Tras el portazo al PP

El PNV guarda silencio sobre sus líneas rojas a la espera de que se negocie la Mesa

El PSOE ha aplazado las conversaciones sobre la posible investidura de Pedro Sánchez hasta después del 17 de agosto, día en el que se constituyen las Cortes y se votarán los integrantes del órgano que controlará los tiempos.

Aitor Esteban
El PNV guarda silencio sobre sus líneas rojas a la espera de que se negocie la Mesa. 
EUROPA PRESS

La negativa del PNV a sentarse a negociar una posible investidura de Alberto Núñez Feijóo con el Partido Popular reduce las posibilidades de evitar una nueva convocatoria electoral al pacto del PSOE con todos los grupos nacionalistas. Dentro de esta aritmética, los escaños de Junts que suma un total de siete y del PNV, que cuenta con otros cinco, cobran una especial relevancia por ser los más difíciles de situar en el espectro izquierda-derecha, sobre todo el primero, y haber pactado históricamente tanto con dirigentes socialistas como 'populares'. El partido de Carles Puigdemont ha dejado claras sus demandas para apoyar una posible investidura de Pedro Sánchez -difíciles de asumir para los socialistas- pero, los nacionalistas vascos han optado por el silencio y descartan pronunciarse sobre sus líneas rojas para favorecer esta investidura.

A pesar de que el futuro Gobierno de España pende de los consensos que puedan alcanzar los representantes del PSOE y los partidos nacionalistas, lo cierto es que la formación de Sánchez ha pospuesto estas negociaciones para priorizar la búsqueda de acuerdos para los puestos de la Mesa de Congreso, como confirman fuentes del partido. La vista está puesta en el próximo 17 de agosto, día en el que se constituyen las Cortes Generales y se designarán los 10 integrantes del órgano rector de la Cámara Baja. El reparto de sillones es especialmente relevante para los socialistas, que a pesar de dar por sentado que el Partido Popular se hará con la presidencia del Senado -donde tiene mayoría absoluta- tratan de pelear por el asiento principal del Congreso, ya que esto será clave para controlar los tiempos de la investidura y después, en el caso de que esta prosperase, agilizar o paralizar las iniciativas de los grupos y del Gobierno. 

Los principales dirigentes de estas formaciones disfrutan de un descanso estival, sin embargo, los contactos entre los grupos avanzan dado que para esta votación los cálculos tienen que ser medidos al milímetro. Los diputados son los encargados de escribir los nombres en papel y después depositarlos en la urna, lo que hace que ante un hemiciclo tan dividido cualquier error pueda inclinar la balanza hacia que sea el PP quien controle la tercera institución del Estado. En este 'encaje de bolillos' el apoyo de los grupos nacionalistas también resulta fundamental, por lo que los socialistas no descartan cederles uno de estos puestos, mientras que el portavoz de sus socios de Sumar, Enrique de Santiago, no descarta que incluso la presidencia recaiga en perfiles de las formaciones independentistas. 

Una vez superado este trámite, dará comienzo la ronda de contactos del Rey Felipe VI con las diferentes formaciones, periodo en el que se espera que se aceleren las conversaciones para formar una mayoría parlamentaria que sustente un nuevo gobierno integrado por PSOE y Sumar. Los socialistas no parecen tener reparo en apurar los plazos, mientras permanece en el aire la incógnita se presentará a la sesión de investidura si así se lo pide el monarca. El partido de Sánchez sopesa vías para rebajar las peticiones de Junts -amnistía, referéndum de autoderminación y condonación de la deuda del FLA- al tiempo que los de Yolanda Díaz tratan de calmar las diferentes voces dentro de su grupo para hacer un frente común de negociación. 

El PNV pide una "propuesta programática"

En este contexto, el PNV se mantiene cauto y casi ha limitado sus intervenciones públicas a un escueto tweet en el que recordaba que el Euzkadi Buru Batzar -comité ejecutivo nacional del partido- había tomado la decisión el día posterior a las elecciones de no iniciar conversaciones con Feijóo de cara a facilitar su investidura. El dirigente del partido, Andoni Ortuzar, advertía en la semana posterior a la cita electoral en una entrevista en Radio Euskadi de que sabían lo que era firmar un acuerdo con Pedro Sánchez y lo que es no cumplirlo, por lo que instaba al presidente en funciones al ser el que pusiese la "propuesta programática" sobre la mesa, aunque advertía que en estas conversaciones se debería contemplar el "encaje nacional de Euskadi y Cataluña". 

El PNV ha operado como muleta de Sánchez desde que su apoyo fue fundamental para que prosperase la moción de censura presentada a Mariano Rajoy, al tiempo que ha marcado distancias con el PP y ha sido muy crítico con los acuerdos alcanzados por la formación de Feijóo con Vox, ya que tiene la vista puesta en las elecciones autonómicas del próximo año en los que medirá su poder con EH Bildu. Esto hace que el acuerdo con el PNV parezca más fácil de alcanzar que el pacto con Junts, a pesar de que los socialistas no parezcan dispuestos abordar algunas de las cuestiones comprendidas en el programa de los nacionalistas vascos como el traspaso de la gestión del régimen económico de la Seguridad Social, que quedó pendiente tras una primera conversación mantenida entre el Gobierno Vasco y el central. 

El ministro José Luis Escrivá aseguró en una entrevista en 'La Sexta' que esta era una competencia estatal "y seguirá siendo así". El responsable de la cartera de Seguridad Social hizo referencia a varias sentencias del Tribunal Constitucional en las que se abordaba esta cuestión, por lo que descartó que fuese a ser uno de los puntos clave en esta negociación. Sin embargo, fuentes socialistas rechazan entrar a valorar si esta postura es compartida por todo el partido o responde a la opinión personal del ministro, al tiempo que fuentes cercanas a los diputados del PNV ponen énfasis en que se trata de una "demanda histórica" que debe ser abordada por el Ejecutivo central. 

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