En el contexto actual en España donde la inflación experimenta un incremento constante y cada día se hace más difícil llegar a fin de mes, no es poco habitual que las familias se endeuden con el pago de su hipoteca o que no puedan hacer frente a sus compromisos de crédito y que estos resulten en situaciones de insolvencia. Sin embargo, lo que sí es poco habitual es que estas se perdonen, como les sucedió a esta pareja en Lleida, Cataluña.
La pareja, que era propietaria de un inmueble, tuvo dos importantes insolvencias en derramas extraordinarias de la comunidad de vecinos. La deuda fue perdonada por el Juzgado de Primera Instancia de lo Mercantil número 6 de Lleida, por medio de la Ley de Segunda Oportunidad y mediante esta, logró exonerarles del pago, puesto que consideró que aquellos eran deudores de buena fe, según recoge Economist & Jurist.
¿Cómo perdonaron la deuda?
El inmueble fue ejecutado, subastado y adjudicado. Pero aún así, la pareja debía solventar su deuda que quedó descubierta en su momento. El hombre acumulaba una deuda de 62.272 euros y la mujer una de 58.571.
La situación de insolvencia acabó con el fallo del Juzgado, en donde el titular consideró que tanto el hombre como la mujer eran deudores de buena fe, y por tanto les fue concedida la exoneración del pasivo insatisfecho (EPI).
¿Cómo llegaron a esta situación?
La situación del pasivo insatisfecho se dio a raíz de que la pareja alquilase una propiedad en Alcoletge, Cataluña cuando en 2014 se mudaron al municipio de Lleida en busca de aumentar sus ingresos. Al mudarse, dejaron atrás su piso hipotecado en Madrid. En un intento de sufragar sus gastos, alquilaron su propiedad por 400 euros, a pesar de que la cuota hipotecaria ascendía a 600.
Los factores como los gastos del alquiler con la hipoteca, aparte del hecho de que el hombre era quien proveía los ingresos, junto con el alquiler de su nueva vivienda, sus gastos básicos y los de sus hijos, fueron los que hicieron que fuera imposible consolidar los pagos. Más aún, considerando que uno de los hijos tiene un trastorno que le impide cursar sus estudios con normalidad, por lo que debían asumir una educación privada para el menor.
El hundimiento total
En 2015 fue cuando la situación se hizo insostenible a causa de dos derramas aprobadas en un corto período de tiempo, que ascendían a los 4.000 euros. Este gasto imprevisto causó un desbarajuste en donde los ingresos familiares resultaron insuficientes, por lo que optaron por pedir préstamos y créditos.
De esta manera, intentaron unificar los créditos pero la entidad bancaria se lo negó y así, las cuentas hipotecarias se volvieron demasiado para la pareja, que no consiguió saldarlas a tiempo. Incluso, la difícil circunstancia financiera, junto con todo el estrés que esta conllevaba, logró romper a la pareja que firmó el divorcio en 2019.
Al haberse consolidado el divorcio, la ahora expareja intentó una dación en pago de su vivienda en Madrid esperando que al entregar su inmueble, se saldase su deuda. No obstante, la solicitud fue rechazada.
Aumento de la deuda
En el mismo período de 2019 un juzgado de Madrid les notificó de la adjudicación de su vivienda a una sociedad perteneciente a una entidad bancaria con quienes debían saldar su deuda, que en ese momento se mantenía en unos 46.000 euros. Cifra que se generó sin considerar los intereses acumulados y costos judiciales.
Fue aquí cuando ambos tocaron fondo, la mujer cayó en una depresión, el marido sufrió un embargo de su nómina y no encontraban formas de hacer frente a los gastos ni a la manutención de los hijos. La situación finalizó con el fallo del juzgado.
