Todos los autónomos son conscientes de que el pasado 1 de enero de 2018 entró en vigor la Ley 6/2017 de 24 de Octubre de Reformas Urgentes del Trabajador Autónomo en aquellos apartados que aún no lo habían hecho. Pero, ¿afecta esto de alguna forma a los gastos que pueden deducirse los trabajadores por cuenta propia?
A pesar de los cambios, hay temas que no varían, por ejemplo, el hecho de que la actividad profesional que lleva acabo un trabajador autónomo implica inversiones o gastos necesarios que puede deducirse en sus declaraciones, tanto de IRPF como de IVA. Para poder llevar a cabo este proceso, hay tres condiciones imprescindibles que deben cumplirse con estos gastos.
Deben ser gastos que estén relacionados de forma directa con la actividad económica que desarrolla el autónomo. Es decir, este requisito deja fuera los gastos de la vida privada del trabajador por cuenta propia. Es posible que en algunos casos, la vinculación a la actividad profesional pueda generar dudas a la hora de justificar la relación, en ese sentido, puede orientarnos el siguiente requisito.
Los gastos deducibles deben estar perfectamente justificados. Es decir, las cantidades exactas deben presentarse mediante factura completa, con los datos que requiere la Ley. Aunque, en alguna ocasión, pueden valer recibos.
Es decir, que las facturas que se presentan estén debidamente registradas en los libros correspondientes de gastos e inversiones que exige Hacienda.
Parece sencillo a través de estas tres pautas distinguir cuándo se puede y cuándo no deducir un gasto. Sin embargo, por equivocación o con conocimiento de causa, la deducción irregular constituye uno de las infracciones más frecuentes cometidas por autónomos. De tal forma que, para evitar estas en el punto de mira de los inspectores, conviene tener muy presentes los tres criterios establecidos por la Agencia Tributaria para la deducción de gastos.
Por eso es importante tener presente detalles como que tickets o facturas simplificadas no son deducibles, debido principalmente a que no permiten identificar quién ha realizado el gasto. De ahí la costumbre de la mayoría de autónomos con experiencia a pedir factura en al echar gasolina al coche, acudir a una reunión de negocios en un restaurante, viajar en taxi… o cualquier actividad que guarde relación con su negocio.
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