Los coches eléctricos tienen diferentes ventajas con respecto a los modelos convencionales de combustión interna, las cuales tienen que ver principalmente con el ahorro en combustible o la exención de impuestos en algunos países, así como el menor coste de mantenimiento, las subvenciones para su compra o la emisión de cero gases contaminantes, con lo que ello supone para el cuidado del medio ambiente.
Sin embargo, a pesar de todos estos beneficios, muchas personas dudan de dar el paso hacia este tipo de vehículos por cuestiones de autonomía, además del tiempo que se emplea en su recarga.
Con respecto a la autonomía de un coche eléctrico, es difícil hablar de cifras concretas, ya que todo dependerá del modelo del que se trate y de sus características, además de que la tecnología no deja de avanzar y es de esperar que cada vez vaya en aumento. En cualquier caso, en la actualidad estos vehículos pueden recorrer entre 250 y 600 kilómetros sin recarga, cifras que, en el mejor de los casos, se equiparan o superan ligeramente a la gran mayoría de vehículos de combustión.
Con respecto a las baterías de los coches eléctricos, hay que destacar que tienen una densidad energética baja, y en el caso de aquellas de ion litio, hay que saber que no se pueden descargar completamente ni tampoco llenarse en su totalidad, lo que reduce su autonomía. Esto ocasiona que se produzca una degradación de las baterías, lo que hará que pierdan capacidad a medida que pasa el tiempo, haciendo que sea necesario sustituirlas cuando la reducción alcanza el 30%.
En el plazo de un año los vehículos eléctricos pueden llegar a perder en torno a un 2,3% de su autonomía, por lo que cuando hayan pasado diez años de su vida útil, la autonomía de uno de estos coches que inicialmente pudiese recorrer 600 kilómetros, acabaría ofreciendo una autonomía de 430 km, es decir, un 28% menos que en el momento de su compra. Combatir este problema es, sin duda, uno de los grandes retos que tiene la industria.
¿De qué depende la autonomía de un vehículo eléctrico?
Los vehículos eléctricos gastan mucho menos en el interior de las ciudades que en carretera, que es donde deben mantener unas velocidades sostenidas, lo que es justamente lo contrario a lo que sucede en un coche tradicional. Sin embargo, hay otros factores que influyen en la energía del vehículo y en su autonomía.
Un coche eléctrico podrá recorrer más o menos distancia en función de diferentes factores, como el tipo de batería y su consumo (expresado en kWh), el peso del vehículo, el clima, las conducciones de la carretera y el estilo de conducción.
Para conducirlo de manera eficiente y sacarle el máximo partido es necesario seguir una serie de consejos y recomendaciones, siendo aconsejable aprovechar el freno regenerativo, un sistema que aprovecha la energía cinética del vehículo para producir energía que se almacena en sus baterías, además de conducir suavemente, sin fuertes aceleraciones ni frenazos. También puedes activar el modo Eco para ahorrar una mayor cantidad de energía, así como mantener una climatización adecuada, manteniendo una temperatura interior de entre los 21 y los 22 grados centígrados.
De igual modo, es recomendable optimizar la autonomía del vehículo, evitando que su batería se vacíe por completo y no abusar de las cargas rápidas. Tampoco hay que dejar que el vehículo esté sin recargarse durante mucho tiempo, ya que esto perjudica a la durabilidad de la batería y, por tanto, a su autonomía.
