La decisión de mantener el precio del dinero en el 4,5% y el anuncio de que comenzará a reducir su programa de compras de emergencia frente a la pandemia (PEPP), no han sido las únicas noticias que ha dado el Banco Central Europeo (BCE) este miércoles. El organismo que lidera Christine Lagarde también ha revisado a la baja sus previsiones de crecimiento para la zona euro para 2023 y 2024. En paralelo, también es más optimista con la inflación de lo que era el mes de septiembre.
Respecto al PIB, de acuerdo con EFE, el banco central habría rebajado sus previsiones de crecimiento económico para la eurozona al 0,6% en 2023, una décima menos que en su estimación de septiembre, y al 0,8% en 2024, dos décimas menos, aunque avanza que en 2025 la economía crecerá un 1,5%. Para la inflación, el BCE recorta al 5,4% en 2023 y al 2,7% en 2024 sus estimaciones; dos y cinco décimas menos que en sus anteriores previsiones. Asimismo, pronostica que que luego se moderará al 2,1% en 2025 y al 1,9% en 2026, lo que devolvería los precios al objetivo del 2% marcado por el organismo.
President Christine @Lagardeintroduces the inflation outlook for the euro area pic.twitter.com/V8BuuEnTXT
—European Central Bank (@ecb) December14, 2023
"La inflación subyacente ha seguido moderándose, pero las presiones inflacionistas internas continúan siendo intensas, debido principalmente al fuerte crecimiento de los costes laborales unitarios. Los expertos del Eurosistema prevén que la inflación, excluidos la energía y los alimentos, se sitúe en promedio en el 5,0% en 2023, el 2,7% en 2024, el 2,3% en 2025 y el 2,1% en 2026", apunta en su comunicado.
El BCE lleva meses señalando a este indicador como clave para medir sus expectativas de inflación y, específicamente, para poder anticipar si lo que se conoce como 'inflación de segunda vuelta' puede ser un enemigo de su posición de no llevar el precio del dinero más allá, pero mantenerlos altos el tiempo suficiente para aplicar el incremento de los precios.
De hecho, el organismo destaca que su política monetaria está transmitiéndose correctamente a las economías. "Las anteriores subidas de los tipos de interés siguen transmitiéndose con fuerza a la economía. El endurecimiento de las condiciones de financiación está frenando la demanda, lo que está ayudando a reducir la inflación", avanza. No obstante, de forma indirecta también estaría pesando negativamente sobre la economía.
"Los expertos del Eurosistema prevén que el crecimiento económico continúe siendo débil a corto plazo", puntualiza, aunque dejando una puerta abierta al optimismo. "Más adelante, se espera que la economía se recupere gracias al incremento de las rentas reales —ya que los ciudadanos se beneficiarán de la caída de la inflación y del aumento de los salarios— y a la mejora de la demanda exterior.