Kuroda cumple un año frente al Banco de Japón con reparos sobre su programa

  • El gobernador del Banco de Japón, Haruhiko Kuroda, cumplió hoy en su cargo un año, un lapso marcado por una agresiva política monetaria para acabar con la deflación que algunos analistas empiezan a tildar de insuficiente, mientras claman por paquetes de estímulo adicional.

Andrés Sánchez Braun

Tokio, 20 mar.- El gobernador del Banco de Japón, Haruhiko Kuroda, cumplió hoy en su cargo un año, un lapso marcado por una agresiva política monetaria para acabar con la deflación que algunos analistas empiezan a tildar de insuficiente, mientras claman por paquetes de estímulo adicional.

El Gobierno del primer ministro Shinzo Abe eligió a Kuroda específicamente por su perfil contundente para comandar uno de los pilares más importantes de su programa de reforma económica.

Abe desató entonces la polémica por defender como necesaria una mayor coordinación entre el Ejecutivo y el Banco de Japón (BOJ) -algo que podría vulnerar la ley nipona- para fijar un objetivo inflacionario claro y activar un programa de flexibilización ilimitada hasta alcanzarlo.

Finalmente, Kuroda necesitó solo 15 días en el cargo para anunciar el paquete de estímulo más agresivo que ha activado jamás el país asiático.

El programa multiplicó la compra de deuda pública y activos de riesgo por parte del BOJ de cara a duplicar la base monetaria en dos años, lo que implica imprimir billetes a un ritmo inédito hasta ahora.

Hoy mismo, Kuroda insistió en un simposio en que la inflación "probablemente alcance el 2 por ciento interanual (el objetivo marcado por la entidad) a finales de este año o principios del siguiente" y que ya se ha cubierto la mitad del recorrido "marcado" tras su llegada al BOJ.

Y efectivamente, de marzo de 2013, cuando el IPC era negativo, a esta parte (en febrero los precios subieron un 1,3 por ciento) el itinerario de Kuroda y Abe se ha visto cumplido.

El factor primario detrás de esta tendencia han sido hasta ahora los movimientos en los tipos de cambio de las divisas que han debilitado al yen frente a las monedas de referencia.

No obstante, algunos analistas empiezan a dudar sobre la profundidad del impacto que tendrá en última instancia la apuesta del banco central nipón.

Algunos datos empiezan a preocupar, como el volumen de préstamos pendientes (que solo subió un 2,2 por ciento interanual en febrero) o el que los inversores nipones no hayan apostado fuerte por la compra de deuda extranjera.

Esto resulta desalentador cuando se tiene en cuenta que la compra masiva de deuda nipona perseguía potenciar el apetito por el riesgo.

Por otra parte, la caída de la moneda nipona no ha logrado fortalecer las exportaciones de Japón, que suponen en torno a un 15 por ciento de su PIB, tanto como esperaba la entidad.

Mientras se vislumbra ya el tope del efecto de este yen barato, el BOJ confía ahora en que la actual rigidez del mercado laboral y las subidas salariales anunciadas por varias de las principales empresas del país ayuden a acomodar la subida de precios que se persigue.

Sin embargo, una mayoría de expertos nipones consultados por los medios locales empiezan a creer que el banco central podría activar en verano un nuevo paquete de estímulo adicional.

En medio del runrún, en febrero el BOJ anunció una extensión de su programa para incentivar el crédito bancario, además de duplicar la escala de fondos del mismo de 3,5 a 7 billones de yenes (49.451 millones de euros), lo que contentó a inversores locales y ayudó al selectivo Nikkei a remontar su mala racha de principios de año.

No obstante, las expectativas para un nuevo estímulo monetario apuntan ahora a agosto como mes clave, ya que muchos analistas consideran que por esas fechas la entidad ya habrá podido establecer si su previsión sobre el consumo -que compone el 60 por ciento de la economía nipona- ha sido acertada o no.

El BOJ ha pronosticado hasta ahora que la subida del impuesto sobre el consumo prevista para el próximo 1 de abril minará el gasto de los nipones en los primeros meses antes de recuperarse progresivamente.

Si esas predicciones fallan, la opción de apostar por la flexibilización adicional tendrá muchas opciones de materializarse.

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