José Aguilera se lleva el III certamen sin caballos "Camino hacia Las Ventas"

  • El alumno de la escuela de Colmenar Viejo José Aguilera cortó una oreja, proclamándose triunfador de la III edición del certamen "Camino hacia Las Ventas", cuya final tuvo lugar hoy en la Monumental madrileña, y en la que Jaime Rodríguez, que también "tocó pelo", resultó herido.

Javier López

Madrid, 5 oct.- El alumno de la escuela de Colmenar Viejo José Aguilera cortó una oreja, proclamándose triunfador de la III edición del certamen "Camino hacia Las Ventas", cuya final tuvo lugar hoy en la Monumental madrileña, y en la que Jaime Rodríguez, que también "tocó pelo", resultó herido.

FICHA DEL FESTEJO.- Erales de Jandilla, el cuarto marco con el hierro de Vegahermosa y el quinto lidiado como sobrero, armónicos de hechuras, agradables por delante y de juego desigual. Destacaron por su dulce calidad, primero, tercero y sexto; manso y "rajadito", el segundo; con genio y difícil, el cuarto; y a menos el quinto.

Jaime Rodríguez, de la escuela taurina de Moralzarzal: estocada (oreja); y pinchazo saliendo cogido y nueve descabellos (ovación tras aviso).

Alejandro Gardel, de la Fundación "El Juli", de Arganda del Rey: seis pinchazos, casi entera y cuatro descabellos (ovación tras dos avisos); y media que escupe, casi entera contraria y atravesada, y cuatro descabellos (ovación tras aviso).

José Aguilera, de la escuela taurina de Colmenar Viejo: estocada (oreja con petición de la segunda); y dos pinchazos y casi entera perpendicular y (ovación tras aviso).

En la enfermería fue operado Jaime Rodríguez de "cornada en tercio medio, cara anterior del muslo derecho con dos trayectorias: una hacia arriba de 15 centímetros que produce destrozos en músculo cuádriceps y otra hacia abajo, también de 15 centímetros. Pronóstico menos grave. Trasladado a la clínica Virgen del Mar de Madrid.

La plaza tuvo un cuarto largo de entrada en mañana soleada.

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MAÑANA DE FIRMES PROMESAS

Jaime Rodríguez hizo que la mañana no pudiera comenzar mejor, al cortar una oreja del que abrió plaza, un eral de Jandilla noble y con calidad, con un gran pitón izquierdo, por donde se desplazó con profundidad, al que el pupilo de la Escuela de Moralzarzal cuajó una faena voluntariosa, con dos buenas tandas al natural, y finiquitada a la primera con la espada.

Más solvente y, sobre todo, capaz anduvo Rodríguez con el cuarto, un eral complicado por el genio que desarrolló y por la manera tan brusca de soltar la cara. Buena imagen del joven aspirante, que hizo el esfuerzo para mostrarse por encima de lo que tenía delante, cobrando dos volteretas en el epílogo, y una tercera más entrando a matar que le caló en la cara interna del muslo derecho.

Con un torniquete puesto en la pierna herida, Rodríguez se atascó con el descabello, quedando todo al final en una gran ovación, que saludó antes de pasar por su propio pie a la enfermería.

Alejandro Gardel mostró bien pronto su sello en el cadencioso y sabroso recibo capotero a su primero, un astado más desagradecido que el anterior en la muleta por su "rajada" condición, motivo por el que la faena, que contó con algún pasaje aislado de calidad, no tuvo la continuidad deseada. Con la espada estuvo muy desacertado, dando tiempo a que sonaran dos avisos.

Con el sobrero que hizo quinto se desquitó Gardel al recetar los mejores muletazos de la mañana, gracias a un toreo solemne, templado y de extraordinaria naturalidad sobre ambas manos. Faena, sin embargo, a menos también porque el eral acabó apagándose antes de tiempo, pero todo lo que le hizo Gardel durante su labor tuvo importancia, excepto con la espada, con la que volvió a fallar.

Con una larga en el tercio saludó José Aguilera al tercero de la mañana, con el que se gustó, además, en los lances posteriores a la verónica. El eral embistió con muy son, y el de Colmenar Viejo mostró muy buenas maneras, toreando con mucho reposo y prestancia con la zurda, mano sobre la que argumentó una importante faena, bien abrochada con los aceros. Cortó una merecida oreja.

El sexto fue otro buen novillo, y aquí volvió a verse a un Aguilera muy dispuesto, interpretando el toreo con gusto y limpieza, en muletazos templados y ligados sobre la diestra, muy bien compactados. Un final por manoletinas puso fin a una labor maciza en lo artístico, pero diluida a última hora con los aceros.

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