La estrecha relación entre Portugal y Angola se tambalea

  • Las recientes desavenencias entre Angola y Portugal amenazan con nublar sus relaciones, especialmente importantes para la antigua metrópoli, cuya depauperada economía se ha visto apoyada en los peores años de crisis por su excolonia.

Óscar Tomasi

Lisboa, 2 nov.- Las recientes desavenencias entre Angola y Portugal amenazan con nublar sus relaciones, especialmente importantes para la antigua metrópoli, cuya depauperada economía se ha visto apoyada en los peores años de crisis por su excolonia.

Viejos fantasmas que datan de la guerra de la independencia de Angola (1961-1975) volvieron a surgir en los últimos meses, después de que se conociera la decisión de la Justicia lusa de investigar a varias personalidades del país africano.

Esta misma semana, el Ministerio Público anunció en Lisboa el archivo del caso por supuesto blanqueo de dinero contra el fiscal general de Angola, Joao Maria Moreira de Sousa, una decisión que no ha servido, aparentemente, para reducir la tensión.

El vicepresidente angoleño, Manuel Vicente, el ministro Hélder Vieira Dias o el consultor del Gobierno Leopoldino dos Santos son otros de los dirigentes investigados por transferencias de dinero sospechosas a través de entidades financieras con sede en Portugal, de acuerdo con informaciones publicadas en la prensa lusa.

El jefe de Estado de la antigua colonia, Eduardo José Dos Santos, confirmó la aparición de serias grietas en la relación bilateral el pasado 15 de octubre.

"Con Portugal las cosas no están bien, ha habido divergencias y el clima político actual no aconseja la construcción de una asociación estratégica como la anunciada inicialmente", argumentó Dos Santos, padre a su vez de la considerada como la mujer más rica de todo el continente africano y con fuertes intereses en compañías lusas.

Desde el Ejecutivo angoleño, varias voces han hablado ya de que el país tiene otros socios potenciales que pueden sustituir a Portugal como aliado prioritario, como Sudáfrica, Brasil o China.

El Gobierno luso, de signo conservador, se ha esforzado en restar importancia a estos obstáculos e incluso su ministro de Exteriores, Rui Machete, pidió disculpas a las autoridades angoleñas por una investigación en la que, según dijo, "no hay nada digno de relevancia".

Las palabras de Machete levantaron polémica en Portugal y la oposición de izquierdas incluso llegó a pedir su dimisión.

La relevancia de las inversiones angoleñas en la economía lusa es más que obvia, tal y como dijo hoy a Efe el analista portugués António Pacheco, especializado en asuntos africanos.

"Hay una participación angoleña en la mayoría de grupos de comunicación portugueses, en empresas de telecomunicaciones, en la petrolera Galp, en algunas de las principales entidades financieras e incluso en varios clubes de fútbol", repasó Pacheco.

Angola es, además, el cuarto destino más importante para las exportaciones lusas de mercancías, con un valor de 3.000 millones de euros en 2012, solo por detrás de España, Alemania y Francia.

Portugal también depende del petróleo angoleño, que en lo que va de 2013 representa casi una tercera parte de todas sus importaciones de "oro negro".

"Hasta hace sólo seis o siete años había una desconfianza total entre los dos como herencia de la guerra", rememora Pacheco, quien considera el inicio de la crisis en Lisboa como el momento en que empezaron a reforzarse esos lazos.

En su opinión, movimientos opositores al presidente Eduardo José Dos Santos podrían estar detrás de las denuncias a altos cargos angoleños "aprovechando el sistema judicial portugués para penalizar" a inversores cercanos al jefe de Estado.

La pujanza económica de Angola y su creciente peso en la economía lusa ha seguido despertando inquietud en determinados sectores de la antigua metrópoli, que justifican esta postura por los niveles de corrupción y la falta de libertades que se viven en la ex colonia.

Pese a sus altas tasas de crecimiento y la abundancia de petróleo, diamantes y oro, el país sigue a la cola a nivel mundial en esperanza de vida (55 años) y presenta elevadas tasas de mortalidad infantil.

Aunque la mayoría de analistas lusos descartan la retirada de inversiones, también alertan de lo que puede perder Portugal a nivel económico si finalmente no encauza de nuevo su relación con Luanda en un momento de crisis como el actual.

"Para Portugal es muy negativo, si Angola cierra el grifo nos pondría las cosas aún más complicadas", admite Pacheco, quien considera significativo que ni en el Gobierno ni tampoco en la oposición lusa hayan aparecido voces críticas con Luanda.

"Nadie quiere comentar si Angola es o no corrupta -sentencia-, su dinero es necesario".

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