Los ciberdelincuentes confían en la buena intención de sus víctimas para hacerse, por ejemplo, con los datos de su tarjeta de crédito. Mediante la técnica llamada 'phishing', el método más habitual es mandar mails fraudulentos en los que suplantan la identidad de alguna empresa invitando a pinchar en algún enlace o que se descarguen algún archivo con el que abren la puerta y acceden a los datos personales y financieros de la víctima.
Esta estafa hoy vuelve a ser actualidad. La Policía Nacional ha logrado un importante golpe contra el fraude cibernético con la detención de tres individuos en Albacete, quienes formaban parte de una organización especializada en estafas bancarias a través de la técnica conocida como 'phishing'. Este método consiste en la suplantación de identidad para obtener ilegalmente datos de tarjetas bancarias.
El caso salió a la luz tras un intento de recogida de un pedido online en un comercio local, el cual había sido alertado por el titular de la tarjeta sobre la naturaleza fraudulenta de la transacción. El comercio actuó de inmediato, deteniendo la entrega del producto y alertando a las autoridades, quienes procedieron a la detención de dos de los implicados en el momento en que intentaban recoger el artículo.
Investigación y detenciones
La investigación posterior permitió a la policía conectar a estos individuos con otros pedidos fraudulentos que sumaban un total de 7.224 euros en potenciales estafas. Estas acciones preventivas ayudaron a evitar un mayor fraude y llevaron a la detención de una tercera persona, implicada también en la red delictiva.
Los detenidos, según las autoridades, actuaban como 'mulas', es decir, personas que se encargan de recoger físicamente los productos comprados con datos de tarjeta robados, facilitando así el blanqueo de los bienes adquiridos fraudulentamente.
El modus operandi
La Policía Nacional ha explicado que este tipo de organizaciones criminales suele operar en dos niveles: el primero se dedica a la obtención de los datos bancarios mediante ataques informáticos a empresas o bancos, o aprovechando la desinformación de los usuarios, quienes pueden caer en trampas como clicar en enlaces maliciosos. El segundo nivel está compuesto por las 'mulas', que recogen los productos adquiridos, frecuentemente artículos de fácil venta en el mercado negro.
Este caso subraya la importancia de la vigilancia tanto por parte de los consumidores como de los comercios para detectar y prevenir este tipo de fraude. Además, recalca la necesidad de una cooperación efectiva entre las fuerzas del orden y las entidades financieras para combatir y desmantelar redes criminales que operan utilizando tecnologías avanzadas para el fraude cibernético.
