La sequía ha marcado la última temporada en el campo y sus efectos se han hecho sentir en las estanterías de los supermercados, donde las etiquetas reflejan la subida de los precios que ha sido del 10,5% para el mes de agosto, según ha recogido el INE. Este martes el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, ha hecho gala de los esfuerzos destinados por el Gobierno a paliar esta situación, que suman algo más 4.000 millones de euros si nos remontamos a marzo de 2022. Sin embargo, desde la cartera también admiten que la capacidad de estos millones de frenar el auge de los precios de los alimentos en origen es escasa y apuntan a la meteorología como principal responsable de su evolución.
El foco del Gobierno se ha desplazado, dan por perdida la batalla de precios en el corto plazo y en su lugar, se centran en compensar los costes de los agricultores para que no se vean obligados a dejar su explotación y echar el cierre, según trasladan fuentes del Ministerio. Esto tendría consecuencias dramáticas no solo para este, sino también para los años venideros. Precisamente en esta dirección se encaminaba el último paquete aprobado por el departamento en el mes de mayo -a las puertas de las elecciones autonómicas- dotado con algo más de 636 millones en ayudas directas para los sectores ganaderos cárnico y lechero, la agricultura y la apicultura.
Según los datos compartidos por el Ministerio de Migraciones, Seguridad Social e Inclusión, a último día de agosto había en España 259.603 trabajadores autónomos y 83.436 asalariados en activo en el sector primario (agricultura, ganadería, caza, silvicultura y pesca). Si se compara con el dato del mismo periodo de 2022, se observa que el número de autónomos del sector primario se ha reducido prácticamente en la misma proporción (-2.308) que ha crecido el número de trabajadores del régimen general (2.480). Mientras que en agosto de 2021 -el último antes de la invasión rusa de Ucrania- ambos datos eran inferiores, había 51.700 trabajadores por cuenta propia y 257.300 empleados.
Para poner estas cifras en contexto, el total de trabajadores que desempeñaban su actividad en el sector primario suponían el 3,6% del total de ocupados en el segundo trimestre, según los datos recopilados por la Encuesta de Población Activa (EPA). Si bien, su peso es especialmente significativo en regiones como Murcia, donde este porcentaje asciende al 12% o Extremadura donde llega al 9,3%, aunque lo cierto es que la actividad resulta fundamental para el abastecimiento de todo el país y satisfacer la demanda extranjera.
En 2020 -último año en el que se ha realizado el censo agrario- había 914.871 explotaciones agrarias, lo que supone una reducción cercana al 30% respecto a 1999 cuando la cifra total superaba los 1,2 millones. A la espera de conocer los datos actualizados, todo apunta a que esta cantidad ha continuado reduciéndose en los últimos tres años, en los que no solo la sequía, sino el incremento de precios de los fertilizantes, las semillas y la energía han golpeado especialmente al campo. La introducción de nuevas tecnologías ha incrementado la productividad de cada explotación pero no ha evitado que su aportación al PIB también se haya recortado hasta suponer un 2,4% en 2022.
Los precios de los alimentos no dejan de subir
"El contexto es de precios altos" ha admitido Planas al referirse a la preocupación por el precio del litro de aceite de oliva, que supera los ocho euros en prácticamente todos los puntos de venta al consumidor final. El ministro ha trasladado que la producción de oliva ha sido considerablemente inferior a la de temporadas pasadas, si bien ha dejado una puerta abierta al optimismo sobre los efectos que pueden tener las lluvias registradas en las últimas semanas en buena parte del país. El responsable de Alimentación ha valorado que es demasiado pronto para evaluar su impacto, algo que harán en octubre, pero ha deslizado que podría reducir los precios del aceite.
El azúcar y el arroz son los dos productos básicos que empujan al alza el precio de la cesta de la compra desde hace meses -una vez moderado el de los productos lácteos- sin embargo, desde Agricultura evitan aventurar cuál será su evolución, ya que España opera como un consumidor más en los mercados internacionales. Si bien, admiten que el volumen producido en el último año es escaso y en privado, apuntan a que los precios se mantendrán elevados en consecuencia. España también dependerá de la oferta internacional para la compra de cereales, ámbito en el que la producción nacional ha sido escasa pero no la de los países con mayor volumen, por lo que esperan que en este caso los precios serán asequibles.
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