3 soldados de misión internacional y un civil mueren en un ataque en Somalia

  • Tres soldados de la Misión de la Unión Africana en Somalia (Amisom) y un civil murieron hoy durante un ataque contra el cuartel general de la misión, situado cerca del aeropuerto de Mogadiscio, por parte del grupo islamista radical Al Shabab, informaron fuentes oficiales.

Mogadiscio, 25 dic.- Tres soldados de la Misión de la Unión Africana en Somalia (Amisom) y un civil murieron hoy durante un ataque contra el cuartel general de la misión, situado cerca del aeropuerto de Mogadiscio, por parte del grupo islamista radical Al Shabab, informaron fuentes oficiales.

El ataque, ocurrido alrededor de las 14.30 hora local (11.30 GMT), se produjo después de que miembros de la milicia islamista, algunos de los cuales "vestían uniformes del Ejército somalí", según un comunicado de la Amisom, accedieran al recinto en tres vehículos y con identificaciones falsas.

Una vez dentro, comenzaron a disparar y a lanzar explosivos, tras lo cual las fuerzas de la Amisom respondieron al ataque y, después de unos 40 minutos de fuego cruzado, pudieron controlar la situación.

Durante el tiroteo, "tres soldados de la Amisom y un contratista civil desafortunadamente perdieron la vida", señala la nota, que agrega que cinco miembros de Al Shabab también murieron y otros tres fueron detenidos.

Previamente, fuentes de la misión que presenciaron los combates habían informado a Efe de que al menos 21 miembros de Al Shabab habían muerto.

La base de la Unión Africana se encuentra en un extremo del aeropuerto internacional de Mogadiscio, que cuenta con un amplio perímetro de seguridad y se utiliza como centro de operaciones para todas las agencias de la ONU que trabajan en Somalia.

A principios de mes, la explosión de un coche bomba causó al menos seis muertos en las inmediaciones del aeropuerto al paso de un convoy de las Naciones Unidas y el Gobierno somalí, aunque ninguno de sus ocupantes resultó herido.

Estos últimos ataques demuestran que la muerte del líder de Al Shabab, Ahmed Abdi Godane, el pasado mes de septiembre, no ha conseguido descabezar a la milicia islamista y que sigue muy activa a pesar de los continuos intentos del Gobierno somalí y de la comunidad internacional para acabar con ella.

Además de la confrontación militar directa, de la que se encargan los 22.000 soldados de Burundi, Yibuti, Etiopía, Kenia y Uganda desplegados en el país, los esfuerzos de las Naciones Unidas y de las autoridades de Somalia se centran en aspectos económicos y logísticos para mermar al grupo.

En octubre pasado, el presidente de Somalia, Hasan Sheij Mohamed, amplió dos meses el periodo de amnistía que su Gobierno puso en marcha para que todos los miembros de Al Shabab que lo desearan pudieran entregar las armas sin miedo a represalias.

Hasta ese momento, alrededor de 545 miembros del grupo se habían entregado, según informó entonces la Iniciativa Barbaar, una agencia internacional dedicada a la reinserción de ex combatientes.

También en octubre el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas aprobó nuevas medidas para intentar atajar las vías de financiación más importantes de Al Shabab: el carbón vegetal, que es sacado en barcos desde varios puertos somalís y cuya exportación es ilegal.

La resolución de la ONU, que fue apoyada por todos los miembros del Consejo excepto Rusia y Jordania, incluía nuevos mecanismos para evitar que el grupo islamista siga recibiendo armas y prorrogaba por otro año la misión de la Unión Africana.

Sin embargo, hasta el momento todas estas iniciativas han tenido un éxito relativo y, a pesar de los múltiples pronósticos de que Al Shabab iba a dejar de existir después de la muerte de Godane, lo cierto es que su sucesor, Ahmed Omar, ha logrado reorganizar el grupo y evitar su desaparición.

De esta forma, Al Shabab, que lucha por instaurar un estado islámico radical en Somalia, prosigue con su larga campaña de terror que en los últimos años ha costado la vida a miles de personas tanto en Somalia como en Kenia, país en el que ha atentado varias veces este año.

El Gobierno de Somalia se ha mostrado incapaz de dejar de lado las diferencias políticas y tribales para hacer frente a la amenaza islamista y hace poco más de una semana nombraba a un nuevo primer ministro, el décimo en los últimos diez años.

El nombramiento del hasta entonces embajador de Somalia en Estados Unidos, Omar Abdirashid Ali Sharmarke, fue precedido por un amplio respaldo del Parlamento y supone un nuevo intento para lograr un Ejecutivo estable que pueda luchar contra Al Shabab y preparar las elecciones que se celebrarán en 2016.

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