No solo la luz: la gasolina registra su precio más alto de los últimos 7 años

La nueva factura de la luz que ha entrado en vigor este mes de junio -y que llegó con el objetivo de que el sistema resultase mucho más eficiente y sencillo para los clientes, de modo que los consumidores pudiesen optimizar su recibo ajustándose al uso real que hacen de la electricidad- además de generar una enorme controversia (no solo entre los consumidores, sino también en el propio seno del Gobierno), ha supuesto un incremento histórico del precio, hasta tal punto de que ahora mismo España es el país con el recibo más caro de toda Europa. Pero no es el único gasto que vaciará aún más los bolsillos de los españoles. Ahora se suma la gasolina. 

Y es que en la primera semana de junio, el precio de la gasolina ha registrado su nivel más alto en los últimos 7 años. Lo hace, además, a las puertas del verano, cuando se espera un considerable incremento de desplazamientos, a juzgar por las reservas turísticas y también, por los bajos niveles de incidencia del virus, gracias a la campaña de vacunación. 

Los datos hablan por sí solos. Según las estadísticas del Boletín del Petróleo de la Comisión Europea, el precio de la gasolina ha subido hasta los 1,36 euros por litro, el más alto desde octubre de 2014, cuando llegó a costar hasta 1,4 euros por litro. En la práctica, esto significa que llenar un depósito de 60 litros cuesta alrededor de 80 euros, un 23% que hace un año. 

Por qué sube ahora así la gasolina

A decir verdad, este incremento del precio de la gasolina no pilla por sorpresa para los expertos, que coinciden que, ante la falta de demanda, no se espera que baje en un tiempo. "Esto va a ir a mucho peor", reconoce a 20 minutos, Antonio Turiel, científico del CSIC y experto en el mercado petrolífero. 

Explica Turiel a 20 minutos que, esto se debe a que el crudo convencional lleva en caída libre desde 2005, por lo que cada año se produce menos, porque "los recursos se están agotando". Y es precisamente esta escasez la que está obligando a las empresas a producir combustible empleando sustancias alternativas, lo que por ende "se traduce en un incremento de los costes de producción".