Médicos sin Fronteras inicia en Tarragona campaña de "Ciudades sin fronteras"

  • "La tragedia es diversa y se disfraza con muchas caras, pero es una sola y, para atenderla, para nosotros no existen fronteras, y del mismo modo invitamos a los tarraconenses a ser ciudadanos sin ellas", resume Patricia Boadas, delegada de Médicos Sin Fronteras (MSF) de Cataluña, Aragón y Baleares.

Esther Celma

Tarragona, 22 mar.- "La tragedia es diversa y se disfraza con muchas caras, pero es una sola y, para atenderla, para nosotros no existen fronteras, y del mismo modo invitamos a los tarraconenses a ser ciudadanos sin ellas", resume Patricia Boadas, delegada de Médicos Sin Fronteras (MSF) de Cataluña, Aragón y Baleares.

Desde mañana domingo y hasta el 6 de abril, MSF organiza "Tarragona sin fronteras", una batería de actos para explicar la labor humanitaria, siempre complicada y en condiciones extremas, de las personas que asisten a otras y acuden adonde los demás huirían o no sabrían qué hacer.

"Tarragona sin fronteras" quiere acercar a los tarraconenses el trabajo de MSF en más de 70 países de todo el mundo a través del relato directo de los propios voluntarios, de exposiciones, mesas redondas, docucharlas y debates y poner, sobre todo, el foco en las personas ignoradas, silenciadas, invisibles.

Una ruta por el trabajo humanitario que empezará mañana a las 11 de la mañana en la plaza de la Font, donde se ha instalado una garita como las que usa sobre el terreno la organización humanitaria, que actuará como punto de información de la campaña (de 11 a 14 y de 17 a 20 horas).

Más de la mitad de los proyectos de MSF se despliegan en zonas en guerra, conflictos o pos-conflictos armados; todos de gran inestabilidad interna y "los servicios secretos se hacen pasar por periodistas o por voluntarios, lo que aún complica más las cosas", señala el periodista humanitario Javier Sancho.

Sancho forma equipo con el fotoperiodista Juan Carlos Tomasí y juntos recorrieron algunas de las zonas más desesperanzadas del planeta de la mano de MSF, guiando en cada viaje a un escritor de renombre para una serie de ocho reportajes que publicó "El País Semanal".

El edifico M2 del Espacio Tabacalera de Tarragona expone "Testigos del olvido", 80 fotografías con textos seleccionados de ese recorrido que se inicia por "El Corazón de las Tinieblas", el título que quiso dar Mario Vargas Llosa a su experiencia en la República del Congo en homenaje a la novela de Joseph Conrad.

"Nos quedamos atrapados en una aldea, venía la guerrilla y por un momento pensamos que pasaríamos a la historia por ser los dos tipos que provocaron la muerte del escritor", revela Sancho con la naturalidad del que ya ha visto mucho mundo y aún conserva la mirada fresca.

La situación se resolvió, casual y felizmente, bien, aunque por si acaso periodista, fotorreportero y escritor se bebieron juntos una botella de vino del Priorat que les habían regalado unos cascos azules chilenos, después de invitarles a un asado.

La exposición relata un inframundo que, pese a su atrocidad y violencia, no puede someter a la dignidad ni a la esperanza, en el que asoma el rostro auténticamente humano por entre lo absurdo, lo bestial, el sinsentido de la brutalidad de miles de personas condenadas a malvivir.

Llama la atención la mirada resuelta de las mujeres somalís refugiadas en el Yemen, proscritas por los yemeníes por mostrar demasiada piel -solo el rostro- y demasiado oscura.

Pese a ser tratadas como seres inferiores y abocadas a la prostitución para mantener a sus hijos y a ellas mismas, se agarran a su firme creencia de ser las descendientes de la poderosa reina de Saba, relata Sancho.

Otra imagen puramente humana son las abuelas de Zimbabue -un país vampirizado por el sida-, que crían contra viento y marea a sus nietos huérfanos, muchos de ellos infectados, en un ambiente tan enfermo que la periodista argentina Leila Guerreiro lo llamó "Un país que se desangra".

Se narra, en esta sala apacible de Tarragona, una pequeña, minúscula parte de lo que es vivir en medio del caos y de la emergencia y de cómo, por mucho que se haga, nunca es suficiente y siempre queda algo por hacer.

Los que ayudan sobre el terreno no dan abasto porque se multiplican las emergencias, las catástrofes naturales y artificiales, los conflictos, las personas que sufren, pero al menos "intentamos dar voz a quien no la tiene", define Boadas.

"Tarragona sin fronteras" abre mañana diez días de actividades y Boadas invita a los tarraconenses a "participar, a acercarse a ver qué hacemos, a preguntarnos, a conocer de primera mano nuestra labor" y, sobre todo, "a convertirse en ciudadanos sin fronteras".

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