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El alza del precio de la vivienda supone un freno a la natalidad en 24 provincias

Estas regiones han registrado un descenso en los nacimientos respecto al primer semestre del año 2021, a la par que los precios de compra de la vivienda se han incrementado en estas regiones de España.

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El alza del precio de la vivienda supone un freno a la natalidad en 24 provincias. 
©️[studioroman] a través de Canva.com

En el primer semestre del 2022 han nacido 159.705 bebés en España, una cifra que supera ligeramente el dato registrado hace un año, por 211, aunque son 10.590 menos que los nacidos en la primera mitad del 2020, cuando se desató la pandemia del coronavirus. Los datos no son positivos, pero resulta reduccionista ignorar que la natalidad no evoluciona de manera pareja en las diferentes regiones de España. Y esto podría guardar relación con la evolución de los precios de la vivienda. Hasta 24 provincias, donde el precio de compra de la vivienda se ha incrementado en los últimos doce meses, han visto reducida su tasa de natalidad respecto al primer semestre del 2021. Por el contrario, en ocho regiones el número de nacimientos ha crecido a la par que los precios han evolucionado a la baja en el último año.

Es el caso de la provincia de Palencia, donde la natalidad ha aumentado un 20,74% respecto al mismo periodo del año anterior. En Teruel y Lugo los datos también son positivos, con incrementos superiores al 10% frente al dato de 2021. En cambio, en las islas, el encarecimiento de la vivienda ha alcanzado máximos al tiempo que la natalidad se ha reducido en varios puntos porcentuales. En Baleares el precio de compra de la vivienda se ha encarecido un 8,9% en tan solo un año, mientras que el número de nacimientos se ha reducido un 4% respecto al dato del primer semestre del 2021. El precio de compra de la vivienda en Santa Cruz de Tenerife se ha elevado en la misma medida que en Baleares, mientras que el descenso de la natalidad roza el 7%. Aunque no es un proceso ajeno a la península, ya que Segovia es la provincia en la que más se reduce la natalidad, con una tasa que alcanza el -14% y se ve acompañada por un aumento de los precios de la vivienda en un 7,2%.

El doctor en Finanzas y Bienes Inmuebles y profesor asociado de la Universidad de Navarra, David Echeverry señala que la demografía y la evolución de los precios de la vivienda son dos factores que en muchos casos van de la mano, pero pueden explicar solo una pequeña parte de estos datos. Echeverry apunta que tradicionalmente en la academia, se presume que un crecimiento demográfico irá acompañado de una mayor demanda de vivienda, que a su vez se traducirá en un aumento de precios ante una oferta que aunque en muchos casos pueda ser elástica (tiene capacidad de adaptarse a la demanda) lo hace con cierto retraso. Sin embargo, hay ocasiones como esta en la que se da el proceso opuesto y una mayor natalidad no determina un aumento de los precios de la vivienda, aunque en el análisis no se puede olvidar el papel de las defunciones que puede dejar domicilios libres.

El experto entiende que la vivienda opera como refugio y nido del núcleo familiar, por lo que el acceso a la vivienda puede condicionar la decisión de tener hijos o de tener más en el caso de que se tenga alguno. “Lo normal es que antes de tener un niño las personas se planteen si el espacio con el que cuentan en su actual vivienda es suficiente o, por el contrario, tienen que valorar si pueden permitirse una con más espacio. Esto puede marcar la diferencia entre ampliar la familia o posponer estos planes”, apunta Echeverry. No obstante, este es un fenómeno que se puede dar en mayor medida en las grandes ciudades, donde es habitual residir en pequeños estudios, en cambio, en otras regiones con otros modelos de vivienda, como la unifamiliar, podría no ser necesario hacer un cambio de vivienda, lo que explicaría que el aumento de la natalidad no se traduzca en un incremento en los precios de esta, como en las provincias de Pamplona, Teruel o Lugo. 

Pesan los factores sociales

Aunque el precio de la vivienda solo puede explicar parte de las decisiones en materia de natalidad, tener un techo garantizado es crucial para tomar la decisión de intentar tener hijos, entiende el sociólogo y profesor de la Universitat de Barcelona, Rubén García Montes. Pero este está íntimamente conectado con las condiciones laborales, que son las que van a condicionar el acceso a esta, el salario que se haya alcanzado en el momento de tomar esta decisión, así como el tipo de contrato con el que se cuente. “No es lo mismo tener un contrato temporal que indefinido, ante estos cambios vitales las personas buscamos tener la mayor seguridad y estabilidad posible y muchos jóvenes ahora mismo no cuentan con ella”. Aunque también hay otras razones de tipo social, como son las decisiones personales de posponer la maternidad o paternidad en pos de otros proyectos profesionales o la decisión de simplemente no tenerlos, después de que en las últimas décadas se haya roto el paradigma de pareja e hijos.

El profesor de la Universidad de Extremadura, Artemio Baigorri Agoiz, pone el énfasis en estos factores socioculturales como los determinantes de estos datos de natalidad y menor peso al factor de la vivienda. “Sin duda la vivienda es importante como factor a la hora de planear tener hijos, pero no es la razón por la que no se tienen niños, diría que es más importante en el discurso que en la realidad. Si pensamos en generaciones anteriores (baby boom), las condiciones en las que nacieron fueron extremadamente precarias en cuanto a ingresos, vivienda, sanidad y libertades”, apunta. Para el sociólogo, se trata de un relato social que se interioriza y da lugar a una justificación, o incluso, autojustificación, para no tener hijos “aún”, cuando, a su parecer, a muchos simplemente no les apetece tenerlos. “Tener hijos significa renunciar a innumerables experiencias potenciales y el discurso cultural dominante exalta las experiencias vitales”, concluye.

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