La convulsión y el cambio tranquilo

  • Conde Madrid, 13 sep.- La muerte repentina de Emilio Botín, el banquero que más ha innovado las finanzas españolas en las últimas décadas y que ha hecho del Santander uno de los mayores grupos financieros del mundo, ha provocado una convulsión que la entidad ha redirigido inmediatamente hacia un cambio tranquilo.

Carlos Serrano-Conde

Madrid, 13 sep.- La muerte repentina de Emilio Botín, el banquero que más ha innovado las finanzas españolas en las últimas décadas y que ha hecho del Santander uno de los mayores grupos financieros del mundo, ha provocado una convulsión que la entidad ha redirigido inmediatamente hacia un cambio tranquilo.

Su fallecimiento no podía considerarse el de un banquero más, puesto que Emilio Botín era el máximo dirigente de una institución con tal peso en las finanzas internacionales que su actividad tiene la capacidad de influir en las economías de amplias zonas geográficas.

Botín, hijo y nieto de banqueros, empezó a trabajar en la entidad en 1958, cuando tenía 24 años, como apoderado de los servicios centrales. Desde ahí fue asumiendo distintas responsabilidades hasta que en 1986 fue nombrado presidente del Banco Santander en sustitución de su padre.

Se convirtió así en uno de los pocos presidentes de un banco español que al mismo tiempo era su principal ejecutivo y su máximo accionista.

Desde entonces, su gestión podría resumirse en tres aspectos: aumento de los beneficios, crecimiento mediante compras y fusiones, y expansión internacional.

Por eso, la noticia del fallecimiento, dada a conocer a la mañana siguiente por el banco mediante un comunicado al regulador bursátil, provocó numerosas muestras de dolor y reconocimiento hacia su figura tanto en el mundo económico como en el político, el deportivo o el educativo.

Y no solo en España, sino también en América Latina, un continente donde el Santander tiene negocios que aportan el 51 % de los beneficios totales del grupo.

El Santander maniobró con rapidez para superar cuanto antes el estado de choque inicial en que le sumió la desaparición de su presidente y tan solo unas horas después reunió a su comisión de nombramientos y retribuciones y a su consejo de administración para designar a Ana Patricia Botín por unanimidad para desempeñar el puesto.

Ana Patricia Botín, la mayor de los hijos de Emilio Botín, se convierte en ese momento en la presidenta del Grupo Santander, un puesto al que ha accedido antes de esperado, pero para el que venía preparándose desde hace ya muchos años.

Para ello, ha desarrollado una amplia vida profesional desde que se licenció en Ciencias Económicas por la universidad estadounidense de Harvard.

Empezó en la Banca Morgan, donde dirigió el Área Latinoamericana y fue vicepresidenta de la entidad en España. Luego, en el Santander, desempeñó numerosos cargos y presidió Banesto hasta que en 2010 pasó a ser la número dos del Santander UK, la filial británica del grupo.

Pasado mañana, lunes, Ana Patricia Botín se enfrentará a su primer acto público como presidenta de este gran grupo financiero. Lo hará en la junta de accionistas extraordinaria que había sido convocada con anterioridad para aprobar una ampliación de capital que le permita comprar el cien por cien de su filial brasileña.

Una junta de accionistas que en principio iba a ser un mero trámite, necesario para cumplir la legislación vigente, pero que ahora ha cobrado un enorme interés por ser la primera ocasión en la que veremos a Ana Botín en el sillón de la presidencia.

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