La cuenca minera palentina vive con dolor la tragedia de león, pero "sin agachar la cabeza"

PALENCIA, 29 (SERVIMEDIA/ICAL)

Amargura, consternación y mucho dolor por la muerte de seis mineros ayer en el pozo Emilio del Valle en la localidad leonesa de Llombera de Gordón, pero sin permitirse el lujo de agachar la cabeza, porque “lo único que nos queda a los mineros es seguir luchando, volver al día siguiente al tajo para sacar adelante a nuestros hijos”. Así describe el responsable de Minería de UGT-Guardo, Carlos Mesa, cómo viven los mineros de la cuenca palentina el trágico accidente ocurrido en León.
“Hemos sufrido en nuestras propias carnes situaciones de muerte de compañeros. Es un trago muy amargo. Trasladamos nuestra solidaridad y dolor a los mineros de León y nuestro apoyo a las familias, pero no por ello agachamos la cabeza. Al día siguiente hay que levantarla para continuar en la lucha. Tenemos que seguir con la mente fría”, apuntó Mesa.
Y es que la situación de la minería en Palencia no permite un momento de respiro. Hoy, la cuenca palentina está presente en La Pola de Gordón, en la concentración convocada por CCOO y UGT y apoyando a los familiares de las víctimas, pero también continúa sentada a la mesa para negociar una salida lo menos traumática posible para los pocos mineros de interior que quedan en activo.
El ERE temporal para los 20 trabajadores (16 mineros y el resto personal administrativo) del pozo de Carbones San Isidro y María, en Velilla del Río Carrión, finalizó ayer; de no conseguir que la empresa presente otro, todos los empleados serán despedidos sin ningún tipo de indemnización. “Si se va a otro ERE, en mes y medio o dos meses se publicará el nuevo Plan Carbón y entonces los trabajadores ya podrán tener derecho a una indemnización cuando sean despedidos”, explicó Mesa.
PASANDO HAMBRE DE VERDAD
Para lo que ya no hay solución es para el cierre del único pozo que queda en activo en la provincia: las deudas acumuladas y la situación judicial de la empresa abocan a que San Isidro y María eche el cerrojo definitivo en el pozo de Velilla.
“A los mineros se les deben cuatro nóminas y las dos extras (más de 6.000 euros de media a cada uno) y algunas familias están pasando ya hambre de verdad; en las fiestas de Guardo se repartieron kits de comida y muchas no han tendido recursos para comprar los libros de texto”, indicó Mesa.
Recuerda que sobre Carbones San Isidro y María pesa una orden de embargo dictada por el Juzgado de Instrucción Número 2 de Cervera de Pisuerga para hacer frente a la responsabilidad civil del fallecimiento en accidente laboral del minero Ángel Pérez, ocurrido el 5 de abril de 2011. También tiene deudas con la Seguridad Social y Hacienda, lo que ha imposibilitado la llegada de las ayudas, que rondan los 300.000 euros. “Unas subvenciones que podrían llegar si la empresa paga a la Seguridad Social y Hacienda, pero que se las quedaría de forma cautelar el Juzgado, por lo que la continuidad de la actividad es imposible”, se lamentó el responsable de UGT.
Conscientes, tanto trabajadores como sindicatos y la propia empresa, de que el cierre es inevitable y con él el fin de la minería de interior en Palencia, todos sus esfuerzos se centran ahora en conseguir que dicho cierre sea lo más ordenado posible y que deje a sus trabajadores en la situación menos traumática posible.
TRASLADOS Y ERE
Junto a los de San Isidro y María, en la cuenca palentina hay otra docena más de mineros de interior, pero su situación no es mejor. Tras cerrar hace ya un año Uminsa el pozo las Cuevas, también en Velilla del Río Carrión, un grupo de mineros fue trasladado a Asturias, pero poco después la empresa presentó un ERE temporal que todavía está vigente. Su futuro, aseguró Mesa, no es nada halagüeño.
La única actividad minera que queda en una cuenca que hace medio siglo constituía la principal fuente de riqueza de toda la comarca se limita a los desmontes que lleva a cabo Uminsa y que hoy por hoy dan trabajo a una veintena de personas.

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