El cine, una clave más para entender el conflicto vasco

  • Eterio Ortega y Elías Querejeta han puesto hoy punto y final al curso "El terrorismo de ETA a través del cine español" de El Escorial, en el que algunos de los cineastas han considerado a esta disciplina como un elemento que ha contribuido a entender el conflicto vasco.

San Lorenzo del Escorial (Madrid), 20 jul.- Eterio Ortega y Elías Querejeta han puesto hoy punto y final al curso "El terrorismo de ETA a través del cine español" de El Escorial, en el que algunos de los cineastas han considerado a esta disciplina como un elemento que ha contribuido a entender el conflicto vasco.

El curso, dirigido por el periodista y escritor cinematográfico Fernando Lara y organizado en el marco de los cursos de verano de la Universidad Complutense en El Escorial, ha analizado a lo largo de toda la semana la visión del cine sobre la existencia de ETA ahora que ha cesado la actividad armada de la banda terrorista.

Imanol Uribe, Mario Camus, Manuel Gutiérrez Aragón, Jaime Rosales, Ana Díaz, Elías Querejeta o Eterio Ortega son algunos de los realizadores y directores de cine que han pasado por el aula para comentar películas suyas en las que se abordaba el problema terrorista, como la realizada por los dos últimos, "Al final del túnel", la última de las cintas proyectada hoy en el aula.

En este largometraje documental estrenado en 2011, con Eterio Ortega como director y Elías Querejeta como promotor, se recoge el final de la violencia de ETA y los momentos anteriores a la declaración de ETA del ceseo definitivo de su actividad armada del 20 de octubre.

La cinta recoge exclusivamente el punto de vista "nacionalista" del conflicto visto desde diferentes ángulos aunque su principal virtualidad es el testimonio, por primera vez en el cine, de dos miembros de ETA: Kepa Picabea, dirigente de ETA en los años ochenta, detenido en Francia en 1994 y condenado en España a 192 años de cárcel por una veintena de asesinatos, y Juan Karlos Ioldi, ex terrorista de la banda que pasó dieciséis años en prisión.

Según Querejeta, la cinta es un reflejo de "cómo estaba todo abocado a que se produjera la declaración de abandono definitivo de las armas por parte de ETA", y muestra una realidad: la de alguien que decide coger las armas "porque cree que está en posesión de la verdad, lo que da lugar a esta forma de salvajada".

Para el realizador vasco, es la "presión social" continuada la que lleva a la organización terrorista a abandonar definitivamente la violencia a partir de un "momento clave", como fue asesinato del concejal del PP Miguel Ángel Blanco, un momento que el propio Kepa Picabea describe como "muy duro" para muchos de los miembros de la banda por la constatación del rechazo social a sus planteamientos y su propia percepción de que ese no era el camino a seguir.

"Lo importante de la actitud de Kepa en esta cinta es que, de alguna manera, está pidiendo ser perdonado", aseguró hoy Querejeta, mientras que Eterio Ortega reconoció que durante el rodaje llegó a "empatizar" con este personaje, "tan alejado" de su forma de entender la realidad.

En su opinión, la película viene a constatar que a muchas de las personas implicadas en este mundo "la vida les ha ido llevando a un camino que ha condicionado toda su existencia", y los testimonios de los dos ex etarras en los que confían en que sus hijos no sigan sus pasos muestran una ruptura con la etapa anterior, en la que la lucha pasaba en numerosas ocasiones de padres a hijos.

Para el director de la cinta, el "detonante" del fin de ETA ha sido "claramente" el cambio producido en la sociedad vasca, en la que -dijo- "había mucho miedo", aunque consideró que "todo ayuda" y que muchos otros elementos, como el cine, han contribuido a dar una visión complementaria al conflicto.

"Las armas te dejan heridas que nunca cicatrizan. Yo llevaré esto hasta el cementerio", dice Kepa Picabea al final de la película, en la que su interés por transmitirle a su hijo la necesidad de combatir las injusticias "sin coger las armas" supone un mensaje de esperanza para un futuro aún incierto.

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