El plan de Obama para la banca es populista y poco realista, según analistas

  • Madrid.- Las medidas anunciadas ayer por el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, para restringir el tamaño y la actividad de los bancos tienen un sentido más populista que técnico y pocas probabilidades de aprobarse en los términos expresados, según los analistas consultados por EFE.

Obama impone nuevos límites al tamaño y a las actividades de la banca
Obama impone nuevos límites al tamaño y a las actividades de la banca

Madrid.- Las medidas anunciadas ayer por el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, para restringir el tamaño y la actividad de los bancos tienen un sentido más populista que técnico y pocas probabilidades de aprobarse en los términos expresados, según los analistas consultados por EFE.

La Casa Blanca quiere que los bancos comerciales que captan ahorro de los clientes para invertirlo en los mercados no jueguen a su vez con su propio dinero, lo que se denomina "invertir por cuenta propia".

También está previsto impedir que estas entidades puedan poseer, invertir o asesorar a los fondos de inversión de alto riesgo (hedge funds) o los fondos de capital riesgo (private-equity firms), que invierten en empresas emergentes o con problemas, para salir de su capital poco después.

Asimismo, Obama pretende imponer un límite al tamaño de la banca, que desde 1994 se somete a la limitación de su cartera de depósitos, ya que ninguna entidad puede tener más del 10 por ciento del total de ahorro existente en el país.

El proyecto anunciado ayer ha recordado a muchos el "Banking Act", vigente en Estados Unidos desde 1933 hasta 1999, una norma que pretendía luchar contra la usura de los bancos para evitar que hicieran negocio con los ahorros de sus clientes.

Esta norma, también conocida como Ley Glass-Steagall, fue promulgada inmediatamente después del "crack" de 1929 con la intención de separar la banca minorista de la banca privada o de inversión.

El director del departamento de Análisis de Bankinter, Ramón Forcada, hace una lectura más política que técnica de las intenciones de Obama, y califica de claramente "populista" el anuncio.

Forcada señala que el tono agresivo de Obama responde a su debilidad política, en un momento en el que ve peligrar su proyecto de reforma del sistema sanitario.

Alberto Roldán, de Inverseguros, añade que dieciocho meses después de anunciar un plan de reestructuración para el sistema financiero "no tiene sentido salir ahora con esto", y coincide con Forcada en cuanto al carácter populista del anuncio.

De aprobarse estas medidas, los bancos españoles deberían someterse a la nueva normativa, aunque, según explica Daniel Pingarrón, analista de IG Markets, les afectaría de manera "residual", dado que su modelo de negocio es muy distinto.

Muy distinto es el panorama para los grandes bancos estadounidenses, añade el analista, ya que "es como si de la noche a la mañana les dijeran que el 10 o el 20 por ciento de su actividad va a desaparecer".

A este lado del Atlántico es muy posible que las autoridades económicas europeas decidan plantearse adoptar medidas similares en Europa, dado el "seguidismo" del que, en ocasiones, hacemos gala, tal y como recuerda Pingarrón.

No obstante, Ramón Forcada recuerda que el europeo no es aún un mercado verdaderamente único salvo en lo que se refiere a la competencia, y sería muy difícil coordinar las distintas legislaciones.

Muy diferente es la interpretación del economista asesor de la Reserva Federal (Fed) de Chicago Richard Rosen, que justificó hoy a Obama con el argumento de que una de las principales causas de la crisis económica fue la "relajación" de la normativa financiera.

Los bancos cotizados, por su parte, sí se han tomado muy en serio las palabras del presidente de Estados Unidos e inmediatamente después del anuncio comenzaron a encajar fuertes descensos en sus cotizaciones.

En este sentido, el analista de Bankinter considera que la incertidumbre ha provocado una "sobrerreación" de los mercados, tal y como ocurrió hace unos días cuando el Gobierno chino se propuso enfriar el crecimiento económico.

Sin embargo, cree que el impacto sobre el mercado ya ha tenido lugar y "sólo queda el efecto inercial".

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