Lucha contra la inmigración irregular

Ocultos entre chatarra o cemento: así entran en la Península desde Melilla

La Guardia Civil rescata en el puerto a varios migrantes que iban ocultos entre la mercancía. Dos de ellos eran menores. En una hora pueden auxiliar a más de 10 que intentan cumplir su objetivo.

Ocultos en la chatarra para llegar a la Península
Ocultos en la chatarra para llegar a la Península
 

Ocultos entre chatarra, cemento o incluso enterrados entre cenizas. Así son localizados cada día decenas de jóvenes que intentan alcanzar la Península desde Melilla en un buque de mercancías. Saben que en la mayoría de ocasiones ponen su vida en peligro, pero eso no les impide intentarlo hasta cinco u ocho veces en un mismo día. En una hora, los agentes de la Guardia Civil que luchan contra la inmigración ilegal pueden llegar a encontrarse con 20 o 30 de estos migrantes en una hora. En el último operativo han sido auxiliadas seis personas que logran esconderse en un camión de chatarra a granel.

Desde que se decretó el estado de alarma, el flujo de estos jóvenes disminuyó al resultarles imposible salir de sus centros en los que están acogidos en Melilla, pero todo vuelve a la vieja normalidad  intentan lograr su objetivo que no es otro que el de utilizar cualquier medio para entrar en el continente europeo "aunque sea un riesgo para su vida", relata a La Información el jefe del resguardo fiscal del puerto de Melilla.

En esta última operación los agentes utilizaron el detector de latidos del corazón con una de las bateas que embarcaba. No siempre se inspeccionan todas con este sistema, pero la experiencia hace que revisen todas aquellos camiones que transportan materiales para reciclar a la Península como el cartón, cemento, cenizas, los envases o la chatarra "porque son los que más utilizan los migrantes al creer que es donde a nosotros nos resulta más difícil localizarlos". 

Con ese detector se escucha el latido de cualquier ser vivo y en esta última operación que se ha conocido cuando localizaron entre la chatarra a la primera persona y volvieron a escuchar latido, siguieron removiendo con mucho cuidado la mercancía para no aplastar a nadie hasta que la máquina deja de sonar. "Hay veces que tenemos que desmontar el amasijo de hierros para no dañar a nadie", asegura. Este tipo de carga es muy inestable y peligrosa y hay que desmontarlo como un puzle hasta llegar a las oquedades que los migrantes fabrican, conocidas como 'hornillos o chimeneas', donde se ocultan como polizones. 

Estos jóvenes rondan el puerto de Melilla constantemente hasta encontrar el momento que consideran más oportuno para ocultarse "en un hueco de los camiones o entre la mercancía". Tienen muy poco tiempo para acoplarse y los que llegan ya escondidos corren aún más riesgo de que esa carga no parta y pasen un día o dos ahí ocultos teniendo un fatal desenlace. "No sería la primera vez que los agentes escuchan gritos de socorro y eso es lo que les ha salvado la vida". Otro de los sitios en los que se suelen intentar esconder es en todos los camiones que vuelven de dejar la mercancía a los supermercados. Lo hacen llenos de envases vacíos . Es uno de los lugares más 'seguros' en los que les han encontrado. En algunas ocasiones son ellos mismos los que ponen de nuevo un candado en el camión para hacer creer que no ha sido manipulado. 

Hombre saliendo de una cuba de cemento intentando llegar a la Península
Joven saliendo de una cuba de cemento intentando llegar a la Península

Su vida corre mucho más peligro cuando se introducen en las trampillas de los camiones que llevan cemento o algún líquido. Una vez están en el barco salen, pero hasta llegar son momentos críticos para su vida. También intentan salir de Melilla enterrados en las cenizas de la incineradora que es transportada a la Península para su reciclaje. Allí se los han encontrado con una pajita con la que respiran hasta lograr su objetivo. Una vez están la ciudad autónoma muchos de estos jóvenes sí han podido llegar apoyados por algunas mafias que les ayudan a cruzar la frontera con Marruecos, pero pisar suelo español en primera instancia solo es para ellos la llave para seguir su camino para encontrarse con algún familiar en Francia y Holanda y acabar trayendo a toda su familia. 

Migrantes localizados en el puerto de Melilla
Migrantes localizados en el puerto de Melilla

Cedida

Cuando son auxiliados no cesan en su empeño. "En un solo día hemos podido rescatar a una persona hasta cuatro y cinco veces". Cuando son localizados ocultos, los agentes les expulsan del puerto, pero si no lo intentan en un camión, lo intentan en otro e incluso llegan a lanzarse al agua para ver si pueden subirse a las trampillas de los barcos. Ninguno se enfrenta a los agentes cuando son alertados. "De 100, dos o tres casos se comportan de forma violenta". Al ser rescatados todos escuchan el peligro que han corrido pero "para ellos el tiempo no cuenta" porque tienen todo el necesario hasta lograrlo, muchas veces animados por sus propias familias. 

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