Los veteranos de la yihad, una amenaza a largo plazo

  • Son decenas de miles, de ahí que aunque el grupo Estado Islámico (EI) sea derrotado, los extranjeros curtidos en la yihad y formados en sus filas representarán una amenaza para el mundo a largo plazo, estiman los expertos.

Estados Unidos estima que hay al menos 30.000 procedentes de un centenar de países. O sea bastantes más que los 10.000 a 20.000 islamistas radicales que pasaron entre 1996 y 2001 por los campos de entrenamiento de la yihad en Afganistán, algunos de ellos montados por Osama bin Laden.

Tras la caída del régimen de los talibanes, que los protegían, los llamados "árabes afganos" se diseminaron, exportando a muchos países su ideología radical.

"Bastante tiempo después de la derrota de Dáesh (acrónimo en árabe del EI), el mundo entero pagará los años de ceguera durante los cuales se dejó crecer al monstruo yihadista a las puertas de Europa", advierte Jean-Pierre Filiu, experto en movimientos yihadistas.

"Con al menos 5.000 yihadistas de todas las nacionalidades (europeas) enrolados en Dáesh, los países de Europa son por supuesto los más afectados", explica.

"Responder únicamente con (políticas de) seguridad, por legítimo que sea, no bastará. Habrá que establecer programas específicos para los disidentes o desertores de Dáesh, aunque sólo sea para neutralizar a través de ellos a sus antiguos compañeros de armas", añadió.

El autoproclamado jefe del EI, Abu Bakr al Bagdadi conquistó extensas zonas a caballo entre Siria e Irak y declaró un "califato" hacia el que convergieron voluntarios. Una ofensiva que puede haber sembrado décadas de revueltas yihadistas.

Francia y Estados Unidos han prometido destruir al EI pero cuando lo consigan "asistiremos a una fragmentación del núcleo central", asegura Mathieu Guidère, profesor universitario y experto en terrorismo islamista.

"Y como sólo sobreviven los más aguerridos, los más radicales, acabaremos con algo peor que el EI. Recuerden, creímos haber eliminado a Al Qaida mantando a Bin Laden: la fragmentación de Al Qaida desembocó en algo todavía peor. Serán grupúsculos más peligrosos y más radicales", explica.

Con las estructuras democráticas de la Unión Europea y otros países que necesitan tiempo para evolucionar "nos exponemos a quedarnos siempre atrás", dice. "Los yihadistas saben adaptarse perfectamente a lo nuevo. Generan nuevas estructuras y formas de acción mejor adaptadas a su entorno y siempre más difíciles de combatir".

En los territorios bajo su control, una intensificación de los bombardeos aéreos podría incrementar la violencia contra los civiles, al menos a corto plazo. El grupo podría volverse "más cruel" y también enviar "a combatientes extranjeros a sus países de origen para operaciones de represalia", explica Matthew Henman, del centro de reflexión IHS Jane's en Londres.

En Francia, los servicios de seguridad tienen dificultades para vigilar a todos los que vienen de Siria y al mismo tiempo no perder de vista a los veteranos yihadistas de Afganistán e Irak, radicalizados hace mucho y todavía peligrosos.

Casi todos los aproximadamente 250 que regresaron "comparecen inmediatamente" ante la justicia, explica un responsable de la lucha antiterrorista que pidió el anonimato. Aunque no se pueda demostrar que tienen sangre en las manos serán condenados a entre siete y diez años de cárcel, añade.

"Purgarán una parte de la pena. O sea que dentro de cuatro o cinco años saldrán los primeros". añade. "Hay que prepararse ahora mismo, y ver cómo se les podría reinsertar en la sociedad. Algunos estarán traumatizados durante años (...) Habrá que conjugar el corto plazo, impidiendo atentados, y el largo plazo, y no será fácil".

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