El destino de un quinto de la humanidad en manos de 2.000 "elegidos" en China

  • Sólo 2.270 personas, un grupo reducido, privilegiado y predominantemente masculino de representantes de provincias, empresas, Ejército y otros estamentos, deciden a partir de mañana el destino de la quinta parte de la población mundial, en el XVIII Congreso del Partido Comunista de China.

Antonio Broto

Pekín, 7 nov.- Sólo 2.270 personas, un grupo reducido, privilegiado y predominantemente masculino de representantes de provincias, empresas, Ejército y otros estamentos, deciden a partir de mañana el destino de la quinta parte de la población mundial, en el XVIII Congreso del Partido Comunista de China.

Los delegados, que llegaron en los pasados días a Pekín procedentes de los más diversos puntos del país, conforman un grupo que, pese a la imagen de unidad que busca transmitir el PCCh, no deja de ser heterogéneo, con delegados de humilde origen campesino y obrero codeándose, aunque sea por un día, con banqueros, generales o líderes ya consagrados.

Sólo un 23 por cierto de los delegados son mujeres (521, aunque 76 más que en 2001), y la media de edad es de 52 años, dando al grupo un carácter marcadamente conservador pese a la presencia anecdótica de jóvenes como la nadadora Jiao Liuyang, campeona olímpica en Londres, quien con 22 años es la delegada más joven.

En el otro lado se sitúa el ex alcalde de Pekín Jiao Ruoyu, quien con 97 años -76 de ellos en el PCCh- es el delegado más longevo, aunque casi dos tercios de los seleccionados ingresaron en la formación política tras la muerte en 1976 de Mao Zedong (cuyo nieto, el comandante del Ejército Mao Xinyu, estará presente).

La mayoría "postmaoísta" hace pensar a los observadores en que el Congreso, donde también se debaten reformas ideológicas y se modificará la Constitución del Partido (de 1982), podría discutirse una reducción del pensamiento maoísta aún latente en el corpus filosófico de la formación.

Aunque algunos asuntos parecen ya decididos de antemano y no admitirán voces disidentes, como el futuro máximo líder del partido -el vicepresidente Xi Jinping-, no todo está atado, entre otras cosas algunos de los nombres que le acompañarán en la cúpula, o la composición de la influyente Comisión Militar Central.

En un esfuerzo por mejorar la imagen del PCCh ante los ciudadanos chinos -que critican su corrupción y la casi total equivalencia de clases ricas y líderes comunistas-, el régimen presume que la tercera parte de los asistentes al Congreso son camaradas "de base", es decir, sin un cargo en el Partido o en el Gobierno.

Se trata de campesinos, obreros o empresarios que participaron este año en las elecciones internas para los delegados regionales al Congreso, unas "primarias" en las que el PCCh exigió que se presentara al menos un 15 por ciento más de candidatos que el número final de elegidos por cada circunscripción, con el fin de estimular la llamada "democracia de partido".

Del total de 38 circunscripciones, 31 pertenecen a las distintas divisiones administrativas chinas, mientras que sectores clave del país como la banca estatal, las empresas gubernamentales o el Ejército se reservan sus propios delegados.

En un momento de tensiones en el Tíbet (más de 60 inmolaciones en los últimos dos años y creciente presión internacional por estas acciones), el PCCh presume de la "variedad étnica" de sus delegados, ya que 249 de ellos no son chinos han, la etnia mayoritaria del país, sino miembros de estas minorías, la tibetana incluida.

Algunos de ellos darán el "toque de color" a la reunión congresual -marcada en general por un aire de severidad y pompa- luciendo vistosos trajes regionales en la ceremonia de inauguración del Congreso mañana, jueves.

Pero la principal diferencia que marcará a los asistentes no será el origen étnico sino las distintas facciones que dominan la política del PCCh y la del país.

Destacan especialmente dos: los populistas o "reformistas", que actualmente dominan en el poder (a este grupo pertenecen Hu Jintao y el primer ministro Wen Jiabao), y los elitistas o "conservadores", ahora en puestos secundarios de la cúpula pero que abrigan la esperanza de recuperar las cotas de poder que tuvieron en la era del ex presidente Jiang Zemin, uno de ellos.

Muchos de los conservadores proceden de familias de altos cargos durante la época de Mao Zedong o Deng Xiaoping, los apodados "príncipes".

Entre los reformistas abundan líderes de orígenes menos aristocrático que, como en el caso de Hu, se auparon al poder gracias a organizaciones más abiertas del PCCh, como la Liga de Juventudes Comunistas.

Todos ellos se reúnen a partir de mañana, hasta el 14 de noviembre, para dilucidar los futuros máximos líderes del PCCh y a la postre de la segunda economía mundial, unos debates y decisiones que, por secretos que sean, a la larga afectarán a todo el planeta.

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