La nueva hoja de ruta de Greta Thunberg: descansar en Lisboa y continuar el jueves

La joven activista Greta Thunberg
La joven activista Greta Thunberg
EFE

Greta Thunberg, la adolescente sueca convertida en un símbolo mundial de la lucha contra la emergencia climática, llegó ayer a Lisboa en medio de una gran expectación. Atrás quedan 21 días de una dura travesía por el atlántico norte en un velero incomunicada del mundo y junto a su padre, Svante, los dueños del barco -una joven pareja australiana de youtubers y su bebé- y la experta navegante británica Nikki Henderson. Reconoce que el primer día se mareó, pero solo ese. Todo por alcanzar su meta: alzar la voz en la XXV Conferencia del Cambio climático de la ONU que se está celebrando Madrid. 

Su hoja de ruta para exigir a los líderes de la COP25 que escuchen a la ciencia y hagan "todo lo que puedan" para luchar por el planeta la ha llevado  hasta la capital portuguesa desde Virginia. A EEUU llegó a principios de septiembre en el 'Malizia', un barco ecológico del príncipe Pierre Casiraghi para asistir a la Cumbre de Acción Climática en Nueva York. Desde allí pensaba llegar a Chile, donde se iba a celebrar una cumbre que se ha montado a contrarreloj en la capital de España. Ahora su meta es Madrid y aunque en un principio parecía que llegaría hoy mismo, hizo un cambio de guión de última hora. Ella misma reconoció nada más pisar tierra en Lisboa que descansaría un poco más de lo previsto (de unas horas a dos días), cargará las pilas y estudiará los actos de la Cumbre de Madrid para ver en cuál puede aportar más. Lo que sí parece claro es que estará en la concentración convocada para el próximo viernes en la capital del mundo donde el planeta grita SOS. 

Pero hasta llegar allí falta por saber cómo continuará su odisea. Desde el muelle asegura que no quiere dar lecciones a nadie pero siempre busca formas de desplazarse más respetuosas con el planeta. Mientras, en el cielo, se suceden los aviones que se dirigen al aeropuerto de la ciudad. Muchas fueron las formas de viajar desde Lisboa a Madrid con las que se especuló. La opción que parece más posible es que Greta Thunberg se suba al tren-hotel Lusitania de Renfe. El viaje son algo más de  de 10 horas y durante el trayecto se hacen hasta 17 paradas. 

Eso sí, Greta se subió al catamarán para esquivar la contaminación del avión, pero en este caso hay un trayecto en las vías que no está aún electrificado y de ese tren tirará una locomotora diésel que poco colabora contra el cambio climático. Aún así, parece el favorito porque si decidiera coger el tren diurno que también parte de la estación Santa Apolónia tendría por delante más tiempo de viaje y dos cambios de trenes (también con locomotora diésel). Mucho se ha hablado de que Greta se subiera a un coche eléctrico para el trayecto, pero la opción parece quedar descartada pese a la oferta del gobierno de Extremadura.

Ahora falta por esclarecer la agenda definitiva  de esta joven que denuncia que "ningún país del mundo está haciendo lo suficiente". Ayer por la tarde se la vio pasear por las calles de la capital portuguesa. Hasta allí llegó Greta con su ya mítico cartel de 'Huelga escolar por el clima', que la acompaña desde hace casi un año, cuando comenzó a manifestarse cada viernes ante el Parlamento de Suecia. Su gesto dio lugar al movimiento Jóvenes por el Clima que en todo el mundo se han ido sumando a la reclamación de exigencia de acción climática a todos los Gobiernos. Los jóvenes "estamos enfadados y frustrados y es por una buena razón. Dejen de darnos motivos para enfadarnos", reclamó la joven desde el muelle de Santo Amaro donde confió en que "los líderes mundiales" reunidos en la capital española "perciban finalmente la urgencia".

Esas fueron algunas de sus advertencias a "los que mandan" a escasos metros del catamarán. Para escapar de toda la prensa concentrada a su llegada se subió a un coche eléctrico facilitado por el Ayuntamiento de Lisboa rumbo a su hotel. "¡Cambio de escenario! Probablemente parezco un poco borracha, tambaleándome por las bonitas calles de Lisboa con mis piernas habituadas al mar. Ahora pasaré un par de días saliendo de la roca bajo la que he vivido las tres últimas semanas, intentando ponerme al día con el mundo", escribía ayer la activista. Junto a ella su padre, un actor  que lo dejó todo por acompañar a su hija. En Suecia vive la madre, una conocida cantante que ha dejado escenarios para ocuparse de la hija pequeña que ha decidido que su causa será el feminismo y la música.

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