El año en el que la eurozona vislumbró una estrategia de salida a la crisis

  • Los países que comparten el euro terminan un año en el que han visto a algunas de sus economías tocar fondo y en el que las presiones a algunos de ellos, como Italia y España, acompañaron las incertidumbres en torno al futuro de Grecia.

Céline Aemisegger

Bruselas, 13 dic.- Los países que comparten el euro terminan un año en el que han visto a algunas de sus economías tocar fondo y en el que las presiones a algunos de ellos, como Italia y España, acompañaron las incertidumbres en torno al futuro de Grecia.

Pero 2012 ha sido también el año en que los Diecisiete países de la eurozona han comenzado a vislumbrar, aunque tímidamente, una estrategia de salida a la crisis.

Si bien 2011 fue un año de sobresaltos y en el que el euro perdió su brillo y la eurozona se tambaleó, 2012 ha sido el de la entrada en una nueva recesión para estos países y en el que sus líderes se vieron obligados a dejar de lado los parches y empezar a diseñar una una hoja de ruta para salir de la crisis.

En ella se contempla avanzar hacia una unión bancaria, presupuestaria, económica y política.

"Lo peor sería posponer las decisiones", teniendo en cuenta que 2013 "no va a ser fácil" en base a las proyecciones macroeconómicas elaboradas por la Comisión Europea (CE) y el Banco Central Europeo (BCE) y que apuntan a que la crisis persistirá en los próximos doce meses, dijo a Efe el economista jefe del Centro de Política Europea (ECP, en inglés), Fabian Zuleeg.

Para el analista Zsolt Darvas, del centro de estudios Bruegel de Bruselas, 2012 "ha sido definitivamente peor que el año pasado".

Este ejercicio comenzó en medio de una engañosa calma después de las dos operaciones de inyección de liquidez que el BCE realizó en la banca en diciembre de 2011 y en febrero pasado.

Además, la eurozona salvó una vez más a Grecia del abismo con un segundo rescate en el que el sector privado asumió una quita sustancial sobre los bonos griegos.

En marzo y en ese turbulento entorno, el presidente del BCE, Mario Draghi, se mostró convencido de que "lo peor de la crisis del euro ya pasó", aunque admitió que seguía habiendo algunos riesgos.

Darvas señaló a Efe que el pesimismo se impuso con nuevas dudas sobre el futuro de Grecia en la eurozona y un aumento gradual de la presión sobre la deuda soberana de Italia y España hasta finales de julio.

Grecia necesitó dos procesos electorales (en mayo y en junio) para formar un Gobierno de coalición, dejando en punto muerto el programa de ajustes y reformas acordado con sus socios.

Ni la decisiva cumbre europea del 29 de junio en el que se pactó la recapitalización directa de la banca y la futura creación del supervisor bancario único, ni la ayuda europea de hasta 100.000 millones de euros que la eurozona acordó para sanear el sistema financiero español lograron cambiar los vientos en los mercados.

La prima de riesgo española alcanzó un mes después 650 puntos básicos, el máximo histórico desde la creación del euro y el rendimiento alcanzó el 7,75 %, alimentando el temor de que España tenga que pedir un programa de ayuda completo o parcial.

Fue Chipre el cuarto país de la eurozona en solicitar un rescate.

Y fue Draghi quien logró calmar las aguas, cuando en Londres afirmó: el BCE "hará todo lo necesario para preservar el euro y créanme será suficiente". Esa escueta frase bastó dar un respiro a los líderes en verano.

Además, "Super Mario" -el apodo que le han puesto a este economista italiano- anunció en agosto el plan de compra de deuda en el mercado secundario de países que soliciten la intervención del fondo de rescate de la eurozona.

Este órdago del BCE a los mercados, junto con su disposición a prestar a los bancos toda la liquidez que necesiten hasta julio de 2013 y la remodelación en noviembre del rescate a Grecia que incluye el compromiso de la eurozona de considerar más medidas cuando logre un superávit primario, le ha permitido a Europa comprar tiempo.

Pero el panorama que se presenta por delante mantiene dosis de incertidumbre como ocurre con el caso de Grecia, señaló Zuleeg, que también recordó que hay nuevos nubarrones en el horizonte como el escrutinio al que los mercados someten ahora a Francia.

Otro elemento, agrega, que podría darse es un "importante enfrentamiento político" entre el Reino Unido por su creciente euroescepticismo y la Unión Europea, que podría resultar en un referéndum en el que probablemente ganaría el no a la Unión.

No obstante, el analista señaló que "si la UE hace lo correcto", puede "sentar en 2013 las bases para la recuperación".

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