Javier Gutiérrez: "El público ha perdido el miedo a ver cine español"

  • Manuel Carretero.

Manuel Carretero.

Madrid, 19 oct.- Javier Gutiérrez, el entrañable Satur de "Águila Roja", ha logrado salir del "eterno problema del encasillamiento" por la puerta grande, con el premio al mejor actor del Festival de San Sebastián por "La isla mínima", cinta con la que se confirma que "el público ha perdido el miedo a ver cine español".

El comisario oscuro y violento de "La isla mínima" dista mucho del pícaro escudero del siglo XVII que acompaña al Águila Roja de la serie de TVE, pero el actor asturiano confiesa en una entrevista con Efe que siente que "inconscientemente" se ha estado preparando para él toda su vida, "para dar el do de pecho y estar a la altura".

Gutiérrez, nacido en 1971 en Luanco (Asturias) y criado en Ferrol (A Coruña) está de gira por España con la obra de teatro "Los Mácbez", una revisión del clásico de Shakespeare en la que comparte escenario con Carmen Machi, y acaba de terminar el rodaje de la película "El desconocido", junto a Luis Tosar.

Pero la sombra de la televisión es alargada, y en un recorrido por el centro de Madrid para presentar el libro "El siglo de Águila Roja" (Planeta), el público le para y el pide autógrafos al grito de "!Satur!", que el atiende con la amabilidad de quien es consciente de que la serie lleva años "colándose en millones de salones de españoles".

Reconoce que esta popularidad también le ha acercado en ocasiones al "eterno problema del encasillamiento, aunque por fortuna hay productores y directores que ven más allá del personaje al que a uno tratan de encasillarle".

En su caso, el cineasta Alberto Rodríguez ("Grupo 7") le llevó con "La isla mínima" a la época de la Transición como un comisario franquista y violento, al que supo dotar de las "aristas" necesarias para "humanizarlo".

Un papel que ha abordado tal vez en su mejor momento como actor, tras un larga trayectoria en cine y también en teatro, medio este último en el que consiguió el Premio Max de las Artes Escénicas al Mejor actor en 2009 por la obra "Argelino, servidor de dos amos".

"Cuando le llega a uno un papel de este calibre, con guion y una producción modélica, uno tiene que estar a la altura y creo que me he estado preparando inconscientemente para él durante toda mi carrera", apunta, y señala que ser actor es una carrera de fondo, sobre todo en España.

"En este país pueden elegir muy poquitos, y yo no estoy entre los elegidos para elegir", remacha.

Ahora su trabajo es uno de los más vistos en los cines gracias al éxito de taquilla de "La isla mínima" y otras cintas españolas, como "Torrente. Operación Eurovegas", y "El Niño", que copan casi el 70 por ciento de la taquilla española.

"Este año se ha dado la paradoja de que el público, a rebufo de 'Ocho apellidos vascos', ha perdido el miedo a ver cine español", apunta el actor, para quien la producción nacional "despliega un abanico de géneros y talentos de los que el Ministerio de Cultura debería tomar nota".

El protagonista de "La isla mínima" no cree que la crisis "agudice el ingenio", y añade: "Aquí siempre ha habido muy buen cine, igual que muy malo, como ocurre en todas las industrias, pero en cada temporada se han salvado un buen puñado de películas".

La vida de los cómicos ha mejorado mucho "afortunadamente" desde la época de los corrales de comedia que muestra "El siglo de Águila Roja", uno de los aspectos que más le ha interesado de esta novela histórica firmada por José Ángel Mañas, aunque el actor señala que hoy día le preocupa la Ley de Propiedad Intelectual, "con la que se que coartan los derechos de los artistas, autores y creadores".

"Es un suma y sigue al expolio cultural y al maltrato sistemático del Gobierno, al que no le interesa absolutamente nada cultura, solo la economía y cuadrar sus números", concluye el actor.

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