Lejos de los grandes focos

Zamora, la historia del equipo de rugby para el que cada año es una nueva lucha

El conjunto de la localidad castellanoleonesa es como el río Guadiana: aparece y desaparece de las competiciones en función de si logra reunir cada temporada al número mínimo de jugadores.

Zamora, la historia del equipo de rugby para el que cada año es una nueva lucha.
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La Información

El rugby en Zamora languidece. Y no se puede decir que sea por falta de interés en una ciudad cada vez más volcada con el deporte del balón ovalado. Hace años que la semilla está plantada y que empezó a dar sus frutos. Ahora bien, la realidad es tozuda. Un solo equipo en toda la provincia y esta temporada, por un cúmulo de circunstancias adversas, se va a quedar sin competir. "Tenemos todas las ganas del mundo de jugar pero es obligado hacer un ejercicio de sensatez para volver la temporada que viene con más fuerza", reflexiona en voz alta su actual presidente Carlos Martínez de La Peña.

Se ha producido la tormenta perfecta. Los brotes verdes en una comunidad autónoma, con hasta tres representantes en División de Honor y que aspiran a ganar la liga, no se visualizan en todo el territorio por igual. La Covid-19, las estrictas medidas sanitarias y la incertidumbre por saber si finalmente se iba a poder competir, han supuesto obstáculos insalvables. Hay otros clubes de la comunidad que ya han hecho oficial también su renuncia como el Ávila, El Bierzo, Salamanca, VRAC y El Salvador. Aun así, la liga territorial masculina tiene previsto arrancar el próximo fin de semana, según confirman fuentes de la Federación de Rugby de Castilla y León. 

A falta de la reunión prevista para mañana, la liga contará solo con tres equipos (Aranda, Palencia y Arroyo), y eso si no se endurecen las actuales medidas sanitarias. La historia del club zamorano se remonta a finales de los años sesenta, la misma época en que Los Beatles decidieron disolverse. "No somos muy conocidos a nivel nacional porque siempre hemos jugado en categoría regional, pero eso no quiere decir que no tengamos nuestra propia historia", señala con orgullo su presidente que a los 16 ya había debutado como pilier en el Zamora. 

El caso es que, hace más medio siglo, un grupo de amigos se juntaron para entrenar y darle forma a un proyecto que en sus orígenes se autodenominó como "Los Coyotes". Al llegar a la veintena, allá por septiembre de 1971, firmaron el acta fundacional de un equipo que por aquel entonces comenzó a jugar en el campo del "Ramiro Ledesma". Empezaron a competir bajo el nombre de Hogar 2000, una tienda electrodomésticos de la ciudad que hacía las veces de patrocinador. Florián Ferrero fue el principal impulsador de que "Los Coyotes" pasaran a mejor vida con la idea de tomarse las cosas más en serio y crear un equipo en la ciudad. A su vez, Santiago García Calles se encargó de tomar las riendas en la dirección técnica. Entrenaban sin competir a nivel oficial hasta que llegó su bautismo de fuego contra un histórico como es el Arquitectura de Madrid

Ya en aquella época se hizo famoso por su indumentaria "Tito Revólver". Y es que el tío, a falta de un calzado propio para la práctica del rugby, salía al campo con botas militares. La mayoría de los chavales que se pusieron la camiseta roja eran de la ciudad o de pueblos de alrededor. Muchos de esos socios fundadores aún la guardan como un tesoro. También había gente de fuera que venía a estudiar en las facultades de la universidad de Salamanca con sede en Zamora como Magisterio, Informática, Enfermería o la rama de mecánica en Industriales. Con estos mimbres, el club logró sacar la temporada pasada equipos masculinos y femeninos en casi todas las categorías, incluidas las de menores de 16 años. Así, hasta sumar casi 130 fichas. 

Hasta entonces las cosas siempre habían sido más complicadas. Era una especie de equipo Guadiana porque, sin llegar a desaparecer, podían llegar a estar un año sin competir al ser un club que se nutría fundamentalmente de estudiantes universitarios que residían en Zamora de forma coyuntural. "Es que durante muchos años el trabajo de cantera ha sido prácticamente inexistente", se justifica Martínez de la Peña. Y ello, pese a los esfuerzos que durante años hizo del profesor Paco Luis, que se empeñó en sacar equipos de juveniles y alevines. 

Una cuestión que se empezó a corregir en 1996 y que, pese a los altibajos, con desaparición incluida de la política de cantera, "en los últimos siete años se ha empezado a fortalecer de nuevo con un proyecto de escuela municipal para chicos y chicas". Gracias a esa iniciativa el club empezó a despegar, aunque hasta la fecha sólo ha competido en categoría regional, esto es, contra equipos de Castilla y León o contra alguno de Asturias como el Llaneras "porque la liga allí es muy pequeña". 

Con las chicas la trayectoria es muy similar. "Es cierto que en 2008 tuvimos un equipo muy bueno como lo demuestra el hecho de que cuando prácticamente desapareció la mayoría de nuestras jugadoras tuvo un rápido acomodo en otros clubes como el VRAC de Valladolid o el ADUS de Salamanca", recuerda el presidente de Zamora. Ahora, las chicas vuelven a dar guerra a base de jugadoras salidas de la cantera que compiten también en categoría regional, así como en una liga de promoción que consiste en concentraciones durante determinada fechas y en las mismas sedes para jugar todas contra todas. 

Esa carencia cíclica de jugadores, en función de los estudiantes dispuestos a practicar rugby en la ciudad, provocaba que, a lo mejor, el equipo dispusiera de una plantilla muy ajustada o que el nivel competitivo bajara de forma ostensible. En el peor de lo casos, el Zamora se tomaba un año sabático, y a esperar tiempos mejores. Eso también ha cambiado con el paso del tiempo. La continuidad del club está garantizada gracias a la permanencia de sus jugadores que acuden a las instalaciones del club desde pueblos que están a más de 30 kilómetros de la capital como Toro o El Cubo de Tierra del Vino, muy cerca de Topas (Salamanca). Lo mismo ocurre con la gente que reside en un radio de diez o quince kilómetros de Zamora y que se puede desplazar casi a diario con una relativa facilidad para entrenar en las distintas escuelas municipales habilitadas para la práctica deportiva. 

Pese a todos los altibajos sufridos durante este medio siglo que relata su presidente, lo cierto es que en la pasada temporada el club llegó a tener 34 fichas seniors. "Cada año sacamos un equipo con más facilidad porque hay gente que se anima y el rugby tiene ahora más repercusión en la ciudad", declara el presidente del Zamora. Hasta la llegada de la pandemia estaban en mitad de la tabla en una liga "bastante competitiva" porque militan conjuntos como el VRAC o El Salvador "que son punteros en todas las categorías" o el León, "que son muy correosos". A partir de ahí un "cúmulo" de circunstancias ha hecho que el club se vea envuelto en una especie de hibernación voluntaria hasta la próxima temporada. 

"Se han juntado de la noche a la mañana demasiadas cosas", se lamenta Martínez de la Peña. La primera tiene que ver con la economía del club. No se trata de falta de patrocinadores o de que los socios les hayan dado la espalda. Se trata de la incertidumbre de rascarse el bolsillo para pagar los 310 euros del seguro sin saber si al final se va a disputar o no la liga regional. "Íbamos a empezar en octubre, luego en noviembre, más tarde en diciembre y ahora nos dicen a finales de enero", explica Martínez de la Peña. Hay más. Los jugadores están obligador a realizar test de antígenos, "lo que supone un gasto adicional de 2.000 euros en una liga de diez partidos". A eso se une también la frustrada final de Copa del Rey que se iba a celebrar en el estadio Ruta de la Plata de Zamora, capaz de albergar a 8.000 espectadores.

"Haciendo números nos sale que el beneficio que hubiéramos podido sacar para el club es el equivalente al patrocinio de los próximos diez años", aclara el presidente del Zamora. Otra circunstancia que ha obligado al club a dar un paso atrás esta temporada es la imposibilidad de hacer una actividad deportiva conjunta. "Un entrenamiento físico, sin contacto y de forma individual, es muy fácil de hacer porque sales a correr por ahí, y ya está", afirma Martínez de la Peña. El problema radica en que a los jugadores, al carecer de un calendario oficial de la liga, no se les permitía el acceso a las instalaciones municipales. El protocolo sanitario también les impedía hacer entrenamientos con contacto "y si comienza la competición peligraría la integridad física de nuestros jugadores".

El tercer y último motivo que alega el presidente del Zamora es de lo más convincente. "Yo quiero muchos a mis padres –dice-, pero no puedo poner en riesgo su salud porque se produzca algún contagio". En cualquier caso, Martínez de la Peña no critica las medidas sanitarias porque "en líneas generales" las instituciones actúan de la manera "más precavida posible". Eso sí, pide que sean "más livianas" y "menos restrictivas". De momento, se tendrá que conformar con que les autoricen a entrenar con balón en pequeños grupos con el spray desinfectante siempre a mano "y así tener garantías de continuidad de cara a la próxima temporada". 

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