Francia, a dos pasos de hacer historia

  • Viena.- La selección francesa de balonmano se encuentra a tan sólo dos pasos de inscribir su nombre en la historia, si como apuntan todos los pronósticos se alza el próximo domingo en Viena con su segunda corona europea, lo que le permitiría ser el primer equipo en encadenar el título olímpico, mundial y continental.

España tratará de ratificar su vuelta a la elite del balonmano con un triunfo sobre Dinamarca
España tratará de ratificar su vuelta a la elite del balonmano con un triunfo sobre Dinamarca

Viena.- La selección francesa de balonmano se encuentra a tan sólo dos pasos de inscribir su nombre en la historia, si como apuntan todos los pronósticos se alza el próximo domingo en Viena con su segunda corona europea, lo que le permitiría ser el primer equipo en encadenar el título olímpico, mundial y continental.

Un reto en el que tratarán de hacer fracasar a los de Claude Onesta los conjuntos de Islandia, con quien los franceses se medirán mañana (14:00 h) en busca de un puesto en la gran final, Croacia y Polonia, que se enfrentarán entre sí (16:30 h) en la otra semifinal.

Dos encuentros que tienen un marcado acento de revancha, ya que si lo galos arrebataron la medalla de oro a Islandia, en los Juegos Olímpicos de Pekín, los croatas no desaprovecharon el pasado año su condición de local para impedir que Polonia disputase su segunda final consecutiva de un Mundial.

Un afán de revancha, que puede motivar todavía más si cabe el equipo islandés, que busca sumar su primera medalla en un torneo, en el que cuenta hasta ahora como mejor resultado, la cuarta plaza lograda en el Europeo disputado en Suecia en 2002.

Cita en la que ya figuraba el ex jugador del Ciudad Real Olafur Stefansson, el auténtico líder de una selección cada día más competitiva, que nada tendrá que ver con el equipo reservado al que Francia derrotó con facilidad un día antes del inicio del Europeo en la final del Torneo de París Bercy.

Y es que los nórdicos no se limitan únicamente, como ya demostraron en Pekín, a la genialidad de Stefansson, y cuentan con los recursos necesarios en cada posición como para pensar que el título continental no es una quimera.

No obstante, el conjunto galo, que ha ido de menos a más en el torneo, sigue pareciendo un escalón por encima de los demás, y eso que el renqueante estado de alguna de sus figuras, como el pivote Bertrand Gille, ha mermado su brillantez

Aunque el banquillo del equipo francés es tan amplio, que si el pequeño de los Gille no está en su mejor momento, hay están los Karabatic, Omeyer o Narcisse para paliar cualquier carencia, que pudiera hacer albergar algún tipo de esperanzas a su rival.

Igualmente nivelada se presenta la semifinal entre Croacia, vigente subcampeona mundial y de Europa, y Polonia, que posiblemente tenga en Austria, dado su excelente momento de forma, la mejor oportunidad para lograr un título, que corone a la mejor generación de jugadores que ha tenido en décadas el país eslavo.

Pero para ello deberá superar a una Croacia, que pese a que se encuentra inmersa en pleno proceso de renovación, con la inclusión de los jóvenes como Stelrk, Gojun y Koplar, cuenta con mimbres suficientes para derrotar a cualquier rival.

Y es que a cualquier selección le gustaría tener a dos directores de juego de la talla de Ivano Balic y el joven Domagoj Duvnjak, o al pivote Igor Vori, básico tanto en ataque como en defensa en los esquemas de Lino Cervar.

Sin olvidar a los laterales Blazenko Lackovic y Denis Buntic, que ha hecho olvidar la ausencia del veterano Peter Metlicic, o el extremo Ivan Cupic, máximo goleador en la competición de un conjunto balcánico, que pese a sufrir en muchos de sus encuentros, no ha perdido ni un solo partido en la competición.

Todo un aviso para Polonia que confía en el poderoso brazo de jugadores como Karol Bielecki, Michal Jurecki o los hermanos Lijewski para alzarse con el oro en un torneo, en el que salvo en el choque con Francia, en un duelo en el que los polacos no se jugaban nada, se ha mostrado siempre muy superior.

Circunstancia que el técnico Bogdan Wenta no quiere dejar escapar, consciente de que posiblemente Polonia no tenga una mejor oportunidad de lograr un gran título internacional, tras perder la final del Mundial disputado en 2007 en Alemania ante los anfitriones.

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