La reforma del hotel Ritz de Madrid recuperará elementos originales

  • Servirá para recuperar la bóveda acristalada que cubría el vestíbulo de la planta baja, y construir una piscina en un sótano, bajo la pérgola.
Hotel Ritz / EFE
Hotel Ritz / EFE

El Hotel Ritz de Madrid, construido en 1908, será objeto de una 'cuidadosa intervención' que servirá para recuperar elementos originales, como la bóveda acristalada que cubría el vestíbulo de la planta baja, y construir una piscina en un sótano, bajo la pérgola sur del jardín.

La Junta de Gobierno de la capital ha aprobado hoy de manera inicial una modificación del Plan General de Ordenación Urbana, que 'pone el acento en la protección del inmueble', según ha informado el Ayuntamiento, que permitirá también eliminar el impacto negativo producido por las instalaciones situadas en la cubierta, actualmente visibles desde la vía pública.

La reforma, proyectada por el estudio del prestigioso arquitecto Rafael de la Hoz, recuperará, además de la bóveda del vestíbulo, el lucernario sobre la caja de la escalera principal, las carpinterías originales de madera y las chimeneas de extracción de humos de cocinas de la planta sótano.

El edificio, que ocupa un espacio destacado en la plaza de la Lealtad y está protegido con nivel 1 grado singular, fue proyectado en 1908 por el arquitecto francés Charles Frederic Mewes, autor de los Ritz de París y Londres, con dirección de obra de Luis Landecho.

Cuenta en la actualidad con 168 habitaciones dobles -cuando acabe la reforma serán 172- repartidas entre las plantas primera y sexta, mientras en la planta baja hay salones y restaurantes.

Los dos salones centrales estaban cubiertos en origen por una cristalera de acero y vidrio situada en el fondo del patio central, que fue sustituida hace años por una cubierta opaca.

Las dos plantas sótano están destinadas a actividades y servicio del hotel, y sobre la cubierta hay varias instalaciones de servicios que suponen un impacto visual negativo al ser visibles desde la calle.

La actual cubierta, de teja plana y con aguas a patio y fachadas exteriores, ha sido objeto de sucesivas intervenciones que han contribuido a su deterioro con impermeabilizaciones e instalación de maquinaria.

Sobre la cubierta se encuentran las unidades exteriores de tratamiento de aire y máquinas de extracción, que serán reubicadas en pequeños cuartos en el área próxima a la medianera del edificio contiguo, ocultas desde cualquier perspectiva, mientras que las calderas de agua están en la planta sótano.

Con la reforma proyectada se reconfigura la cubierta, sin variar la altura de la cornisa ni de la cumbrera, y con un diseño de las mansardas -las ventanas de la buhardilla- que reproducirán fielmente otras proyectadas por Mewes.

Respecto a la cristalera de la planta baja, proveerá de luz cenital y ventilación natural a los espacios comunes centrales del hotel y mejorará las condiciones de protección de la planta baja frente al fuego con la instalación, en su parte más alta, de un sistema para la evacuación de humos en caso de incendio.

La luminosidad del edificio también gana con la recuperación de otro elemento original desaparecido, el lucernario que cubría la caja de la escalera principal, actualmente cegado por un forjado de baldosas sobre el que hay conductos de extracción.

Por otra parte, la doble carpintería actual, de PVC al exterior y madera en el interior, será sustituida por una única de madera de nueva creación que reproducirá las originales.

En cuanto a la piscina, se construirá en la planta sótano 2, bajo la pérgola sur del jardín, que funcionará como un gran lucernario, en tanto que en la planta sótano 1 se realizarán obras de acondicionamiento que comprenden un nuevo pasillo de distribución, nueva cocina, almacén y bodega, así como un núcleo de comunicación con el restaurante bajo la pérgola del jardín, donde habrá un nuevo comedor.

Primero de su categoría en Madrid, el Hotel Ritz abrió sus puertas el 2 de octubre de 1910, con un solemne acto al que asistió la familia real al completo, ya que Alfonso XIII deseaba que la capital tuviera un hotel de lujo a la altura de sus homónimos en París y Londres, y el presidente del Gobierno, José Canalejas.

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