Lo ha explicado el arzobispo de Génova y presidente del Consejo de Conferencias Episcopales de Europa, Angelo Bagnasco, antes de participar en las conclusiones del encuentro y en una atención con los medios, en que ha remarcado que este encuentro es un "camino preparatorio" para el encuentro del próximo año, aunque no solo.
Bagnasco, que este jueves pronunció una homilía en una misa en la Sagrada Familia de Barcelona, ha destacado el papel de los jóvenes en la Iglesia, y ha remarcado que Europa sigue siendo un "continente grandioso por su historia, su belleza" y raíces cristianas.
En sus palabras en la basílica dedicada por el papa Benedicto XVI, destacó: "La familia es una escuela de humanidad y de fe, el primer gimnasio de virtudes humanas y cristianas, donde se aprende a amar y ser amado, para tener confianza en nosotros mismos, en los demás, en la vida".
El simposio ha acogido 200 participantes con un peso destacado de las delegaciones de juventud de la diócesis de Europa, y ha servido para realizar aportaciones y elaborar documentos de trabajo para el encuentro de obispos en el que se debatirá sobre los desafíos de los jóvenes y su acompañamiento en la Iglesia.
El secretario general de la Conferencia Episcopal Europea, Duarte da Cunha, ha explicado: "Los jóvenes son decisivos para la vida de la Iglesia y de la sociedad. Poseen numerosos dones que desean compartir y que es necesario valorizar: dedicación, creatividad, generosidad, deseo de conocer al otro y acogerlo".
Según Da Cunha, la vida de un acompañante de los jóvenes no debe ser perfecta, sino que debe mirar a Dios y vivir con compromiso la realidad presente.
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