Ricard Fornesa, el hombre que puso el alma social en el epicentro de La Caixa

  • De talante afable y una enorme humanidad en consonancia con su corpulencia física, Ricard Fornesa, fallecido hoy en Barcelona a los 82 años, fue el hombre que en el cambio de siglo tomó las riendas de La Caixa, a la que imprimió el alma social que hoy día es un sello de la entidad financiera.

Leandro Lamor

Barcelona, 1 mar.- De talante afable y una enorme humanidad en consonancia con su corpulencia física, Ricard Fornesa, fallecido hoy en Barcelona a los 82 años, fue el hombre que en el cambio de siglo tomó las riendas de La Caixa, a la que imprimió el alma social que hoy día es un sello de la entidad financiera.

Hombre "Caixa" de toda la vida, no quiso ser un presidente de transición entre Josep Vilarasau e Isidre Fainé, sino que, desde el primer momento de llegar a la presidencia de La Caixa, adivinó que tocaba volver a las raíces de la entidad y potenciar a través de su fundación la obra social y la atención a las personas.

Porque cuando Fornesa llegó a la cima de La Caixa ya era un ejecutivo con perfil propio al frente de Aguas de Barcelona, una compañía a la que, como suele decirse ahora, dedicó parte de "los mejores años de su vida", consolidando un grupo internacional pionero en la expansión latinoamericana.

Sus colaboradores recuerdan que llegaba al despacho antes del amanecer y nunca se sabía cuando acababa la jornada. Pero esta dedicación no le impidió estar siempre bien informado de lo que se cocía en el resto del grupo financiero y de todo lo que acontecía en la vida social y política de Cataluña y España.

Buen conversador, culto y de trato amable, conocía a los periodistas por su nombre y siempre tenía a mano un comentario agradable o una lección "exprés" de gestión fruto de su experiencia en mil batallas empresariales.

Su trayectoria profesional fue en paralelo a la de La Caixa, desde sus orígenes a su posterior evolución hasta convertirse en una entidad bancaria, pasando por la presidencia de Criteria -la antigua división industrial de la entidad-, de la Fundación Agbar, de Adeslas y de VidaCaixa Grupo.

También fue un hombre de compromiso con la sociedad civil catalana como miembro del Círculo de Economía o del Círculo del Liceo, y estuvo ligado a la Cámara de Comercio, Industria y Navegación de Barcelona, a Fomento del Trabajo y a Acción Empresarial de la CEOE.

Fue uno de los hombres de máxima confianza de Josep Vilarasau desde los tiempos del colegio, cuando compartían pupitre en La Salle Bonanova, y como el segundo adoraba la prudencia y la discreción a la hora de manejar los negocios.

Quienes le conocían bien aseguran que era partidario de delegar, pero siempre teniendo la última palabra, asumiendo la máxima responsabilidad. Y no se equivocaron, porque Fornesa supo imprimir su propio estilo ejecutivo por donde pasó.

Hombre riguroso y austero, era padre de seis hijos y un amante de la jardinería como fórmula para librarse de la tensión. No en vano la antigua sede de Aguas de Barcelona contaba con un espectacular invernadero que le servía de inspiración.

También fue un hombre de consensos y de pactos, defensor de las empresas de servicio y de los acuerdos entre compañías complementarias para ganar dimensión.

En resumen, un "hombre Caixa" cien por cien, como recordaba hoy el presidente de la entidad, Isidre Fainé, quien no ha dudado en destacar que si La Caixa ha llegado a ser lo que es hoy, ha sido "gracias al trabajo -diario, continuado, silencioso- del presidente Fornesa, desde su llegada a la entidad en 1977".

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