El IPC roza el 140%

Argentina vota en plena hiperinflación, retirada de depósitos y desplome del peso

El nerviosismo sobre el resultado de las urnas este domingo, con Milei y Massa como favoritos pero muchas dudas sobre si habrá que ir a una segunda vuelta, paraliza las ventas de empresas que temen otra fuerte caída del peso.

Massa Milei Argentina
Javier Milei, a la izquierda, y Sergio Massa, a la derecha.
Getty Images

Argentina celebra este domingo sus elecciones presidenciales, aunque todo apunta a que hasta el 19 de noviembre, cuando se celebra la segunda vuelta, no se sabrá quién ocupará la Casa Rosada. Los comicios del 22 de octubre no se tratan solo de elegir al presidente y vicepresidente, también se determinará el rumbo  que adoptará la economía argentina, con una inflación que rozó el 140% en septiembre, los tipos de interés en el 133%, y el peso fuertemente devaluado; tanto, que uno de los candidatos favoritos, el ultraderechista Javier Milei, incluso aboga por la dolarización del país y la supresión del banco central.

Propuestas que no han hecho más que calentar la incertidumbre que sacude a la economía del país, a la que el FMI advertía hace pocos días que no tenía tiempo para hacer reformas graduales, y que se ha congelado a la espera del resultado de los comicios. De acuerdo con Bloomberg, numerosas compañías han paralizado las ventas ante el temor a que el resultado de las urnas este domingo suponga otro golpe para el peso. En paralelo, los bancos estarían sufriendo retiradas de depósitos por la incertidumbre y el miedo a un nuevo corralito. 

El que no haya ninguna seguridad sobre el resultado y que las propuestas de los dos candidatos con más posibilidades de victoria -el propio Milei y Sergio Massa- sean tan antagonistas en materia económica no ayuda a templar los ánimos.

Propuestas de los candidatos 

Massa, el actual ministro de Economía, se presenta como el candidato continuista. En sus propuestas políticas, Massa pretende mantener el actual poder central estatuto bancario, lo que significa que no otorgaría autonomía a la autoridad monetaria. También apoya el mantenimiento de los actuales controles de divisas y precios, aunque son políticas que han creado importantes distorsiones económicas. 

En el frente fiscal, Massa pretende lograr un equilibrio al reducir los créditos fiscales, aunque esta promesa no se alinea con sus planes de aumentar el gasto en infraestructura.

En cuanto a Milei, representa la postura más opuesta a  la situación actual, caracterizada por su llamado 'Chainsaw Plan'. En esencia, la propuesta de Milei prevé la plena dolarización de la economía, que implica la abolición de la moneda y el cierre del Banco Central de la República Argentina (BCRA), el banco central de la nación. 

Milei pretende reducir el gasto público en un 15% del PIB mediante la privatización de las empresas estatales y el sistema público de salud, reduciendo el número de ministerios, eliminando subsidios a las provincias y recortando gasto en pensiones. Actualmente, los beneficios sociales y los subsidios económicos representan un importante 73% de los gastos corrientes del sector público.

Además de ambos, existe un tercer candidato, que también cuenta con una visión propia de su programa económico: Patricia Bullrich. En su caso, adopta un enfoque más tradicional para dirigir la economía hacia la estabilidad. Apoya la independencia bancaria con el objetivo de poner fin a la monetización de la deuda y eliminar los controles de divisas. También defiende el “bimonetarismo”, permitiendo a las personas elegir qué moneda utilizar.

En el frente fiscal, la candidata de Juntos por el Cambio, apuesta por reducir los déficits de las Empresas de Propiedad Estatal (EPE) en un plazo de seis meses y considera el cierre o la privatización de empresas estatales deficitarias. Además, se compromete a abolir los derechos de exportación agrícola y disminuir impuestos laborales. Sin embargo, algunos críticos cuestionan este enfoque ya que esto recuerda a la estrategia “gradualista” utilizada por el gobierno de Mauricio Macri, 2015 a 2019, que finalmente fracasó.

¿Qué implicaría la dolarización de Milei?

No es un concepto novedoso en Argentina, que en 1990 introdujo una caja de conversión, similar a la plena dolarización. Bajo esta configuración, el peso estaba vinculado al dólar a un tipo de cambio de uno a uno. Inicialmente,  fue adoptado como una fuerza estabilizadora que frenó la inflación. Sin embargo, a finales de los años 1990, la economía había caído en una trampa de deuda-crecimiento de la moneda. El peso estaba sobrevaluado, el crecimiento era débil y la deuda externa se volvió cada vez más difícil de mantener. 

La dolarización que propone Milei pretende convertir el dólar estadounidense en la  moneda de curso legal oficial para todas las transacciones. Una distinción crucial es que la dolarización sería permanente. Revertir esta estrategia es mucho más difícil que abandonar una caja de conversión, como lo hizo Argentina en 2001. 

El principal beneficio inmediato de la dolarización es que el país importa la credibilidad de la Reserva Federal, renuncia a su política cambiaria, según sus defensores. Al hacerlo, también elimina el riesgo de devaluación de la moneda, un importante contribuyente a la inflación. También reduce la prima de riesgo de las inversiones extranjeras. Esto, a su vez, puede fomentar más la inversión e impulsar el crecimiento económico, de acuerdo con sus impulsores.

Todas las miradas puestas en el domingo

Argentina se encuentra en un punto de inflexión sobre su futuro. La agitación económica ha debilitado gravemente al peronismo, que representa Massa a través de Unión por la Patria, y que ha estado en el poder durante 16 de los últimos 20 años. La difícil situación ha motivado el crecimiento del libertario Milei, quien actualmente lidera las encuestas por un margen considerable, sin seguridad sobre quién puede ganar.

En Argentina, cada mandato presidencial dura cuatro años y el sistema electoral sigue un enfoque de dos vueltas. Para ganar directamente en la primera vuelta, el candidato necesita más del 45% de los votos o el 40% de los mismos y una ventaja de más de diez puntos sobre el rival más próximo; dos porcentajes que parecen complicados de lograr en una primera entrada. De lo contrario, se programará una segunda vuelta para el 19 de noviembre en la que solamente se enfrentarán los dos candidatos que mayor porcentaje obtengan en la primera vuelta y que las encuestas indican a Milei y Massa. El nuevo Gobierno asumirá sus funciones el 10 de diciembre.

Se presentan cinco candidatos, después de los resultados de las elecciones PASO (Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias), celebradas en agosto. El triunfo de Milei en las primarias lo posiciona como favorito para la carrera presidencial, aunque evitar una segunda vuelta parece improbable. Según Opinaia, se prevé que Milei obtenga el 35% de los votos, que Massa consiga el 25% y Bullrich un 23%. Milei se quedaría a sólo cinco puntos porcentuales del umbral del 40%, un número importante de los votantes indecisos (9%) podrían influir en el resultado de las elecciones.

Las encuestas sugieren que Milei se enfrentará a Massa en una segunda vuelta. Cabe destacar que Massa tiene la tasa de rechazo más alta, un 65% de votantes indicaron que nunca votarían por la izquierda a la que representa el candidato, seguido por Bullrich con un 52% y Milei con un 43%. La postura de centroderecha de Bullrich también se alinea más con los principios libertarios de Milei. Por lo tanto, es razonable esperar que Milei obtenga el apoyo de los votantes de Bullrich en el caso de una segunda vuelta.

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