Israel. Faes defiende la "buena herencia" de netanyahu


La Fundación FAES de José María Aznar destacó este martes la "buena herencia" del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, en relación a su posición contraria a las negociaciones que el Sexteto (EEUU, Reino Unido, Francia, Alemania, China y Rusia) mantiene con Irán en Ginebra sobre el programa nuclear de Teherán.
Así lo puso manifiesto la fundación que preside Aznar a través de un informe titulado ‘Estados Unidos, Israel e Irán’, escrito por su director de Política Internacional, Rafael L. Bardají, y hecho público en la jornada en la que Israel vota la continuidad de Netanyahu.
"Puede que Netanyahu no gane las elecciones (algo que sería celebrado sin duda en la Casa Blanca), pero habría dejado una buena herencia que administrar en este tema: el debate ya no está en si alcanzar un acuerdo o no con Irán, sino en si se debe firmar o no un mal acuerdo", señaló.
Bardají se planteó, a este respecto, "en qué consiste un mal y un buen acuerdo". "Ahí, el debate se le ha ido de las manos a Barack Obama", lamentó, para advertir de que "en estos días han crecido los errores de comunicación en este tema", porque el secretario de Estado, John Kerry, afirmara que el acuerdo "nunca sería vinculante".
"Las palabras tienen consecuencias y las del primer ministro israelí han movilizado a los legisladores americanos, más vigilantes que nunca sobre los términos de la negociación", advirtió el director de Política Internacional de FAES.
Aseguró que han servido para recordar que más del 70% del pueblo norteamericano "rechaza todo acuerdo que no acabe con la amenaza iraní". "Muy posiblemente, lo que el presidente norteamericano quisiera es que no se recordase ni que se hablase de ello”, aseguró.
Bardají apuntó que para Netanyahu el acuerdo "es malo, muy malo", porque permite a Irán retener la práctica totalidad de su infraestructura nuclear, porque no tiene en cuenta otros avances militares iraníes y porque se olvida de la naturaleza del régimen de los ayatolás.
El informe de FAES recoge, a este respecto, que el primer ministro israelí "se empeñó contra viento y marea en dirigirse al Congreso norteamericano para hablar de Irán". "En casa, la oposición le acusó de electoralista y la Administración de EEUU, de tensar la relación bilateral", apuntó, para destacar que se impuso "lo que él consideraba su deber como responsable de la supervivencia de su país".

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