Europa y su último intento para salvar el euro

  • Europa está en la recta final para salvar el euro en su cumbre del 9 de diciembre con un nuevo pacto que pretende corregir los errores que dieron origen a la crisis, pero a día de hoy lo único claro es el objetivo no así cómo lograrlo.

Céline Aemisegger

Bruselas, 1 dic.- Europa está en la recta final para salvar el euro en su cumbre del 9 de diciembre con un nuevo pacto que pretende corregir los errores que dieron origen a la crisis, pero a día de hoy lo único claro es el objetivo no así cómo lograrlo.

La UE se encuentra a nueve días de una cumbre que ya es vista como la última oportunidad para salvar el euro y conseguir que la unión monetaria se convierta en una unión de estabilidad con una integración y convergencia económica, fiscal y presupuestaria mucho mayor que permita restaurar la confianza en los mercados y en casa.

El reto ahora es que esta idea adquiera forma y eso implica una gran complejidad, tanto en el plano jurídico como en el terreno de las negociaciones que se mantienen en todas las capitales europeas, en las que la UE tendrá que definir si cambia los tratados u opta, por contra por una fórmula menos arriesgada.

Y en este debate no se deben olvidar los intereses nacionales y electoralistas que hay en juego, no sólo en Francia y Alemania, sino también en el Reino Unido.

Una reforma del Tratado requiere una convención, la aprobación por la Eurocámara y la ratificación de los Veintisiete con posibles referendos nacionales, lo que podría durar "como mínimo tres años", según fuentes diplomáticas europeas.

Alemania, impulsora de la idea, cree que se podría hacer en un año, pero el problema con esta opción no son sólo los tiempos sino que "sabes como empiezas pero no como acabas", señalan las fuentes.

El Reino Unido y otros países fuera del euro pedirían seguramente concesiones a cambio. Londres podría reducir o eliminar poderes que ya ha cedido a la UE, como en las normas sobre servicios financieros o de tiempo de trabajo, aunque no querrá perder influencia.

Otra opción es crear un protocolo anexo al Tratado o modificar, como ha sugerido Alemania, el protocolo 14 sobre el Eurogrupo.

La ventaja es que seguiría siendo una ley primaria y no sería necesaria una convención pero sí el visto bueno de los Veintisiete.

Una tercera posibilidad sería un tratado internacional o intergubernamental entre los 17 y los países que quieran sumarse, como se hizo con Schengen, lo que no requeriría ni la aprobación de los eurodiputados ni una convención. El problema es quién controlaría el cumplimiento de las normas.

De acuerdo a las fuentes, Alemania parece haber suavizado su insistencia en un cambio del Tratado y se inclina ahora más hacia la opción del protocolo o el acuerdo intergubernamental.

En las negociaciones sobre el nuevo pacto europeo anticrisis juegan un papel esencial Francia y Alemania, que, en efecto darán hoy y mañana algunas pinceladas de sus ideas, que intentarán consensuar antes de la cumbre, para lo que tendrán que superar las diferencias que aún marca su debate.

El presidente francés, Nicolás Sarkozy, pronunciará hoy un discurso en el que marcará las líneas rojas para París en las pretensiones de Alemania de introducir una fuerte disciplina fiscal con duras sanciones para los incumplidores, que podrían acabar ante el Tribunal de Justicia de la UE.

La canciller alemana, Angela Merkel, se pronunciará mañana ante el Bundestag (Parlamento alemán) sobre su visión de una nueva Europa, que es, conforme a la mentalidad alemana, la disciplina y eso implica no empezar la casa por el tejado sino empezar por los cimientos: arreglar los problemas que han causado la crisis.

Pero para Francia ceder tanta soberanía sobre sus cuentas es una cuestión delicada y prefiere más "solidaridad" europea. Teme perder la triple A y espera que Berlín suavice su postura con respecto al papel que debe jugar el BCE y a los eurobonos.

La eurozona no tocará la independencia del BCE, pero en el lenguaje diplomático siempre hay que leer entre líneas.

El mismo día en que Merkel acude al Parlamento alemán, el líder británico, David Cameron, se reúne en París con Sarkozy.

El presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, mantiene consultas con todos los países de la UE para preparar la propuesta que entregará en la cumbre a petición de los líderes.

Ya ha avanzado algunas ideas para ir más allá de las sanciones previstas por déficit excesivo: se podrían suspender los derechos de voto o los fondos estructurales.

La Comisión Europea ha propuesto además revisar los borradores de los presupuestos nacionales y aumentar el control sobre países que no reciben ayuda financiera pero que tienen problemas.

Sobre la mesa hay ideas de sobre. Y es que si algo ha quedado claro en los últimos años es que Europa nunca ha estado falta de ideas. Ha fallado en la ejecución y los tiempos.

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