Conciertos en vivo, verbenas animadas, barbacoas al aire libre, romerías tradicionales...la llegada de los meses de agosto y septiembre no sólo se vincula a los periodos más cálidos del año o, en el caso de septiembre, a la 'vuelta al cole'. También marca la preparación de los ayuntamientos de los pueblos para organizar las fiestas de fin de verano. A pesar de que cada municipio maneja sus propios recursos para estas celebraciones, los gastos asociados a las fiestas populares comparten similitudes a la hora de diseñar los eventos.
Así, cada año se conservan al menos tres de las tradiciones arraigadas en este tipo de fiestas, más conocidas como "las fiestas del pueblo", en las que los principales protagonistas son los encierros acompañados de charangas, la competición de juegos entre peñas y los conciertos nocturnos al aire libre. Entre estas costumbres, el negocio de las orquestas experimenta una transformación, ya que "durante todo el año esperan la llegada de esta temporada para impulsar su facturación", según afirma a La Información José Esquivias, director de Leader Producciones.
De manera adicional, a raíz del período de inactividad ocasionado por la pandemia, numerosas orquestas se encontraron "completamente paradas durante más de un año", según señala Esquivias. Esto ha generado una escasez en la oferta del mercado, que hasta el momento no ha logrado recuperarse debido a la constante escalada de los precios en los carburantes, la luz, el gas y los productos de primera necesidad como, los alimentos, por lo que se han visto presionadas a elevar sus precios entre un 10 y 15% más durante esta nueva temporada.
Más de 30.000 kilómetros para llegar a todos los pueblos
Frente al escenario anterior y como resultado de la baja oferta de los grupos de orquesta, han surgido dos nuevos patrones de comportamiento. Por un lado, los pueblos han experimentado un aumento en la demanda de discomóviles, "aunque esto no implica una sustitución completa de los músicos", aclara Esquivias. Y, por otro, las propias orquestas han optado por "incrementar sus tarifas entre un 10 y un 15%", situándose en un rango que oscila entre los 3.000 y los 15.000 euros, dependiendo de factores como la fecha, el número de integrantes, la localidad y la producción, informan desde la organización.
Los eventos organizados por compañías como Leader Producciones, como es el caso de José Esquivias, responsable de la coordinación de orquestas, discomóviles y espectáculos en Guadalajara, revelan que durante los meses de agosto y septiembre, cuando la demanda de orquestas alcanza su punto máximo, se anotan cerca de 40 fechas en toda España. En este tiempo, los músicos recorren aproximadamente 30.000 kilómetros para llegar a los diversos municipios. Según explica el director de la empresa, "una vez que han finalizado su presentación, los artistas se retiran al hotel hasta el día siguiente, cuando se dirigen a otro pueblo, todo dentro del marco de descanso establecido por cada conjunto", señala.
El 80% de los miembros de la orquesta están pluriempleados
A lo largo del año, los miembros de las orquestas se dedican a ensayar preparándose para la temporada estival. Para algunos, esta labor coincide con múltiples empleos, requiriéndoles equilibrar sus responsabilidades laborales con las prácticas. Según el director de Leader Producciones, quien supervisa la gestión de estas agrupaciones, "alrededor del 80% de los integrantes de las orquestas mantienen al menos dos trabajos, los cuales deben armonizar con sus compromisos musicales incluso pidiendo vacaciones", resalta. No obstante, aquellos con mayor renombre y un nivel profesional más destacado optan por centrarse de lleno en la orquesta, ya que, como sostiene Esquivias, "deben presentarse en numerosas ocasiones a lo largo del año".
A pesar de ello, a lo largo del año también surgen otro tipo de fiestas que captan la atención de estos músicos, como las festividades navideñas, el Año Nuevo y los Carnavales. Estos eventos, que la mayoría de los ayuntamientos afrontan con un presupuesto designado para celebraciones, que suele ser de 50.000 euros, incluyen la asignación de recursos para orquestas, discomóviles y celebraciones taurinas, según subraya Alberto Cortés, alcalde de Valedeaveruelo, localidad de Guadalajara.
La inacción de las orquestas disminuye la oferta
Echando la vista atrás, la pandemia del coronavirus dejó una huella en la industria del entretenimiento, transformando radicalmente la forma en que se celebraran los eventos: "Estuvimos un año entero sin hacer absolutamente nada", aseguran desde Leader Producciones. Durante el primer año de la crisis, el silencio se apoderó de los escenarios mientras las restricciones obligaban a la cancelación de actividades en vivo. Sin embargo, "a partir del segundo año, hubo un resurgimiento gradual; con el público en asientos separados, surgieron espectáculos cautivadores como magos y monólogos, reavivando la chispa de la creatividad en medio de la adversidad que también se vivía en los pueblos", recuerda Esquivias.
Fue el año pasado cuando el telón finalmente se alzó para revelar una imagen de normalidad en este tipo de espectáculos. La gente tenía "muchas ganas de fiesta", indica Esquivias, y abrazó con entusiasmo la reapertura total de eventos. El apoyo gubernamental demostró ser un salvavidas crucial para la industria del entretenimiento: "Las ayudas proporcionadas por el Estado, la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha y el Ayuntamiento de Guadalajara permitieron a los organizadores mantener la llama encendida, garantizando que la cultura y el espectáculo perseveraran a pesar de las dificultades financieras", apostillan.
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