Los bancos centrales preparan políticas divergentes por escenarios distintos

  • Los grandes bancos centrales del mundo contemplan para un futuro próximo políticas monetarias divergentes que responden a las diferentes situaciones económicas de sus países, según dejaron entrever en un simposio celebrado hoy en París.

París, 7 nov.- Los grandes bancos centrales del mundo contemplan para un futuro próximo políticas monetarias divergentes que responden a las diferentes situaciones económicas de sus países, según dejaron entrever en un simposio celebrado hoy en París.

La directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, esbozó un panorama macroeconómico global "mediocre", en el que el potencial de crecimiento, a medio y largo plazo, se ha visto amputado con los efectos duraderos de la crisis.

En un simposio con gobernadores de algunos de los grandes bancos centrales del mundo, Lagarde hizo hincapié en lo "frágil" de la recuperación económica y en su dimensión "desigual" y "fragmentaria", con tres grandes zonas marcadas por su ritmo de crecimiento anual del 1 %, el 3 % y el 5 %, respectivamente.

Entre los rezagados figuran en particular la zona euro y Japón, pero también dos de los grandes países emergentes, Rusia y Brasil, que "en el mejor de los casos" llegarán a esa progresión del 1 % de su Producto Interior Bruto (PIB) en 2015.

La directora del FMI dijo que para hacer frente a esta situación, en particular a la amenaza de deflación en la eurozona, hay que utilizar todos los dispositivos posibles, lo que incluye las políticas monetarias, pero también "una política presupuestaria calibrada" y reformas estructurales que mejoran la competitividad.

Lagarde respaldó el enfoque presentado ayer por el Banco Central Europeo (BCE), que mostró su disposición a recurrir a instrumentos no convencionales y a llegar incluso a la compra masiva de deuda soberana.

Pero en paralelo reiteró, en alusión sobre todo a Alemania, el mensaje de que los países que disponen de margen presupuestario deben utilizarlo para hacer inversiones "a condición de que sean necesarias".

El miembro del directorio del BCE Benoît Coeuré, que sustituyó en el simposio al presidente del banco emisor, Mario Draghi, dijo que su impresión es que la política monetaria de la eurozona va a diferenciarse de las de otras zonas avanzadas del mundo.

Algo que pesará en la cotización de las divisas, en un movimiento que ya ha quedado en evidencia en los últimos meses con la depreciación del euro frente al dólar.

La presidenta de la Reserva Federal estadounidense, Janet Yellen, por su parte indicó que, conforme en su país la situación vuelve a la normalidad, las políticas monetarias deben también hacerlo y que la institución que dirige "va a esforzarse en comunicar de forma clara" como forma de minimizar los riesgos.

Previamente, había hecho notar que, si es preciso, los bancos centrales deben estar dispuestos a recurrir a medidas no convencionales para tirar de la demanda, algo que ya hizo su institución.

Ésa fue una de las conclusiones que destacó Yellen al hacer balance de las enseñanzas que se pueden sacar de la crisis financiera global, al igual que "los gobiernos deben mejorar su saldo presupuestario en los años buenos" para amortiguar el déficit que acumulen en los malos.

También aludió a los esfuerzos de consolidación que lleva a cabo la Reserva Federal para impedir riesgos sistémicos y cómo la estabilidad financiera contribuye a ese objetivo.

El gobernador del Banco de México, Agustín Carstens, consideró que un país emergente como el suyo debe tener en cuenta la "mediocre" evolución que el FMI augura para las economías más avanzadas con el efecto que tendrá, por ejemplo, para apuntar a la baja los precios de las materias primas.

A juicio de Carstens, es una buena razón para que los mercados emergentes se centren en "ofrecer resistencia a los (eventuales) choques financieros" con "una política monetaria defensiva", que se asiente en la preservación de la estabilidad y de "una débil inflación".

Se trata igualmente -añadió- de "evitar ajustes desordenados de los tipos de interés" y todo ello "con las menores intervenciones posibles de las autoridades".

Para Carstens, a esa política monetaria debe añadirse otra presupuestaria que sea "entre neutra y ajustada" porque, dada la actual coyuntura macroeconómica, habrá menos flujos financieros interesados en deuda soberana de largo plazo para financiar el déficit.

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