Presidente de Sudán del Sur ofrece diálogo para acabar con enfrentamientos

  • El mandatario de Sudán del Sur, Salva Kir, ofreció hoy dialogar con su principal rival, el exvicepresidente Riak Mashar, al que acusa de perpetrar un fallido golpe de Estado que ha derivado en choques que han causado más de 400 muertos.

Jartum, 18 dic.- El mandatario de Sudán del Sur, Salva Kir, ofreció hoy dialogar con su principal rival, el exvicepresidente Riak Mashar, al que acusa de perpetrar un fallido golpe de Estado que ha derivado en choques que han causado más de 400 muertos.

"Me sentaré en la mesa con él para negociar, pero no tengo ni idea de cuál será el resultado", afirmó Kir en declaraciones a los periodistas, tras entrevistarse con representantes religiosos que deberán mediar para hacer posible el diálogo.

El objetivo de esas hipotéticas conversaciones es detener el derramamiento de sangre en el país, donde han fallecido más de 400 personas y otras 700 han resultado heridas desde el pasado domingo, señaló a Efe el portavoz del Ejército sursudanés, Philip Aguer.

El mandatario ha acusado a Mashar de estar detrás de la intentona golpista, que consistió en el asalto sin éxito de varias sedes gubernamentales y castrenses por parte de militares disidentes.

Sin embargo, el exvicepresidente -que fue apartado del cargo en julio- negó hoy que se haya producido un intento de golpe de Estado y atribuyó lo ocurrido a un "mero malentendido entre miembros de la Guardia Presidencial".

En una entrevista al diario independiente Sudan Tribune, Mashar denunció que Kir ha lanzado esas acusaciones para "deshacerse" de los políticos críticos con su gestión y consideró que ese "ya no es el presidente legal". "No lo queremos como mandatario de Sudán del Sur", aseguró.

Además de perseguir a Mashar, actualmente en paradero desconocido, las autoridades han arrestado a más de una decena de personalidades involucradas en el alzamiento, entre ellas varios exministros y altos cargos.

Algunos de los detenidos son el ex secretario general del gobernante Movimiento Popular para la Liberación de Sudán (MPLS), Pagam Amum; el exministro de Interior Geir Choung; el extitular de Seguridad Oyay Deng; y el exviceministro de Defensa Majak Agot.

Mashar insistió en la entrevista en que él y sus colegas están siendo acusados sin ningún motivo y denunció que Kir está fomentando o tolerando la violencia étnica, de la que alertó ayer la ONU.

El miedo a los combates ha llevado, además, a la huida de más de 13.000 personas, que se refugiaron en el complejo de la misión de Naciones Unidas en Sudán del Sur (UNMISS) en Yuba.

La situación en la capital parece haber vuelto a la normalidad y se han reanudado los vuelos desde el aeropuerto internacional, al que han acudido numerosos extranjeros para salir del país.

Estados Unidos ha recomendado a sus ciudadanos que abandonen "inmediatamente" Sudán del Sur y ha ordenado la salida de su personal no esencial, mientras que Londres ha retirado a parte de su personal diplomático.

Entretanto, los enfrentamientos se han extendido a la conflictiva región de Jonglei, la mayor del país y limítrofe con Etiopía, donde más de mil personas han buscado el cobijo de la UNMISS en su capital, Bor.

Fuentes castrenses explicaron que una "pequeña" fuerza rebelde atacó varias zonas militares en esa ciudad, pero no lograron controlar ningún cuartel, si bien medios independientes afirmaron que los disidentes liderados por el general Peter Gadet Yaak se han apropiado de armas y tanques en la base de Malualchat.

Los insurgentes atacaron con proyectiles y artillería pesada varias instalaciones militares clave y forzaron a cientos de soldados leales al presidente Salva Kir a huir, según Sudan Tribune.

Jonglei ya ha sido escenario en el pasado de tensiones étnicas y enfrentamientos entre las destacadas tribus Dinka -a la que pertenece Kir- y Lou Nuer -de la que es miembro Mashar-.

Los dos políticos protagonizan una lucha de poder interna, agravada por las diferencias entre clanes.

Desde su independencia de su vecino Sudán, en julio de 2011, Sudán del Sur ha vivido una situación política y de seguridad inestable, marcada también por las cuestiones sin resolver con Jartum.

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