En el transcurso de la historia naval española, hoy se escribe un capítulo significativo con la entrega del submarino S-81 Isaac Peral por parte de Navantia, la empresa pública encargada de su desarrollo. Este proyecto, forjado en la década de 1990 y materializado oficialmente en 2004 con un presupuesto inicial de 2.300 millones de euros, marca el debut de España en el diseño y construcción independiente de un submarino.
Los desafíos del S-80: el peso, la punta del iceberg de los problemas
El programa S-80, del que el S-81 es el primero de cuatro submarinos, ha enfrentado desafíos considerables. Los problemas comenzaron a surgir en 2012 con un exceso de peso del submarino, evidenciando la necesidad de un enfoque más adaptado al diseño de submarinos, comparables en complejidad a la tecnología aeroespacial. Esta situación llevó a la colaboración con la empresa estadounidense Electric Boat y a la adopción de un modelo de ingeniería de sistemas de la NASA.
Tras esta reconfiguración, el proyecto pasó a ser conocido como S-80 plus. Una revisión en 2016 confirmó la viabilidad del rediseño, salvando el proyecto de una posible cancelación. Con un aumento en el techo de gasto aprobado en 2018, el S-81 Isaac Peral se convierte en una realidad tangible, preparado para iniciar su fase de pruebas operativas.
¿Qué es el S-81?
El S-81, que mide 80,8 metros de eslora y tiene un desplazamiento de casi 3.000 toneladas, representa un avance tecnológico significativo. Su diseño enfatiza la autonomía, la discreción, la automatización y la seguridad. Con capacidad para misiones variadas y un sistema de armas avanzado, el submarino se destaca dentro de la flota no nuclear de la OTAN.
Una de las características más innovadoras, el sistema AIP (propulsión independiente del aire), no estará presente inicialmente en el S-81 ni en el S-82, pero se espera su incorporación en futuras actualizaciones y en los modelos subsiguientes.
El futuro
Este hito posiciona a España en un grupo selecto de naciones con capacidad para diseñar submarinos y abre puertas para futuras exportaciones. Aunque el interés internacional es evidente, la venta a otros países dependerá de la operatividad comprobada del submarino.
