A partir de 2025

Europa aprueba el uso de biocombustibles en aviones e impulsa la industria del SAF

El Parlamento Europeo dará hoy luz verde a la normativa que impulsará el uso de combustibles sostenibles en aviación, la apuesta del sector para descarbonizar su actividad y que cuenta con el apoyo de las petroleras. 

Parlamento Europeo Jose Ramon Bauza
Europa aprueba el uso de biocombustibles en aviones e impulsa la industria del SAF
Parlamento Europeo / Alexis Haullot

El Parlamento Europeo ha dado luz verde a la iniciativa ReFuelEU Aviation, la normativa que establece la implementación progresiva de combustibles sostenibles en la aviación europea a partir del año 2025. La regulación, aprobada por una amplia mayoría de los eurodiputados —518 votos a favor, 518 en contra y 8 abstenciones—, mejora las exigencias fijadas inicialmente por la Comisión Europea y completa el paquete comunitario Fit for 55 (Objetivo 55) que fija la hoja de ruta para garantizar la transición hacia una economía europea verde y descarbonizada. 

La iniciativa permitirá a las aerolíneas hacer uso del SAF en sus vuelos de forma progresiva, y dota de seguridad jurídica a la industria, que podrá comenzar a producirlo de forma masiva. Los biocombustibles son la principal solución que ha encontrado el sector aéreo para descarbonizar su actividad, que genera el 3% de las emisiones contaminantes a la atmósfera a nivel mundial.

La iniciativa legislativa, que se votará en la sesión plenaria que se celebra hoy en la Eurocámara, establece el marco normativo comunitario para promover la producción de este tipo de combustibles sostenibles (SAF) y su posterior uso por parte del sector aéreo. En ella, se obliga a las petroleras a suministrar a aerolíneas y aeropuertos una determinada cantidad mezclada con queroseno que irá aumentando progresivamente desde su implantación y hasta el año 2050, cuando los aviones deberán moverse mayoritariamente con este tipo de carburantes.

La norma afecta a aerolíneas con más de 500 vuelos de pasajeros o 52 vuelos de carga al año que despeguen desde cualquier país de la Unión Europea, así como a todos los aeropuertos de la UE que superen los 800.000 pasajeros anuales o transporten más de 100.000 toneladas de carga, aunque instalaciones con menores cifras de tránsito también pueden sumarse a la iniciativa de forma voluntaria. 

Escalar la producción para bajar su precio

Este biocombustible, denominado SAF por la industria, puede ser de origen natural o sintético y permite reducir hasta un 80% las emisiones de CO2 frente al queroseno común. El natural se elabora con aceites usados o residuos urbanos, mientras que el sintético requiere de producción industrial. Una vez procesado, se mezcla con el combustible tradicional para suministrarlo directamente en el avión. Desde la industria señalan que un avión alimentado con altas cantidades de SAF mezclado con el queroseno tradicional puede ya hoy moverse con total normalidad.

De esta forma, las aerolíneas deberán volar con un 2% de combustibles sostenibles a partir del año 2025, cifra que se incrementará progresivamente a lo largo de las dos próximas décadas: un 6% en 2030, un 20% en 2035, un 34% en 2040 y un 70% en 2050. Al mismo tiempo, se introducirá progresivamente el combustible sintético (e-fuel), que deberá ser utilizado en un 1,2% de los vuelos a partir del 2030 hasta llegar al 35% en 2050.

Sin embargo, la cadena de actores involucrados en esta revolución energética han alertado de que la producción de SAF actual es insignificante para las necesidades reales de las aerolíneas europeas, que además alertan de su alto precio, que puede ser hasta tres o cuatro veces el del queroseno. La iniciativa aprobada en Estrasburgo busca escalar la producción de los biocombustibles para abaratar el coste de producción al tiempo que la industria aérea avanza en su descarbonización. 

En busca de ideas para no encarecer los billetes

La UE ha reservado 20 millones de derechos de emisión gratuitos y canjeables por las aerolíneas a cambio de la compra de SAF hasta el año 2030 para reducir el impacto económico derivado de esta transición energética en los bolsillos de los viajeros. Esta ha sido una de las grandes preocupaciones de los legisladores, debido al posible incremento de costes que podría suponer en el precio de los billetes de avión o en los costes de las aerolíneas, algo que acabaría afectando a la conectividad europea.

La propuesta ha conllevado dos años de trabajo legislativo intenso hasta lograr el acuerdo de las tres instituciones comunitarias (Comisión, Consejo y Parlamento Europeo) y contará con el apoyo de una amplia mayoría de la cámara. La iniciativa ha sido liderada por el eurodiputado español José Ramón Bauzá, del grupo liberal Renew Europe, quien en declaraciones a La Información destacó la medida como "la más efectiva para la aviación" en detrimento del régimen de comercio de derechos de emisión, el impuesto al queroseno o la prohibición de los vuelos de corto radio, que a su juicio son medidas que no resuelven la necesidad de descarbonizar la industria aérea.

"Este es un gran paso hacia la descarbonización de la aviación. Es el momento de que los gobiernos de la UE apliquen las nuevas normas y apoyen a la industria para garantizar el despliegue rentable de combustibles de aviación sostenibles en toda Europa. No hay tiempo que perder. ReFuelEU es una gran oportunidad para posicionar a la Unión Europea como líder mundial en la producción y uso de combustibles sostenibles en la aviación", expresó tras la votación, según recoge el Parlamento Europeo.   

La medida incluye que las instituciones europeas y los distintos países aporten recursos económicos para garantizar el desarrollo de estos carburantes de nueva generación, algo que deberá complementarse por parte del sector privado. El Parlamento Europeo espera que esta regulación cubra al 95% de los aviones que despegan desde los aeropuertos de la UE, aunque contempla excepciones para territorios extracomunitarios o insulares, como las Islas Canarias, cuyos aeródromos y vuelos no deberán cumplir con estas exigencias debido a su lejanía del resto del continente.

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