No llega a los influencers

Ni likes ni clicks... El alma solidaria del rugby sigue alejada del foco mediático

Los jugadores más reconocidos a nivel internacional han realizado gestas y episodios desde siempre para aportar fondos a causas benéficas, pero sin llegar a ser conocidos por el gran público.

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El escocés Duncan Weir recaudó más de 6.000 euros para un hospicio por cortarse el pelo .
L. I.

El rugby tiene su alma solidaria. Es poco conocida porque en la batalla por conseguir likes, retuits o simplemente un click, la apuesta por amplificar algún que otro episodio esporádico de violencia siempre es un seguro de vida para los aspirantes a influencers. Alex Grove, un ex jugador internacional de Escocia, cruzó a nado el Canal de la Mancha con el objetivo de recaudar fondos para una organización benéfica llamada Arcons. Duncan Weir, uno de los tres medios de apertura que se reparten en la actualidad la titularidad en el XV de la selección de Escocia, quiso hacer otro gesto solidario aunque con una propuesta mucho menos arriesgada. Se trataba de dejarse crecer el pelo durante meses y después cortárselo con el loable objetivo de lograr donativos para la misma causa. Apenas hubo likes, clicks, o retuits fuera de la isla de sus hazañas. Tal vez si se hubieran emborrachado o hubieran sufrido una conmoción cerebral hubieran tenido un cierto reconocimiento mediático.

No hace falta irse a otro país para ver otros ejemplos de solidaridad, esta vez, entre dos clubes españoles, de los que apenas se hace eco la prensa. Un equipo de rugby andaluz, que milita en División de Honor B, iba a jugar toda esta temporada como visitante por carecer de un terreno de juego homologado, según afirmaban en su cuenta de Twitter antes de que solucionaran el problema la semana pasada. Eso suponía una auténtica ruina para equipos con presupuestos muy ajustados. Otro club andaluz, el Unión Rugby Almería Playcar, se había ofrecido a abonar los gastos de los desplazamientos de los equipos de categoría inferiores a su ciudad previstos para el mes de febrero. Dichos viajes, en sentido inverso, claro, ya estaban incluidos en los presupuestos de la entidad almeriense. Eso no desluce en nada una iniciativa propia de los valores que adornan al rugby. Tampoco este hecho abrirá la sección de deportes de un medio de comunicación. Tal vez los clubes deberían reflexionar también sobre el porqué de su ostracismo.

Sí fueron noticia, en cambio, los jugadores españoles de rugby 7. Y eso que estaban a más de 17.000 kilómetros de España. Hace justo ahora cuatro años el grupo se encontraba concentrado en las islas Fiyi para preparar un torneo internacional que se iba a celebrar días más tarde en Hong Kong. La inminente llegada del huracán Winston, con rachas de viento previstas de hasta 300 km/h, se había convertido en una amenaza. Era una tormenta de categoría 5 en un país donde el cemento y el hormigón brillan por su ausencia en la construcción de las viviendas de los isleños. Con este panorama los jugadores se arremangaron y ayudaron a los fiyianos a rellenar sacos con arena para construir pequeños diques en sitios estratégicos y tratar de minimizar así los efectos de las grandes olas que se avecinaban. El gesto emocionó a todo el archipiélago que vive por y para el rugby y entiende a la perfección lo que significan sus valores.

Son muchos los equipos y jugadores españoles que realizan acciones solidarias. No importa ni la categoría en que militen, ni su número de fichas o su antigüedad. La mayoría hizo durante la pandemia lo que buenamente pudo. Así, en los meses del confinamiento domiciliario hubo cantidad de iniciativas solidarias que no trascendieron más allá de sus respectivas páginas de Facebook o cuentas de Twitter. Hubo jugadores y jugadoras que, en nombre de sus clubes, ayudaron a conseguir comida de forma gratuita para repartirla después por diversos comedores sociales de varias ciudades. Se rindieron también homenajes al personal sanitario y se tuvo en cuenta la pandemia a la hora de que los socios se rascaran los bolsillos. Hay muchos más ejemplos que, por desgracia, apenas son conocidos por el gran público.

La hazaña de Alex Grovey el pelo de Duncan Weir

El caso de Alex Grove tiene su origen durante su etapa como jugador de los Worcester Warriors, un equipo de la Primera División inglesa. El escocés visitó el Acorns Children´s Hospice, ”un lugar increíblemente especial”, según explicó a la prensa, y aquello se le quedó grabado para siempre. El centro, situado en la localidad de Wallsall, atendía a niños desfavorecidos del área de 'Black Country', llamado así por su prolífica industria del carbón, en el condado de West Midlands. A mediados del pasado mes de julio Acorns alertó de que la crisis económica que sufría su centro de Walsall podría acarrear el cierre si no recibía ayuda a corto o medio plazo. El mensaje tuvo un enorme eco en la comunidad local y numerosas personas, empresas e incluso equipos deportivos acudieron en su ayuda. Tan es así, que su futuro parece estar ahora garantizado, por lo menos, otros dos años más.

La cantidad a recaudar superaba los 2,2 millones de euros, así que Grove, ya retirado del rugby, aportó su granito de arena. Cruzó a nado el Canal de la Mancha desde Dover hasta Cap Gris Nez, en la costa francesa. Tardó 13 horas y 57 minutos en nadar los casi 34 kilómetros de distancia que separan al continente del país que abogó por el Brexit, para lograr una recaudación de 28.700 euros a través de Just Giving, una empresa que hace las veces de una herramienta on line y de servicios de procesamiento para permitir la recaudación de donaciones caritativas u obras benéficas.

La empresa, con veinte años de antigüedad, ha prestado sus servicios a casi 10.000 organizaciones benéficas registradas en Reino Unido. En 2010 un niño de 7 años llamado Charlie Simpson, logró recaudar 232.000 euros gracias a Just Giving para un programa de ayuda a las víctimas del terremoto que ese mismo año devastó Haití promovido por Unicef. Cuatro años más tarde el bloguero Stephen Sutton consiguió cinco millones de euros para una organización benéfica de adolescentes con cáncer llamada Teenage Cancer Trust. El récord de recaudación lo tiene desde abril del año pasado el ex militar Tom Moore. Su logro fue dar cien vueltas a su jardín de 25 metros el mismo día que cumplía su primer siglo de vida. Su premio, destinado al Servicio Nacional de Salud para luchar contra la Covid, ascendió a 36 millones de euros.

Pocos días después de aquella gesta, Duncan Weir tuvo otra ocurrencia con mucho menor desgaste físico. Durante el primer confinamiento domiciliario en la isla, al estar las peluquerías cerradas, como también ocurrió en España, su cabello rubio y rizado creció sin muchos cuidados. Así que, aprovechando el tirón de la obra benéfica impulsada por Grove, a mediados de agosto proclamó a los cuatro vientos que se iba a dejar crecer hasta enero de 2021. El jugador, muy valorado en Escocia, había debutado con su selección a los 22 años pero a nivel internacional, en este último lustro, es como si hubiera desaparecido. Primero Finn Russell y más tarde Adam Hustings, el hijo del mítico zaguero escocés Gavin Hastings, le cerraron las puertas en el XV del 'cardo'. Ahora le ha salido ahora otro competidor para el puesto, el sudafricano Jaco van der Walt, que debutó el pasado mes de diciembre frente a Irlanda.

Mientras duró el ostracismo con su selección, Weir seguía dando tardes gloria con los Worcester Warriors, club que abandonará al término de esta temporada para regresar a Escocia. El anuncio de su iniciativa benéfica se produjo nada más cumplir los 29 años y tras recuperar la titularidad con su selección durante la pasada edición de la Copa de las Naciones de Otoño. Weir saltó al Stade de France de París con el 10 a la espalda donde Escocia perdió por 22-15. El nombre del apertura fue trending topic. No solo por ser autor de todos los tantos de su selección sino por la larga cabellera que lucía con orgullo. “Lo hago un poco por diversión, pero si gracias a las personas que disfrutan y se ríen de mi pelo logro difundir el mensaje para recaudar tanto dinero como se pueda para Acorns el objetivo se habrá cumplido”, dijo al saberse uno de los protagonistas del evento.

Meses antes, el jugador había colocado en la página de Just Giving el siguiente anuncio: “Me llamo Duncan Weir y juego al rugby profesional con los Warriors. Siempre he tenido un pelo fuerte y mis amigos me presionaban para dejármelo crecer y ver cómo quedaba. Durante el confinamiento mi pelo ha crecido bastante y se me ha ocurrido la idea de dejármelo más largo con fines benéficos hasta 2021. El virus ha traído desafíos en la vida de muchas personas, por lo que me parece tremendamente divertido intentar recaudar dinero para una gran causa a mi costa”

La carta del apertura escocés, que logró recaudar finalmente más de 6.000 euros, estaba llena de emotividad. Le parecía gracioso sacarse fotos con su larga melena junto a sus dos hijos Emily y Harry de corta edad para poder explicarles algún día entre risas el porqué de sus largos cabellos. En el futuro, como ya hizo en el anuncio, les contará que Acorns Children´s Hospice ofrecía a los recién nacidos, niños y jóvenes de hasta 18 años con enfermedades raras la posibilidad de una atención paliativa especializada durante los 365 días del año. Un buen ejemplo paterno.

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