"Pesca y molinos de mar son incompatibles"

El desembarco de la eólica marina pone en jaque al sector de la pesca en España

El potencial desarrollo de esta energía en el país, aún inexistente, pone en pie de guerra a los pescadores, cuya actividad se ve amenazada por los proyectos de instalación de aerogeneradores en sus caladeros. 

Proyecto para eólica marina flotante de Beridi
BERIDI
(Foto de ARCHIVO)
17/11/2021
El desembarco de la eólica marina pone en jaque al sector de la pesca en España. 
BERIDI

España cuenta con 28 gigavatios de potencia instalada en energía eólica terrestre, que le llevan a ocupar el puesto número cinco en la clasificación. Paradójicamente, la cifra contrasta con el despliegue de la eólica marina, de la que no hay ni rastro a lo largo y ancho de los 8.000 kilómetros de la costa española. Una situación ante la que el Gobierno se ha puesto las pilas y ha establecido en su hoja de ruta el despliegue de hasta 3 gigavatios de potencia en las costas españolas de aquí al año 2030 con la costa canaria el banco de pruebas para el desarrollo de este tipo de energía. Por el momento, solo los tres proyectos anunciados de Iberdrola y Bluefloat Energy y Sener Renewable Investments en las costas gallegas o el de estas dos últimas empresas en el Cabo de Creus (Girona) superarían los 2,8 gigavatios. Planes que han levantado suspicacias entre los pescadores, que ven peligrar su negocio, sobre todo a los del Cantábrico.

“No nos oponemos a las energías renovables ni a la descarbonización, pero la instalación de este tipo de energía es incompatible con la pesca. Y la instalación de estos parques eólicos, tal y como están planteados, echan de los caladeros a los pescadores. Se sacrifica a todo un sector, el pesquero, por la voracidad energética y de negocio de varias compañías privadas, que ven en la eólica marina un gran negocio y más con los actuales precios de la electricidad. La autosuficiencia energética es importante, pero la soberanía alimentaria también”, comenta a La Información el portavoz del ‘Manifiesto de Burela’, contra la eólica marina, que firmaron en noviembre los armadores y las cofradías del País Vasco, Cantabria, Asturias y Galicia, Torcuato Texeira. Solo en el mar Cantábrico se contabilizan  4.500 embarcaciones y 12.000 pescadores que generan 48.000 empleos,  ahora en riesgo. 

Si hay molinos no hay pesca”, repiten los pescadores, como sucede en Viana Do Castelo (Portugal), el único lugar de la costa de la península ibérica donde hay instalado un parque eólico marino que ha perjudicado a 30 embarcaciones gallegas que faenaban en esas aguas. "No estamos dispuestos a tolerar de ningún modo proyectos de implantación de energía eólica marina en nuestras costas que no sean compatibles con los usos existentes, ni con la escasa plataforma continental de estas costas”, remarca el Presidente de la Federación de Cofradías de Pescadores de Asturias, Adolfo García Méndez.

Iberdrola, con una inversión de 3.000 millones de euros, tiene la intención de instalar entre Cabo Ortegal y Cariño, en la costa de Lugo, dos gigantescos parques eólicos marinos

Frente a esta situación, la vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, asegura y promete que en materia de eólica marina es “fundamental” trabajar con todos los actores afectados, entre ellos, los pescadores. De hecho, Teixeira , confirma a este periódico que “probablemente esta próxima semana cerremos dos reuniones” con Ribera y con el Ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas.

Este jueves, en unas jornadas de Iberdrola sobre empleo y sostenibilidad en Santiago de Compostela, el delegado del Gobierno en Galicia, José Miñones, remarcaba la oportunidad que suponen para la región este tipo de proyectos. “Permitirán la creación de unas 200 nuevas empresas y de más de 5.000 empleos hasta el final de la década”, decía Miñones, que explicaba que Galicia está llamada a ocupar un papel destacado con esta tecnología, tanto en el desarrollo de proyectos eólicos como el de Sener y Bluefloat o los dos de Iberdrola, como en la construcción de componentes para las plataformas flotantes, que se llevan a cabo en Navantia. Sener y Bluefoat proyectan a 30 kilómetros de la costa de Ferrol el ‘Parque Nordés’. Ochenta aerogenerados, en dos fases, para una potencia de 1,1 gigavatios. Por su parte, Iberdrola, con una inversión de 3.000 millones de euros, tiene la intención de instalar entre Cabo Ortegal y Cariño, en la costa de Lugo, dos gigantescos parques eólicos marinos, San Brandán y San Cibrao, de 490 megavatios cada uno.

De manera paralela, en Islas Canarias, el Gobierno pretende generalizar un gran banco de pruebas para el desarrollo de la eólica marina, al tiempo que en cabo de Creus, en Girona, Bluefloat Energy y Sener Renewable Investments han rediseñado y empequeñecido su proyecto del ‘Parque Tramontana’, a 20 kilómetros de la Costa Brava, que preveía, solo en su primera fase, una potencia de 500 Mw, el 40% del consumo de toda la provincia de Girona. La plataforma ‘Stop Macroparc’ ha logrado más de 20.000 firmas y la adhesión de 20 ayuntamientos al megaparque por el impacto que el mismo tendría “en el paisaje, en la fauna del entorno, en la pesca y en el turismo”. Pero “la batalla no ha hecho más que comenzar”, insisten. 

Torcuato Teixeira explica que las características del Cantábrico son muy diferentes a las de otras zonas en las que la energía eólica marina es ya una realidad desde hace años, como el Mar del Norte. Allí, indica, la actividad pesquera es mucho menor. Y además “nosotros desarrollamos nuestra actividad pesquera en la plataforma continental, donde las aguas son poco profundas”, y es donde se instalan los molinos de la eólica marina. “La plataforma cantábrica es mucho más pequeña que la del Mar del Norte. En su parte más ancha apenas tiene 35 kilómetros, mientras que prácticamente todo el Mar del Norte es una plataforma con extensiones de hasta 300 kilómetros”. Y , como se está viendo en el parque de Portugal, “donde hay un parque eólico no se puede pescar”. Además de la extensión del propio parque en sí, “el cableado de la instalación a tierra para transportar la energía conlleva una servidumbre en la que no se puede pescar en 500 metros a cada lado”, sentencia Teixeira. “Pesca y molinos en el mar son incompatibles”, precisa “porque nos echan de nuestros caladeros”.

Como explica la propia Iberdrola, que ya explota varios parques eólicos marinos por todo el mundo, los mismos “se ubican en aguas no muy profundas y alejados de la costa”. Según el informe de la asociación europea de energía eólica WindEurope, los parques eólicos marinos europeos tienen una profundidad media de 27,1 metros y se encuentran a una distancia media de 33 kilómetros de la costa. Reino Unido es el país con mayor capacidad instalada en Europa, con un total del 44% de todas las instalaciones de energía eólica marina. Le siguen Alemania (34%),  Dinamarca (7%), Bélgica (6.4%) y Holanda (6%).

Así las cosas, los pescadores han recordado al Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, que las comparaciones en la hoja de ruta para justificar la implementación de la eólica marina en las aguas españolas, con lo que acontece en países como, Dinamarca (2.034 buques), Bélgica (64 buques), Países Bajos (839 buques) o Alemania (1.293 buques) “están totalmente fuera de lugar y no admiten comparación en relación con impacto que pueda tener en la actividad pesquera española”, que cuenta con un censo sólo de flota que faena en el Cantábrico-Noroeste de casi 5.000 buques "en una plataforma continental muy inferior a la que se dispone en el Mar del Norte o en el Mar Báltico”.

Los firmantes del Manifiesto de Burela, que volvieron a reunirse la pasada semana en el asturiano Puerto de Vega, consideran que “la pesca es una fuente de generación de empleo y fijación de población en las comunidades costeras del Cantábrico-Noroeste. Y ante las propuestas tanto de las Administraciones Públicas como de empresas privadas que se están realizando para la implantación de la energía eólica marina en nuestro caladero, los pescadores al igual que toda la gran mayoría de la sociedad civil estamos muy alarmados por la situación generada”. “Dependemos del buen estado de los ecosistemas marinos para seguir viviendo de la pesca y proporcionando alimento a la población”, advierten, “pero la eólica marina nos expulsa de nuestros caladeros tradicionales. O molinos o pescadores”.

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