El Eurogrupo busca un plan de consenso

España aparca los 'eurobonos' y se pliega al fondo de medio billón de € de Macron

  • Calviño se vuelca en arrancar un 'Fondo de Recuperación' potente ante el rechazo frontal a los 'coronabonos' y los ataques al fondo para el desempleo.
Nadia Calviño y Olaf Scholz / EFE
Nadia Calviño y Olaf Scholz / EFE

España batalló por los 'coronabonos'...pero no hasta el final. Curtida en los singulares usos y costumbres de la diplomacia europea y conocedora de los acerados 'tics' nacionales de los países miembro, la vicepresidenta de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, ha decidido aparcar lo importante -el inexorable camino de la mutualización de riesgos dentro del área euro si se quiere configurar una región económica digna de tal nombre-para volcarse en la urgente: la necesidad perentoria de un plan de apoyo financiero europeo para los países más golpeados por la crisis del coronavirus: en estos momentos, Italia y España. 

El Gobierno de España, que ha comprometido una cantidad ingente de recursos presupuestarios en construir ese escudo social y económico frente a la crisis, necesita la liquidez y el respaldo financiero de Europa para pasar el trago sin comprometer demasiado su apenas recuperada imagen de estabilidad financiera y en ese objetivo la propuesta francesa de constituir un 'superfondo europeo' con una dotación de 500.000 millones de euros para sacar a las economías del euro de la crisis que todos los expertos auguran para los próximos dos años es tanto o más crítica que la batalla de los eurobonos.

Calviño ya lo dejó caer en el briefing previo que realizó justo antes de la reunión del Eurogrupo, al decir que España observaba de forma muy positiva el paquete de apoyo que se estaba perfilando para esa reunión -en referencia a la propuesta de Macron- y la actitud del 'bloque del norte' y en particular de Holanda en la reunión, debió de convencerla aún más de esa apuesta. La propuesta de Francia, al fin y al cabo, pone sobre la mesa medio billón de euros contantes y sonantes -el equivalente al 3% del PIB de la eurozona, por encima del 2% que se había manejado hasta ahora- y ataca los tres flancos que el Gobierno de España considera críticos en la reacción a corto plazo: la financiación de las empresas, mediante el refuerzo de las garantías de la financiación del Banco Europeo de Inversiones; la protección a los trabajadores, para lo que la Comisión Europea ha consentido en poner 100.000 millones de euros -a avalar eso sí por los países beneficiarios-; y la estabilización de la situación financiera de los países más castigados, mediante la aplicación del MEDE -el célebre 'fondo de rescate' creado por la crisis financiera- si bien con una condicionalidad mucho más suave que la que se rubricó en los 'memorandos' que fueron el símbolo de la austeridad extrema.

En una reunión maratoniana, al más puro estilo de la Gran Crisis, que tuvo a los ministros discutiendo durante tres horas y a los 'sherpas' de los distintos gobiernos tratando de aproximar posiciones durante al menos cinco horas más, hasta el punto de que a la una de la madrugada continuaban en la tarea, el Eurogrupo se atascó al ritmo que marcó Holanda, que no sólo respaldó como suele a Alemania en marcar la frontera insalvable de los 'eurobonos' -que Alemania siempre ha considerado como el último paso en el siempre enrevesado proceso de construcción europeo- sino que planteó la necesidad de establecer una cierta condicionalidad sobre cualquier fondo europeo que reciba un país y puso sobre la mesa un debate aparentemente cerrado: el del fondo europeo de 100.000 millones de euros contra el desempleo.

Ni un euro europeo sin condicionalidad

Nada es fácil de conseguir cuando se trata de la Unión Europea. Hace apenas unos días, el respaldo explícito de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, pareció dar carta de naturaleza a uno de los instrumentos europeos por lo que más ha luchado históricamente el Gobierno de España en Bruselas: la configuración de un fondo europeo para el desempleo. Se dijo que estaría dotado con 100.000 millones de euros y que se destinaría, esencialmente, a sufragar la factura derivada de los esfuerzos de los países miembro por evitar despidos permanentes incentivando soluciones equiparables a los ERTE en España.

El asunto parecía encarrilado y en ningún caso asomaba como asunto de controversia en una reunión del Eurogrupo, la de este martes, que ya venía cargado de puntos de fricción, como el debate sobre los 'eurobonos' o los 'coronabonos', y la posible condicionalidad de los préstamos a los países más azotados por el virus a través del MEDE, el célebre fondo de rescate creado tras la Gran Crisis.

Sin embargo, Holanda y otro grupo de países se han descolgado con la inclusión en los 'asuntos de debate' del fondo europeo de protección al desempleo, sobre el que exige una estricta definición de las cuestiones a cubrir -para que no se limite a los ERTE planteados por los países más afectados por el virus- y sobre todo un horizonte temporal cierto para evitar que se extienda durante más tiempo del estrictamente necesario. 

La posición holandesa es una contrariedad para España, que como había adelantado la vicepresidenta de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, en un briefing previo a la reunión del Eurogrupo tenía como uno de sus principales objetivos en esta reunión activar de la forma más rápida posible los mecanismos europeos para paliar las consecuencias del virus en el corto plazo y, por otra parte, encarrilar la respuesta europea en el medio plazo, mediante la dotación de fondos por parte de la UE. 

La vicepresidenta de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, entraba en la reunión por videoconferencia de este martes con la firme intención de arrancar de los más fieles guardianes de la ortodoxia del euro -Alemania y Holanda- un fondo para cubrir los costes generados por la pandemia con la suficiente entidad como para garantizar que ningún país del euro se quede atrás, siguiendo el relato que el Gobierno ha acuñado en esta crisis, y un cierto compromiso con la puesta en pie a medio plazo de un suerte de 'Fondo para la Recuperación Económica' -lo que se ha dado en llamar 'Plan Marshall'- que garantice que todas las economías se recuperarán sin grandes divergencias enter países. "No es aceptable que cada país tenga que hacer frente solo a los costes derivados de esta emergencia", dijo antes de la reunión.

España, por una 'respuesta europea' a la crisis

Tres reuniones después, el 'Eurogrupo' -el club que reúne a los responsables de Finanzas de las economías del euro- no ha sido capaz de moldear una respuesta europea digna de tal nombre. De hecho, lo que se ha dispuesto hasta la fecha, como se encargó de recalcar la vicepresidenta Calviño minutos antes de la reunión en una insólita videoconferencia solo para medios acreditados en Bruselas, ha estado orientado a facilitar la respuesta nacional de los países al impacto del coronavirus más que a plantear una respuesta de la Europa del euro al desafío.

Ahí se encajan la histórica activación de la cláusula de escape del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, que habilita a los países para responder a la crisis a golpe de mayor gasto público sin tener que preocuparse si se pasan o no de la ya célebre frontera de déficit del 3% del PIB; la flexibilización del uso de los fondos estructurales y de inversión de la UE para poder destinar al combate contra el Covid-19 más de 37.000 millones de euros a nivel europeo; o la suavización del marco de las 'ayudas de Estado' para permitir que los estados den respaldo a sus empresas en una situación tan excepcional como ésta.

Una respuesta "insuficiente" para el Gobierno de España que llleva semanas peleando con sus socios para que se constituya una red europea que garantice liquidez y financiación en el corto plazo a los estados del euro, la gran lucha por los 'eurobonos' o los 'coronabonos' en su versión adaptada a la pandemia; por un gran Fondo para la Recuperación Económica que asegure que a los estados del euro no les van a faltar recursos para reactivar sus economías después de la paralización de estos días; y por un seguro europeo de desempleo, el SURE, que aunque sea una versión muy suave es hasta el momento el gran logro diplomático del Gobierno de España en esta crisis: 100.000 millones de euros para los parados de toda Europa, que se financiarán con emisiones de deuda avaladas por los países en lo que supone una suerte de ensayo de mutualización de deuda: el gran objetivo de España.

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