Ante el encarecimiento de la energía

El capital privado acelera su apuesta por las compañías de eficiencia energética

Empresas como KKR, Blackstone o Brookfield están invirtiendo miles de millones en compañías que ayudan a  reducir la enorme cantidad de energía que se desperdicia en líneas de ensamblaje, oficinas e incluso en granjas.

Edificio sostenible
El capital privado intensifica su apuesta por el negocio del ahorro de energía
Legence

El negocio del ahorro de energía empieza a coger fuerza en el capital privado. Empresas como KKR, Blackstone o Brookfield están invirtiendo miles de millones en compañías y tecnologías que ayudan a reducir la enorme cantidad de energía que se desperdicia en líneas de ensamblaje, edificios de oficinas e incluso en granjas, según recoge Bloomberg.

El negocio de la eficiencia energética se erige como un foco de interés de los inversores, motivado por el aumento de los precios de la energía y el gas natural durante la crisis energética a nivel global. Además, el escenario económico marcado por el ciclo alcista de los tipos de interés y los problemas en la cadena de suministro han llevado a los inversores climáticos a centrarse en la demanda en busca de rendimientos.

El inconveniente, al igual que ocurre en otra clase de proyectos ambientales, se resume en elevados costes iniciales y una desconcertante variedad de tecnologías y aplicaciones. Son los principales lastres que terminan oscureciendo la recompensa, pues a menudo las empresas pasan por alto los ahorros de energía y emisiones cuando analizan los costes. No obstante, el alza de los precios de la energía y el gas están creando un incentivo automático para las empresas y, a su vez, atrayendo inversiones.

Miles de millones de inversión

Jonathan Maxwell, fundador de Sustainable Development, explica a Bloomberg que "la eficiencia energética es el mercado de inversiones más grande y sin explotar, sólo acaba de comenzar". Para encontrar una de las primeras incursiones de su compañía en la eficiencia habría que remontarse hasta 2015, cuando se sumergió en un proyecto para reemplazar las bombillas tradicionales por LED más eficientes en los 800 puntos de venta y oficinas del Banco Santander en Reino Unido.

También en Reino Unido, Brookfield adquirió la británica HomeServe por 4.000 millones de dólares, con la intención de convertirla en la plataforma de descarbonización residencial más grande del mundo. Al otro lado del charco, KKR desembolsó 270 millones de dólares el año pasado para absorber CoolIT Systems, una empresa canadiense que proporciona soluciones de refrigeración líquida a centros de datos intensivos en energía

Legence, compañía subsidiaria de Blackstone, también ha ido engordando su cartera con nuevas empresas enfocadas en hacer los edificios más eficientes. Esta compañía con sede en San Francisco, forma parte de un segmento pequeño pero de rápido crecimiento, que intenta abordar el desperdicio de energía a escala industrial, y ha trabajado en proyectos desde instalaciones médicas en Boston hasta escuelas secundarias en Washington. Su red de empresas de diseño, instalación y mantenimiento tiene como objetivo ayudar a crear edificios más inteligentes, obtener materiales eficientes e instalar bombas de calor y paneles solares en los techos.

El negocio también se extiende a infraestructuras de todo tipo como casas comerciales de comercio de materias prima o cervecerías de sidra. Este es el mercado que trata de explotar la firma irlandesa CoolPlanet, cuyo fundador Norman Crowley asegura que "esta es la primera línea de descarbonización". "Convencer a usuarios industriales masivos de hacer esto puede ahorrar más dinero y carbono que la mayoría de las cosas más glamorosas de las que la gente habla", detalla.

Un negocio rezagado en la descarbonización

Los ahorros de energía juegan un papel crucial para alcanzar los objetivos de cero emisiones, pero están rezagados. Hasta 2022 hubo una desaceleración en las mejoras de eficiencia en todos los sectores, excepto en el transporte, donde los vehículos eléctricos están ayudando, según la Agencia Internacional de Energía. La mejora en la tasa de uso de energía primaria es de aproximadamente el 2% anual, menos de la mitad de lo necesario, según la AIE. El mes pasado, en el mismo compromiso en el que acordaron expandir las energías renovables, los países en la conferencia climática COP28 acordaron trabajar para duplicar ese ritmo al 4%.

"Necesitamos construir mucha más infraestructura energética, pero también debemos preguntarnos cómo estamos utilizando realmente esa oferta", señala Emma Champion, analista de transición energética en BloombergNEF. "Simplemente usar la energía de manera más eficiente en primer lugar es una de las formas más importantes de reducir las emisiones", esgrime.

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