Cierta sensación de deja vu en el Consejo de Ministros de este martes. El adelanto electoral del 23 -J dejó en el tintero varios proyectos de ley como el de Prevención de las Pérdidas y el Desperdicio Alimentario, que hoy ha vuelto a remitir el Gobierno al Congreso de los Diputados. El texto enviado establece la obligación para todos los agentes económicos de la cadena agroalimentaria, desde los productores primarios hasta la distribución (supermercados, tiendas de alimentación...), de contar con un plan de prevención de pérdidas y desperdicio con medidas para minimizarlas. Además de establecer una jerarquía de prioridades para los alimentos suceptibles de ser desperdiciados, que van desde el consumo humano hasta la elaboración de zumos o mermeladas, así como la alimentación animal y la fabricación de piensos. Además de usos industriales ocmo la obtención de compost o biocombustibles.
La propuesta, que no se ha modificado respecto a la anterior legislatura y cuya entrada en vigor será el 1 de enero de 2025, también establece una serie de buenas prácticas como incentivar la venta de productos considerados 'imperfectos' o 'alimentos feos', así como de productos de temporada, proximidad o de agricultura ecológica. Algo que también afectará a alimentos cuya caducidad este próxima. Al respecto, el ministro de Agricultura Luis Planas, ha mencionado también la obligación de que todos los agentes de la cadena agroalimentaria suscriban convenios con bancos de alimentos u ONGs para la donación de excedentes de alimentos. "La distribución ya lleva a cabo promociones de las últimas 48 o 72 horas. Lo que queremos es garantizar el buen uso de estos acuerdos", ha apuntado el titular de Agricultura.
Al respecto, el texto de la futura norma exime de la obligación de firmar este tipo de convenios a los establecimientos de la distribución alimentaria con una superficie útil inferior o igual a 1.300 metros cuadrados. Además, las empresas de hostelería deberá facilitar al consumidor la posiblidad de llevarse aquellos alimentos que no se consuman sin coste adicional alguno, a través de envases reutilizables. Sí se cobrará por los plásticos de un solo uso.
De igual modo, el Gobierno deberá elaborar un Plan Estratégico para la prevención y reducción de pérdidas y desperdicio alimentario, que se revisará cada cuatro años y que establecerá la estrategia general en materia de desperdicio alimentario. Además, junto a otros ministerios, Agricultura redactará un Plan Nacional 'ad hoc' con objetivos generales y prioridades a vigilar.
"Aquí no se tira nada"
"Aquí no se tira nada. Así resumiría esta ley", ha concluido el ministro de Agricultura Luis Planas a la hora de sintentizar un texto del que ha dicho que también "tiene un contenido ambiental por la pérdida de recursos naturales, especialmente en el agua o la erosión del suelo" que supone el desperdicio alimentario. Además de contar con "un componente moral y ético" por lo que implica para la población más vulnerable.
El desperdicio alimentario en España
Desde el Ministerio de Agricultura, con datos de 2022 (los del último año estarán disponibles en unas semanas), estiman que cada hogar español desperdició de media 65,5 kg o litros de alimentos y bebidas. Los productos sin elaborar siguieron siendo los menos apreciados, aunque se tiró un 9% menos que en el año anterior. En cambio, el desperdicio de platos cocinados subió un 6,7% respecto a 2021.
Fuera del hogar, el desperdicio alimentario se redujo en un 11,3% en 2022 respecto al año anterior a pesar de que el consumo se disparó un 6,1% en el peridoo mencionado en comparación con 2021. Esto supone más de 4 millones de kilos o litros en 2022 en comparación con el anterior ejercicio.
Planas se ha mostrado optimista respecto a su reducción y, destacado, que entre 2021 y 2022 , que el desperdicio alimentario se ha reducido en un 6,1% en España y hasta un 13,5% "con datos anteriores a la pandemia". Localizándose una gran parte del mismo en los hogares.
