Dispara el coste de la siembra

La escasez de fertilizantes precipita un incremento del precio de los alimentos

La reducción de suministro ruso por el conflicto en Ucrania y el incremento del coste del gas, vital para su producción, ha disparado los precios de los químicos un 300% y los agricultores no pueden asumirlo.

Tractor fertilizante
La escasez de fertilizantes precipita un incremento del precio de los alimentos. 
Pixabay

Las consecuencias de la invasión rusa de Ucrania amenazan con generar una ola de hambre y miseria sin precedentes a nivel internacional, como ha advertido el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres. Y es que este conflicto no solo ha condicionado el suministro de cereales en el mercado internacional, sino también ha supuesto una reducción en la oferta de fertilizantes y una consecuente escalada de los precios de estos, puesto que Rusia es su principal exportador y otros socios como Bielorrusia envían el 40% del potasio utilizado en todo el mundo.

España no es ajena a esta situación, como advierte desde el pasado mes de marzo la Asociación Nacional de Fabricantes de Fertilizantes (ANFFE), el incremento de precios del gas y de las materias primas necesarias para producir los fertilizantes, ha generado dificultades en el abastecimiento y un aumento extraordinario en los costes de producción. Europa tampoco lo es, por ello el director general de Fertilizers Europe (FE), Jacob Hansen, también ha mostrado su preocupación por este incremento. “Los precios récord y volátiles del gas, que representan un 90% de los costes variables de la producción de fertilizantes, han hecho que la situación sea insostenible para la industria y tenga como resultado reducciones temporales de la producción”, explicaba.

El incremento de los precios de los fertilizantes supone un verdadero esfuerzo para muchos agricultores, por lo que algunos de ellos, en lugar de hacer acopio para la siembra al terminar la cosecha, como acostumbraban a hacer, han optado por esperar a ver cómo evolucionan los precios, lo que hace temer un desabastecimiento en los meses de octubre y noviembre, cuando podría concentrarse la demanda. Pero las cifras invitan a pensárselo dos veces, ya que la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) estima que la subida de los fertilizantes roza el 300% respecto al año pasado.

Para los agricultores de Castilla y León, el sobreprecio de usar abonos nitrogenados para fertilizar los cultivos de la campaña de primavera, habría alcanzado los 325 millones de euros más que en el 2021, según los cálculos de COAG. Sin embargo, esta cifra desorbitada no se ha alcanzado, ya que muchos agricultores han optado por reducir la dosis de abonado o directamente, haber optado por no hacerlo, puesto que este sobrecoste se suma a los incrementos del 75% del precio del gasóleo y del 40% de los piensos. Una realidad que se extiende por todo el territorio nacional, los agricultores de Jaén (Asaja, COAG, UPA) también se hicieron eco de esta agónica situación en la protesta convocada hace unas semanas, con motivo de la reforma de la PAC.

A fin de cuentas, la inversión en fertilizantes habría reducido su rentabilidad, ya que previsiblemente este sobrecoste no va a ser compensado al agricultor con la venta de la cosecha. Sin embargo, optar por el uso de menos fertilizante reducirá los rendimientos y la calidad, lo que aumentará la presión sobre el sistema alimentario en su conjunto. Un escenario que ha llevado a la Unión Europea a tejer alianzas con China, el segundo exportador a nivel mundial, quien se comprometió a trabajar para atajar la inseguridad alimentaria global a través de la exportación de los abonos, según transmitió la Comisión Europea.

El gigante chino, sin embargo, no se ha comprometido a dejar de lado los intercambios comerciales con Rusia, país del que dependen varios países de Europa y Asia Central para obtener más del 50% de su suministro de fertilizantes, según señaló el director general de la FAO, Qu Dongyu. Entre sus principales receptores se encuentran China y Estados Unidos, pero también otros países con una posición menos aventajada como Brasil e India y una gran cantidad de población que alimentar. De manera que el conflicto ha agravado una situación ya de por sí mala, en la que los precios de los alimentos se mantienen al alza desde el segundo trimestre de 2020.

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