrió su actividad clandestina y dictó una orden de detención contra ellos, por lo que los delegados viajaron al cercano lago de Nanhai para firmar allí, en un barco de recreo que les hiciera pasar como turistas, la fundación del PCCh.

La casa de los primeros días de reunión (hace 90 años en las afueras de la ciudad, hoy rodeada de rascacielos y situada en una de las zonas de restaurantes y tiendas más exclusivas de Shanghái) es un museo que, visitado cada día por miles de turistas, rinde honores a aquella docena de pioneros, especialmente a Mao.

En aquella década de los 20, el recién nacido PCCh celebraría cinco congresos más (1922, 1923, 1925, 1927 y 1928), caracterizados por las luchas internas en el partido entre comunistas y anarquistas que causaron las primeras "purgas", a la manera de los partidos homólogos en Europa.

La sede del Congreso cambió casi continuamente aquellos años, debido al inicio de la persecución contra los comunistas que lanzó el gobernante Partido Kuomintang de Chiang Kai-shek, por lo que hubo cónclaves en Cantón (sur), Wuhan (centro) y hasta en Moscú, donde se celebró la sexta edición, la única que ha habido fuera de China.

Mao no estaba en aquel Congreso en el exilio, pero sí el que sería después su mano derecha en la República Popular fundada 20 años después, Zhou Enlai, quien viajó a la capital soviética disfrazado de anticuario y se erigió como otro de los destacados líderes de una formación que ya tenía entonces 40.000 miembros.

Diecisiete años pasaron hasta el siguiente congreso, celebrado en 1945 en Yanan (norte), el lugar donde las guerrillas maoístas se habían hecho fuertes tras la Larga Marcha de los años 30 y donde Mao se consolidó como el principal dirigente de un partido entonces muy militarizado, en lucha contra el KMT y Japón.

El VIII Congreso, en 1956, ya se celebró en el nuevo régimen fundado por Mao tras vencer en la guerra civil al KMT en 1949, y desde entonces hasta ahora todos estos cónclaves se han celebrado en Pekín, que hasta entonces no había acogido ninguno. El PCCh llegaba entonces por primera vez a los 10 millones de adeptos.

Con el Gran Timonel en el poder, la frecuencia de los congresos disminuyó, y el siguiente llegaría 13 años después, en 1969, ya en plena Revolución Cultural, por lo que en esa caótica reunión, que estuvo a punto de suponer el fin del Partido, se produjo una de las mayores purgas de la historia del PCCh.

Deng Xiaoping fue el gran perjudicado, aunque regresaría al poder en el XI Congreso de 1977, el primero tras la muerte de Mao un año antes.

Desde la edición de 1977 se decidió organizar los Congresos siempre cada cinco años, en un intento de crear una nueva imagen del Partido con cambios de poder más frecuentes y sin cultos a la personalidad como el que Mao protagonizó en sus últimos años.

En 1992 se celebró el XIV Congreso, primero tras la matanza de Tiananmen y la caída del bloque socialista en Europa: en él, un Partido sordo a los cambios ideológicos en Occidente consolidó al frente de la formación a Jiang Zemin, quien ya había ascendido a secretario general del PCCh tras las turbulencias de 1989.

En la cúpula salida de aquel Congreso ya figuraba Hu Jintao, el hombre que en el XVI Congreso de 2002 tomó las riendas de China y que el próximo jueves dejará, en favor de Xi Jinping, su puesto al frente de un Partido que comenzó su existencia sobre aguas lacustres, en una calurosa noche de 1921.

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