Consejos para proteger la vivienda

El miedo a los okupas dispara el servicio de alarmas: "Un ilegal contrató una"

El confinamiento ha elevado las peticiones de instalación de sistemas de seguridad que según los expertos son el primer aliado para que, ante un residente ilegal, pueda entrar la policía al tratarse de un allanamiento. 

Vecinos de El Molino se concentran de nuevo este miércoles para pedir una solución al problema de los 'okupas' Edificio ocupado ilegalmente en el barrio de El Molino. 15/7/2020
Edificio ocupado ilegalmente en el barrio de El Molino
Europa Press

Los okupas parecen sabérselas todas. Esta semana hemos visto a unos vecinos indignados en Burgos porque cuando unas viviendas iban a ser escrituradas no pudieron porque había gente viviendo dentro. También hemos escuchado a otro okupa llamar a la Policía porque tenía miedo de que el dueño de la propiedad entrara en la casa. Otro llamó a la Guardia Civil después de que los operarios les cortaran el agua. Hay quien logra que el dueño del inmueble le pague una semana de vacaciones en un hotel, taxi incluido, por abandonar la okupación y también sorprende el que llama para que le ponga una alarma en la vivienda que acaba de allanar. 

El miedo a la okupación en España no hace más que crecer y ha sido después del confinamiento cuando las compañías de alarmas han recibido un incremento de peticiones de instalaciones precisamente por evitar acudir a esa segunda residencia y encontrarse que ni tan siquiera pueden abrir la puerta porque los nuevos inquilinos han cambiado la cerradura. 

José González, director de la Unidad Residencial de Johnson Controls, relata a La Información que muchas de las personas que llamaban interesadas en los servicios de seguridad de su empresa lo hacían "porque tenían miedo a que la segunda residencia hubiera sido okupada", sobre todo, tras los meses de confinamiento. La avalancha de llamadas, un 30% más, fue tal que el porcentaje de servicios que ofrece esta multinacional en España ha cambiado, pasando de ser un 60% residencial y  40% en el pequeño comercio a un 80% en los hogares. Los datos que maneja Securitas Direct van en la misma línea. Desde la compañía aseguran a este medio que la okupación es un problema que cada vez preocupa más a los españoles. De hecho, el interés por contratar una alarma para evitarla ha ido creciendo con los años. Según sus datos, el 16% de los clientes la tienen por este motivo.

Este tipo de delito supone un grave problema para el que lo sufre, especialmente por la dificultad para exigir el abandono de la vivienda okupada. De hecho, el 93% de los españoles considera que es necesario implementar una normativa que respalde el desalojo inmediato para prevenir daños y otros problemas derivados de la ocupación, según la última encuesta de Securitas. Y no son las compañías de alarmas sino hasta los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado los que recalcan que disponer de un sistema de alarma es uno de los principales aliados contra la okupación porque ante un salto de alarma sí podrían actuar en cuestión de horas entrando en la vivienda al considerarse un allanamiento de morada. 

Así lo aseguraban desde una Comandancia de Galicia al diario La Voz haciendo referencia a la okupación de viviendas en una de sus zonas más lujosas: A Zapateira. Allí se instalaron unos okupas que decidieron llenar hasta la piscina de un chalet de casi un millón de euros sin intención de irse. 

Y en ello incide González, quien asegura a sus clientes que en dos horas los agentes pueden llegar a sus domicilios en cuanto hay aun salto de alarma, procediendo a su desalojo. Los okupas lo saben y por eso las casas en las que suelen entrar no disponen de estas alarmas, encontrándose con el dueño una vez pasadas las 48 horas morando en esa vivienda, lo que ya abre una puerta judicial que puede tardar varios meses. Otras de las viviendas que más buscan son las que tienen como propietario a una entidad bancaria, porque los plazos ahora en los que nos movemos para poder desalojarla son mucho mayores. 

Aseguran, eso sím desde ADT que algunas entidades ya están empezando a interesarse por sus servicios para proteger esas viviendas que tienen vacías, que a día de hoy son el principal problema al que se enfrentaban por ejemplo los vecinos de Santovenia, que en un solo mes evitaron tres okupaciones.  Cansados están de ver en algunos telefonillos una X de color blanco, "señal con la que indican que en ese piso se puede entrar", aseguraban desde la asociación de afectados por la okupación de la localidad. 

En los últimos tiempos el motivo principal de contratación de soluciones de seguridad para el hogar ha cambiado. Antes, la causa principal era claramente el "miedo al robo", mientras que en los últimos años la preocupación de los clientes se ha enfocado más hacia la amenaza de okupación. El miedo al asalto a las segundas viviendas ya sucedió en 2008, como cada vez que "en el horizonte se plantea una situación económica compleja". Los amigos de lo ajeno buscan instalaciones que sean fáciles y rápidas de asaltar y que estén vacías. Según puntualizan desde Securitas, cerca del 15% de las viviendas que protegen son segundas residencias.

Expertos en seguridad de ambas compañías aseguran que el ideal de seguridad es aquel que combina elementos físicos con elementos electrónicos (sistema de alarma). Los elementos físicos son todos aquellos que hacen que el okupa invierta tiempo para acceder a la vivienda, y le obliga, además, a hacer mucho ruido para poder derribar esas barreras, dejándole más expuesto, como rejas, cerraduras, puertas blindadas.

También es clave para evitar sustos que las viviendas ofrezcan un aspecto de que está habitada en todo momento- vaciar el buzón, tener luces exteriores o levantar persianas, desviar el fijo al móvil- así como no dar pistas en las redes sociales de que quedan vacías. Se trata de evitar que conozcan las rutinas, para lo que se pueden aprovechar los sistemas de domótica y dejar estipulado el horario en que se pueden apagar o encender las luces o mover las persianas. Entre los errores que más cometemos, no echar la llave cuando salimos, aunque sean cinco minutos, o dejar ventanas abiertas -cuidado con la noche-. 

Mostrar comentarios