Los 'chalecos amarillos': quiénes son y qué piden los manifestantes de Francia

  • Aunque en principio se movilizaron contra el alza de impuestos al carburante, tras el paso atrás de Macron las protestas continúan.
Protestas chalecos amarillos
Protestas chalecos amarillos
Efe

Los denominados 'chalecos amarillos' acumulan cuatro sábados consecutivos de protestas violentas con disturbios que han dejado casi 2.000 detenidos en toda Francia, solo en la última jornada, además de daños materiales valorados en unos 10.000 millones de euros. Aunque en principio se movilizaron contra el alza de impuestos al carburante, tras el paso atrás que dio el presidente francés, Emmanuel Macron, las protestas continúan. ¿Quién está detrás y cuáles son las reivindicaciones de los 'chalecos amarillos'?

Los manifestantes, que visten los ya famosos chalecos amarillos en alusión a la prenda que los conductores deben utilizar de forma obligatoria en la carretera, salieron a la calle por primera vez el pasado 17 de noviembre tras una movilización a través de Facebook. El reclamo inicial era parar el aumento del precio del diésel, que en los últimos 12 meses ha subido un 23%, una medida, según Macron, necesaria para combatir el cambio climático. 

Pero tras la paralización del alza del impuesto de los carburantes, el movimiento también se ha posicionado respecto a otras cuestiones. Principalmente, se quejan del alto coste de vida que implican las políticas económicas del Gobierno. En el plano económico exigen una subida del salario mínimo, de las pensiones más bajas y un aumento de la ayuda pública para los contratos fijos y permanentes.

Además, según un manifiesto no oficial que se difundió por redes sociales durante las protestas de este sábado, piden, entre otras medidas, reducir la presión fiscal al 25% del PIB y aumentar el gasto público con la contratación, por ejemplo, de más funcionarios en los sectores fundamentales del estado del bienestar, como la sanidad o la educación.

Desde un punto de vista más social, los 'chalecos amarillos' se refieren también a la igualdad de género. El movimiento exige un respeto a la paridad de sexos en la remuneración, como recoge el medio francés Linternaute. Y, por otra parte, el hartazgo contra la clase política parece claro entre estos manifestantes, y, entre sus reivindicaciones incluyen un cambio de régimen para funcionar con consultas populares, a la imagen de Suiza.

Grupo heterogéneo

Jubilados, artesanos, obreros, pequeñas empresarias o cuidadoras, son algunos de los perfiles que están detrás del movimiento que tiene en jaque al gobierno de Macron. Es un grupo heterogéneo difícil de definir pero que tiene un sentimiento común: creen que pagan demasiados impuestos, que su empobrecimiento es galopante y apuntan a un mismo culpable por sus males: el presidente Emmanuel Macron, a quien el periodo de gracia tras ascender al poder hace unos meses parece que se le ha acabado. El denominador común de sus propuestas es acabar con las políticas económicas del Gobierno francés para mantener o aumentar el poder adquisitivo.

Desde el pasado 17 de noviembre, cuando se convocó la primera gran protesta nacional en las redes sociales, miles de 'chalecos amarillos' han salido a las calles y han sumado más apoyos tras las imágenes de los disturbios violentos de la policía. Consideran injusto el tratamiento a los manifestantes.  

Desvinculados de cualquier partido o sindicato, se niegan a ser catalogados de derechas o de izquierdas y coinciden en denunciar a los partidos que quieren apropiarse del movimiento. Además, tampoco cuentan con líderes claros, lo que parece una de las principales causas de su éxito entre los franceses. 

División social en Francia

A pesar de que no hay perfil claro, la situación pone de manifiesto la brecha entre las regiones pequeñas, rurales y periféricas frente a las grandes ciudades. Una diferencia que se acrecentó por el impuesto al carburante, que afecta principalmente a los habitantes de la periferia.

Según recoge Le Monde, los 'chalecos amarillos' son el síntoma de la fractura en Francia. "No es sorprendente que el movimiento haya tenido lugar en áreas rurales o ciudades medianas: son estos territorios los que han sufrido la disminución y degradación de los servicios públicos durante más de diez años", explica la socióloga Alexis Spire al medio francés. 

Además, el apoyo es mayor entre los grupos más jóvenes, menores de 35 años, trabajadores y obreros, habitantes de municipios rurales y pertenecientes a clases medias y populares. Entre los mayores de 65 años (62%), quienes viven en la región parisina (60%), las clases dirigentes (56%) y los ciudadanos de clases medias superiores (54%) los porcentajes bajan considerablemente.

A pesar de la violencia en la que han tornado las protestas, cuentan con el apoyo del 70% de los franceses, quienes consideran que la política económica emprendida por el Gobierno galo es inadecuada, según un sondeo del instituto demoscópico BVA.

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