Predestinada

  • La recogida de beneficios, el menor crecimiento en países relevantes para la economía mundial y las dudas existentes sobre la reestructuración de la deuda griega condicionaron esta semana, que se saldó con el peor resultado del año, una caída del 3,28 por ciento.

Raimundo Díaz

Madrid, 10 mar.- La recogida de beneficios, el menor crecimiento en países relevantes para la economía mundial y las dudas existentes sobre la reestructuración de la deuda griega condicionaron esta semana, que se saldó con el peor resultado del año, una caída del 3,28 por ciento.

La combinación de estos tres factores generales, más alguno propio, como la incidencia del nuevo objetivo de déficit público español del 5,8 por ciento del PIB en 2012, precipitaron la mayor bajada semanal desde mediados de diciembre.

Las bolsas internacionales continuaban en niveles elevados y necesitaban aligerar sus mochilas -Tokio gana el 17,5 por ciento desde comienzo de año; Fráncfort, el 16,5 por ciento, y el índice SP 500 de Wall Street, el 9 por ciento-.

Coincidía esta apetencia con la excusa por antonomasia de los últimos tiempos: "la cuestión griega", en este caso vinculada a la reestructuración de su deuda y al grado de aceptación de la quita, que podría desencadenar la declaración de quiebra del país y generar cuantiosos costes a la banca de inversión, fundamentalmente estadounidense.

También se encontró en esta encrucijada con la revisión a la baja de las previsiones del PIB de China para este año, que pasan del 8 al 7,5 por ciento, y con los datos de crecimiento de la actividad de de Brasil y China del ejercicio pasado, el 2,7 y el 2,3 por ciento, respectivamente, menos de lo esperado.

Hubo que añadir malos datos de actividad en el sector servicios europeo y que el PIB de la zona del euro cayó el 0,3 por ciento en el último trimestre el año pasado.

Así, la bolsa fue sumando pérdidas durante cuatro sesiones -el martes registraba la mayor caída desde del año, el 3,39 por ciento, y el miércoles concluía en el mínimo del ejercicio, 8.161,80 puntos- y ni los datos de empleo estadounidenses o el acuerdo sobre la quita de la deuda griega le sirvieron de estímulo.

Tan predestinado estaba el mercado que entre las empresas del principal indicador del parqué nacional, el IBEX 35 -compuesto provisionalmente por treinta y seis compañías-, bajaron veintiocho, subieron siete y repitió cotización una, Bolsas y Mercados Españoles.

La mayor caída correspondió a Sacyr, el 10,5 por ciento, después de romper un soporte -precio que frena las ventas-, en tanto que Red Eléctrica bajó el 8,56 por ciento por los cambios tarifarios que proponen para el sector, y Abengoa, el 7,33 por ciento, por motivos similares que la compañía eléctrica, aunque en este caso referidos a las primas de las energías renovables.

Gamesa consiguió el principal avance, con una alza del 2,2 por ciento, por la venta de cuatro campos eólicos en los Estados Unidos; DIA se revalorizó el 2,02 por ciento por informes favorables, y Grifols, el 1,98 por ciento.

Todos los grandes valores bajaron esta semana: BBVA, que ha adquirido a Unnim, el 5,25 por ciento; Repsol, a pesar de que el petróleo Brent avanzó hasta 126 dólares, el 4,24 por ciento; Banco Santander, el 3,76 por ciento; Iberdrola, el 3,35 por ciento, y Telefónica, el 2,53 por ciento.

La próxima semana, en la que el IBEX partirá de 8.282,70 puntos, los inversores estarán pendientes de la reunión sobre los tipos de interés de la Reserva Federal -banco central estadounidense-; del encuentro de las autoridades europeas -Eurogrupo y Ecofín- y de estadísticas como la confianza empresarial alemana y del vencimiento de derivados del viernes.

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