Kerry viaja a Ginebra para intentar salvar el alto el fuego en Siria

El secretario de Estado estadounidense, John Kerry, viajaba este domingo a Ginebra para intentar salvar urgentemente el alto el fuego en Siria mientras la ciudad de Alepo sigue siendo blanco de mortíferos bombardeos.

Tras los bombardeos durante la noche, perpetrados tanto por el régimen como por los rebeldes, los habitantes de Alepo seguían encerrados en sus casas y desconfiaban del leve intervalo entre ataques del domingo por la mañana, según un corresponsal de la AFP.

Decenas de vecinos de las zonas controladas por los rebeldes habían huido el sábado de los intensos ataques aéreos del régimen en la ciudad, la segunda más importante del país y ahora principal campo de batalla de la guerra civil.

A nivel internacional, con las negociaciones de paz que penden de un hilo tras las constantes violaciones de la tregua en vigor desde el 27 de febrero, John Kerry viajará a Ginebra para reunirse con el enviado especial de la ONU para Siria, Staffan de Mistura, y sus homólogos saudí, Adel al Jubeir, y jordano, Naser Judeh. Con ellos abordará el alto el fuego y la transición política de un país destrozado por una guerra que ha causado más de 270.000 muertos desde 2011.

El alto el fuego, auspiciado por Washington y Moscú, que respaldan bandos opuestos en el conflicto, saltó por los aires tras los sangrientos bombardeos que el régimen de Bashar al Asad lleva a cabo contra Alepo desde el 22 de abril.

El jefe de la diplomacia estadounidense mantuvo el viernes y el sábado conversaciones telefónicas con De Mistura y con el coordinador de la oposición siria, Riad Hijab, a quienes expresó que "el fin de la violencia en Alepo y el retorno a un cese duradero (de las hostilidades) son la primera de las prioridades".

Kerry pidió de nuevo a Rusia que presione al régimen sirio para que "cese sus violaciones del alto el fuego, especialmente sus ataques aéreos indiscriminados en Alepo".

Pocas horas antes, Rusia, aliado de Asad en su combate contra los rebeldes y los yihadistas, afirmaba que no pediría a Damasco dicho cese porque se trata de "una lucha contra la amenaza terrorista".

El sábado, unos 30 bombardeos del régimen cayeron sobre los barrios rebeldes y causaron diez muertos, entre ellos dos niños, según la defensa civil.

El mismo día, decenas de familias huían del barrio de Bustan al Qasr, blanco de bombardeos desde hace días. Algunas se refugiaban en zonas más seguras, otras abandonaban la ciudad por la carretera del Castello, la única salida posible, muy peligrosa por el riesgo de emboscadas.

Desde el 22 de abril, más de 246 civiles murieron en los bombardeos y ataques del ejército y de los rebeldes.

El régimen de Al Asad se ensaña contra Alepo porque "quiere provocar el éxodo de sus habitantes en vista de una ofensiva militar", estima la oenegé Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH).

El domingo por la mañana, no se oía ningún bombardeo en las zonas rebeldes de Alpeo, según un corresponsal de la AFP, pero las calles permanecía desérticas por miedo a nuevos ataques.

Varios bombardeos fueron sin embargo registrados en Layramun, un suburbio rebelde en la periferia norte de la ciudad.

Como reacción a la tragedia de Alepo, la etiqueta "#AleppoIsburning" fue difundida de forma masiva en las redes sociales para hacer una llamado de solidaridad en varios países del 30 de abril al 7 de mayo.

Para Anas al Abdeh, jefe del Alto Comité de Negociaciones (ACN), que reúne a la oposición en el exilio, las posibilidades de llegar a una solución política están en peligro a menos que la comunidad internacional presione al régimen para que cese los bombardeos contra Alepo.

"Al régimen no le interesa ni una solución política ni el cese de las hostilidades", declaró en Estambul, estimando que le tocaba a Estados Unidos intentar salvar el proceso de paz en Ginebra.

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