Para ahorrar

Si no quieres acabar arruinado antes de los 30, debes poner fin a estos hábitos

Los ciudadanos deben de aprender a identificar las conductas más tóxicas por las que pueden llegar a perder grandes sumas de dinero.

Billetes de euro.
Billetes de euro.
Imagen de Racool_studio en Freepik.

Cuando somos niños, como dirían los padres, tendemos a pensar que el dinero cae de los árboles. No somos conscientes del trabajo que hay detrás de que los adultos nos den unos euros para que compremos nuestros caprichos. Una vez nos hacemos mayores, tenemos más en cuenta cómo gastamos nuestro sueldo. Sin embargo, con los años podemos llegar a desarrollar prácticas que hacen que dejemos de valorar lo que hemos conseguido.

Para evitar que las personas con hábitos poco saludables con el dinero terminen arruinadas a una corta edad, la revista GQ ha elaborado una lista con acciones para que los ciudadanos aprendan e identifiquen las conductas más tóxicas por las que pueden llegar a perder grandes sumas de dinero.

Compras psicológicas

Uno de los problemas a los que se enfrentan los jóvenes de hoy en día son las compras compulsivas. Un fenómeno en auge provocado principalmente por la accesibilidad que ofrece internet. La publicidad, cada vez más invasiva, ayuda a que se inviertan inmensas cantidades de dinero en prendas de ropa que, en la mayoría de los casos, no hacían falta. Este tipo de acciones se toman principalmente para sentirse mejor cuando se está triste, frustrado o estresado.

Invitar a todo

Una actitud muy común entre los que ganan su primer salario es querer invitar a amigos y conocidos a cenas o copas para celebrar ese primer sueldo. Sin embargo, cuando estas prácticas se prolongan en el tiempo se puede terminar convierto en un hábito muy poco saludable para la economía propia. También ocurre cuando se presta dinero a un compañero porque este no llega a final de mes. Todas estas acciones se pueden llegar a tomar como costumbre, hasta el punto de que haya gente que se aproveche de esa generosidad.

Esto no significa que no pueda volver a invitar a un café o a una cerveza a un amigo, sino que esto no sea una constante. Es importante aprender a decir no y a dividir los gastos entre todos los involucrados.

Las comparaciones

Partiendo de la base de que es poco probable que las dos personas tengan el mismo puesto de trabajo, no es nada sano que se compare el dinero que tienen o ganan las personas con las que se comparte tiempo. Esta acción puede traer episodios de estrés, insatisfacción y frustración. Una práctica habitual de quienes tienen este hábito, es vivir por encima de sus posibilidades para asemejarse al resto. 

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