Valls inaugura memorial en el campo de concentración francés de Rivesaltes

  • El primer ministro francés, Manuel Valls, llamó a una "reconquista de los espíritus" contra el "resurgimiento" del racismo, al inaugurar este viernes el memorial del campo de concentración de Rivesaltes (sureste), donde estuvieron internados cerca de 60.000 españoles, judíos, gitanos y argelinos.

Según Valls, nacido en Barcelona, el campo de Rivesaltes es un testimonio de todos los "males del siglo XX: conflictos armados, dictaduras, antisemitismo, racismo, fiebres y ceguera de los pueblos".

En un discurso de unos veinte minutos ante supervivientes, el primer ministro criticó el "resurgimiento" del racismo y de la violencia hacia el prójimo, que "fracturan cada día más" la sociedad, y estimó que ante eso "no hay que ceder".

"Todos los lugares de memoria son avanzadillas de esta reconquista de los espíritus, que debemos llevar adelante en nombre de la República y de todos aquellos que se reconocen en ella", añadió en la inauguración del memorial.

El museo-memorial se sitúa en un recinto militar de 600 hectáreas, a 40 kilómetros de la frontera española.

A partir del año 1941 fue el mayor campo de concentración de Europa occidental, en el que fueron a parar cerca de 10.000 republicanos españoles que huían de la dictadura del general Francisco Franco.

Rápidamente fueron encerrados también en él 5.000 judíos, la mitad de los cuales fueron deportados después a Alemania, y gitanos.

Después de la Segunda Guerra Mundial se envió allí a colaboracionistas y prisioneros de guerra. Finalmente, 20 años después, más de 20.000 harkis (argelinos autóctonos que tomaron parte por Francia en la guerra de independencia de Argelia) fueron enviados a Rivesaltes.

Todos estos fueron internados en unas condiciones extremadamente duras, sufriendo hambres y sed en unas cincuenta barracas que no los protegían del viento ni del frío y donde estaban expuestos a la sarna, los parásitos y la tuberculosis.

"Este campo de Rivesaltes está aquí para recordar, para decir alto y claro lo que durante demasiado tiempo se ha murmurado muy bajito. Está aquí para reconocer todas las memorias, todos los dolores, para no olvidar ninguno", destacó Valls.

El primer ministro recordó a los ocupantes del campo, "privados de dignidad" y "humillados", todos ellos "indeseables, enemigos, extranjeros a los que no se quería".

Antes de la inauguración, el primer ministro depositó a unos kilómetros de allí, en la entrada del campo, unas flores ante el monumento a las víctimas del Holocausto, rodeado de cuatro estelas: una para los harkis, una para los republicanos españoles, otra para los gitanos y la última para los inmigrantes ilegales internados en este lugar, empleado como centro de retención entre 1985 y 2007.

Para la creación del museo-memorial se invirtieron 22,75 millones de euros. Rudy Ricciotti, arquitecto de este museo de la "memoria enterrada", concibió para el lugar un monolito de hormigón que "pesa en la conciencia".

rz/alv/avl/dmc

Mostrar comentarios